Final

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¿Se sentía decepcionado? Por supuesto que si, el Olimpo no se parecía en nada a lo que su mente imaginaba. Era ridículo que su referencia para lo que era el Olimpo se basará en una película animada, pero fue lo mejor que se pudo imaginar, no un gran lugar que parecía no tener techo, tan blanco que incluso las paredes brillaban, puertas que median más de cinco metro. ¿Pará qué necesitaban puertas? ¿No se suponía que los dioses pueden atravesar muros?

No había mucho que admirar si todo era blanco y largos pasillos. Ponerse a pensar en lo muy defraudado que estaba por su idea del Olimpo le ayudó a sus nervios, claro también el hecho de que Zayn estaba a su lado sosteniendo su mano mientras caminaban por aquel pasillo.

Niall había dicho algo sobre ir al salón de Zeus. ¿No todo el Olimpo le pertecia a ese hombre? 

—Es aquí.—Zayn apretó su mano dándole ánimos antes de empujar la gran puerta.

Bien, tal vez el Olimpo no se parecía en nada a lo que imagino, pero aquel salón estaba muy fuera de su imaginación.
Las estatuas de los tres hermanos lucían hermosas, cada uno en una pose de ganador, los tronos debajo de estas tan grandes e impotentes como los tres hombres sentados en ellos.

A sus costados estaban más tronos, más personas ahí sentados, y aunque también imponían respeto no era tan sofocante el de aquellos tres hermanos, Liam sintió su cuerpo temblar ante la idea de presentarse frente a esos tres.

—Vamos.—Sintió una mano empujar su espalda y dio el primer paso a aquel salón.

Sintió el aire faltarle, una mujer se levantó de su trono caminando hasta ellos, lo que le hizo retroceder. Liam podía admirar lo hermosa que era, con su cabello castaño tan largo que llegaba a su cintura, si pálida piel contrastando con sus rosados labios y sus grandes ojos color café, tan alta como seguro lo sería cualquier dios.

—Te pareces tan a él.—Liam tratar de retroceder aún más pero aquella mujer tomó sus mejillas.—Mi pequeño.—Entonces lo comprendió, aquella hermosa mujer era su madre. Sintió su corazón dar un salto y su cuerpo hormiguear.

—¿Me podría soltar?—Preguntó Liam con voz débil, estaba seguro que se pondría a llorar si aquella mujer no lo soltaba. La mujer soltó sus mejillas con una sonrisa apenada.

—Lo siento, me emocione un poco, pasa.—La mujer le dio la espalda regresando a su trono mientras Liam extendió su mano al aire en busca de la de Zayn, quien no tardó en tomarla.

—¿Sabes porque estás aquí?—Liam trago saliva clara y obviamente asustado. No entendía como los chicos detrás de él podían hablar de él como si no fuera nada, pero Liam estaba a punto de ponerse a llorar del miedo.

El hombre de tez pálida y cabellera blanca lo miraba expentante. Liam aclaró su garganta buscando que algo saliera de ella.

—Sinceramente no lo sé. ¿Se me culpa de nacer?—Abrió los ojos asustado y llevó su mano libre a sus labios, asustado de haber ofendido al hombre.

—Correcto, se te acusa de nacer. Y hoy decidiremos si vives o mueres.—Liam se trago un jadeo de impresión al ver lo iguales que eran Niall y su padre, sus ojos parecían brillar d elo azules que eran, su cabello castaño cobrizo su tez morena. Era exactamente igual a Niall con rasgos más maduros.

—Siéntense.—Liam miró a Hades y apretó los labios conteniendo una sonrisa, miró al lado de este donde una imponente diosa se sentába y no tarde en darse cuenta que eran los padres del moreno.

Caleb y Zayn se parecían demasiado a Hades, aunque Liam podía apostar que Zayn también se parecía mucho a Persefone.

—No dejes que los ancianos te asusten.—Ares se levantó de su trono, caminando a paso lento hasta el, en sus manos aparecio un sobre de carta que Liam miró asustado. El hombre se parecía tanto a Louis que asustaba, su cabello ondulado y largo parecía brillar junto a sus azules ojos, la barba en su rostro corta le daba un toque de madurez.—Léela con calma, estaremos esperando tu respuesta.—Palmeo su hombro y regreso a su trono. Los ojos de Liam escanearon la sala por completo.

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