capítulo 23: café sobre mi camisa.

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     No quedaba muy lejos la cafetería donde trabajaba Sofia, así que pude caminar con tranquilidad, dejando de lado el terrible dolor en mi tobillo. Empujé la puerta del local, el sonido de la campanilla se hizo presente. Algunos que estaban allí alzaron sus miradas hacia mi y luego me ignoraron por completo,

    Busqué con la mirada a la pelinegra. Bingo, se encontraba en la barra entregando un café a otra chica. De fondo, sonaba una canción animada, las típicas de una cafetería para "adolescentes". Me acerqué con una sonrisa hacia ella, tardó unos segundos en darse cuenta que estaba allí. Se veía adorable con su uniforme con camisa blanca y pantalones beige y y delantal de seda color verde.- Hey.

    —¡Hola! Espera me falta poco para terminar mi turno ¿Quieres algo? —Dijo sin quitar su sonrisa. Asentí ante su pregunta, y me senté en los puestos que se encontraban en frente de la barra.

    —¿Cómo va todo? ¿Fuiste a casa de Rodrick? —Se giró para preparar la bebida— Más o menos, me contó que lo castigaron por la fiesta y no podrá participar en el concurso con la banda. Está fatal... Me siento terrible por él, si pudiera hacer algo para que pudiera seguir, lo haría. —Sofia se giró y enseguida hizo una mueca de disgusto.— Oh, me imagino... Probablemente vaya otro día con Sam y le llevo algo para levantarle un poco el ánimo. ¿Sabes si el vendrá mañana a la escuela?

    Me alcé de hombros.— No tengo idea, pero... —No pude terminar mi frase ya que una señora se levantó de su silla de manera brusca y caminó hacia Sofia. Sofia sirvió el Latte en un vaso.

    —Me serviste mal la orden. Igual una adolescente como tú que va a saber trabajar en un lugar como estos. —Aofia levantó su mirada hacia la señora, como si esta pudiera matar a aquella señora.— ¿Disculpa?

    Miré a la señora con el ceño fruncido.- Aprende a trabajar, y a recibir bien las órdenes. Te pedí Espresso, no un Macchiato. —Tiró la taza de café, haciendo que el café que estaba en su interior saliera volando hacia mi. La bebida caliente hizo que diera un pequeño gemido de dolor. — ¡Mierda!

    —Primero, usted aprenda a respetar. Segundo, usted me pidió un maldito Espresso, en la factura aparece, y último, sal de la maldita tienda. —Sofia salió detrás de la barra, mientras que la señora la miraba perpleja.

    —Pero, dame el dinero. La generación de hoy en día no respeta... —Susurró lo último, pero aún se pudo escuchar. Se cruzó de brazos esperando a que Sofia dijera algo, Me levanté de la silla y la miré de la peor manera que pude.— No te voy a devolver nada. Acabas de gastarlo tirándolo encima de una cliente. Sal de la puta tienda antes que sea peor y vete a la mierda. —Sofia le señaló a aquella amargada señora la salida, con cara de indignación tomó su bolso y se retiró de allí. Todos allí se quedaron mirando perplejos.

    Sofia se giró y con facciones de preocupación dijo:— Lo lamento tanto linda, Se me salió de las manos. Dios, discúlpame. Te llevaré en seguida a tu casa, solo espera a que llegue mi compañero. —Tomó unas servilletas y me las entregó para pasarlas por mi camisa.— No, está bien. No es tu culpa, solo de esa maldita señora.

   Un hombre pasó por la puerta con el mismo uniforme que Sofia.— Menos mal que llegas, debo irme. Una señora acaba de armar un escándalo y regó el café en ella.

    —¿Qué?

    —Si. Adiós.

    Sofia agarró su bolso que estaba en un cajón cerca de la caja registradora y caminamos hacia la salida.— Wow, que día tan ¿complicado? —dijo esta. Sonreí y abrí la puerta de su auto color negro que estaba completamente limpio.— Demasiado.

    Subí en él, y luego de unos segundos esta lo hizo.— ¿Quieres música o dejo la radio apagada? —Encendió su carro con su llave llena de llaveros de todo tipo.— Con la radio está bien. —Tocó el botón de la radio, y enseguida apareció una canción movida con claramente la voz de Adam Levine.

   —Así que... Tocas el bajo ¿Desde cuando? —El auto empezó a andar. Dejé mi Skate en la parte trasera y hablé:— Si, desde hace unos ¿Tres años? Aunque me ha interesado desde muy chica, mi padre amaba la música Rock, y pues me interesó mucho. —Asintió con una sonrisa— Wow, nunca te he oído tocar, pero Rodrick nos contó que lo haces increíble.

    Sentí un pequeño ardor en mis mejillas y no pude evitar sonreír.— Si, supongo. ¿Desde cuando trabajas acá? Las veces que he venido jamás te había visto.

    —Desde hace no mucho, trabaja algunas veces y no era empleada en sí, pero ya firmé contrato. Aunque no estoy muy contenta con el trabajo, siempre pasan situaciones como la de hace rato. ¿A la derecha?

Asentí.— No sé como haces para trabajar con público, me parece insoportable. No tengo nada de paciencia. Pero lo manejaste bien, esa señora lo merecía. Fue graciosa la manera en la que la mirabas. —Una carcajada salió de mi luego de recordar aquella escena.

    Ella se unió a mi risa.— Si, aunque perdí un poco la paciencia y la insulté. No entiendo como la gente puede ser tan antipática.

(...)

   —Bien, hemos llegado —El auto paró en frente de mi casa.— Gracias. —Abrí la puerta pero antes de salirme pensé en invitarla a entrar.— ¿Quieres entrar? -Se quedó pensando por unos momentos, pero asintió.— Si, está bien.

    Sacó la llave del Bombín de Arranque. Abrió su puerta y antes de salir tomé mi bolso y el Skate. Espere a que llegara a mi lado para caminar hacia la puerta. Agarré las llaves de mi bolsillo y abrí. El gato de Charlie caminó hacia nosotras y pasó por las piernas de Sofia. Ella se agachó para acariciarlo.

    —Aw. Hola chiquito, que tierno ¿Cómo se llama?

    —Aún no tiene nombre, pero le decimos Señor Bigotes.

    Amber apareció de la sala con cara seria, fruncí el ceño.— Hola Am... y ¡Hola! ¿Cómo estás? Bienvenida. —Sofia se levantó y le sonrió de manera amable, Detrás de Amber, se asomó una persona.

    ¡¿Qué?!

   —¿Mamá?

fuck it; rodrick heffleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora