la perspectiva de rodrick

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    Olivia se encontraba sentada con sus amigos mientras que Rodrick la miraba del otro lado. Esta sonreía mientras que los demás contaban historias. El sentía que no encajaba allí. Olivia solía llevarlo a fiestas que hacían sus amigos, y el simplemente no encajaba. Realmente la apreciaba, pero era agotador. Se levantó del sofá y fue hacia el pequeño balcón de la casa. No podía parar de pensar en algo, en alguien.

    La rubia se acercó a él con el ceño fruncido— ¿Pasa algo? —entrelazó sus brazos en el torso del chico y se recostó en su espalda.— Todo está bien —respondió.— ¿seguro? te noto extraño —soltó su agarre y se puso a su lado, y sus brazos reposados sobre la barandilla del balcón.

    —Si, aunque la cerveza de los ricos es un asco —ambos rieron— En serio ¿sucede algo? —negó de nuevo. Olivia sabía que algo estaba mal, y sabía la razón pero quería oírlo salir de sus labios.— Solo me siento cansado, nada más.

    —Aún la quieres —le dio un sorbo de su bebida y posó su mirada en él— ¿Qué? ¿De qué hablas? —sus miradas se cruzaron. 

    —No te hagas el tonto. Sabes exactamente de quien te hablo.

    —No... —lo interrumpió— Es obvio, la quieres a ella, no a mi. —hizo una pausa— Sé honesto ¿Aún la quieres? —poco a poco, la cara de Olivia se volvía más roja, y sus ojos se cristalizaron.— Si... —dijo cabizbajo

    —¿Sabes? No te culpo, pero si ya rompiste mi corazón, no lo hagas con el tuyo. —le dio otro sorbo a su bebida y su mirada volvió a él— Olivia... yo- —volvió a ser interrumpido— Solo vete, sabía que esto terminaría así —se acercó a él y plantó un beso en la comisura de sus labios para luego irse.

    Rodrick quedó anonadado. Ella tenía razón, por más de que le doliese. Olivia era una increíble chica, y lo soportó cuando este lloraba por Amelia. Entonces, porqué si ella es tan perfecta ¿Él seguía deseando que ella fuese Amelia?

    Cuando miraba los ojos color miel de la rubia, podía ver el reflejo de Amelia. Ella era como un karma, un karma el cual estaba dispuesto a pagar.

    Pasó sus manos por la cara repleto de frustración, las ganas de gritar y llorar lo invadieron, pero tenía tanto alcohol en él, que pensó lo más inesperado. Salió de la casa repleta de universitarios. Corrió más de 5 km nada más para llegar allí. A su casa.

fuck it; rodrick heffleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora