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Los días pasaron y el humor de la Agreste iba mejorando poco a poco, ya había pasado un par de días desde la muerte de su abuelo y agradecía profundamente que no hubieran akumatizados desde entonces, pues eso le había dado un pequeño respiro aunque por dentro solo deseaba a que llegara el siguiente día para poder patrullar y quizá, con suerte, ver al pelirrojo, a quien extrañaba.

Se encontraba sentada en la cafetería de su Universidad mientras veía como el humo del calor salía de su café, al menos hasta que sintió como alguien llegaba para sentarse con ella, haciéndola verlo...

-Hola Bri... ¿Cómo estás?...

-Alex, hola... —sonrió— Mejor, gracias, ¿y tú?

-Feliz de que estés mejor... —sonrió antes de voltear a buscar algo en su mochila— Te traje algo...

-¿A mi?

-Si, es un regalo...

-Pero mi cumpleaños ya pasó...

-No es un regalo de cumpleaños... —sacó de su mochila una pequeña cajita de regalo— Es de admiración... —lo extendió a ella— Es especialmente para ti...

-Yo... —tomó con timidez la cajita— Gracias, Alexander...

-No es nada, abrelo, espero que te guste...

-Estoy segura que me gustará...

Dijo antes de comenzar a abrir con cuidado aquella cajita, encontrándose con una cadena que tenía un dije de una águila volando y al fondo una hoja doblada que tomó para iniciar a leer mentalmente...

"Pequeña Brisa...

Quiero que sepas que eres una chica que admiro mucho, cada día me sorprendes, aun cuando puedes no hacer algo para causar esto en mi... Antes solía creer que todo lo que pasaba podía ser casualidad, pero al verte sonreír me doy cuenta que no es así, todo ya estaba destinado a ser y aunque puede que no sea nuestro tiempo, algún día podremos brillar... Es tan extraño y especial estar así contigo, porque aunque sé que quizá al leer esto no comprendas mis palabras, te juro que pronto llegará el día en el que vuelvas a leer esta carta y podrás comprender lo que aquí te he escrito.

Eres como un águila que va contra fuertes vientos y tormentas, los cuales no pueden detenerla y eso me fascina de ti, tan única e imparable.

No te pido tu amor de regreso, solo quiero que sepas lo mucho que me importas porque la vida sigue y el tiempo no se detiene."

La rubia terminó de leer aquella —no tan entendible— carta y con un notable rubor en sus mejillas miró al de ojos de diferente color, el cual sonreía tímidamente...

-Alex... Esto es tan...

-Raro, lo sé...

-No, es lindo... —sonrió levemente— Gracias por todo, por estar en todos estos malos momentos que últimamente he tenido... Aunque me duele el que todavía no pueda corresponderte como quisiera...

-Descuida, entiendo que hay alguien más, pero en verdad, no quería seguir ocultando todo esto... Eres especial, tenía que decirlo...

La de mirada esmeralda suavizó su rostro para limitar a ponerse el collar para agradecer por el mismo, mientras que sonreía de lado y hacía que aquel sentimonstruo humano que había creado esa mañana para espiar a su víctima, se alejara de la blonda antes de desintegrarse y ella dejar finalizar su transformación, liberando a 2 Kwamis, el de la mariposa y el pavo real, los cuales la miraron algo asustados, pues era extraño que ella los fusionara...

"Brisa Bourgeois".|Segunda parte de "¡Este no es mi cuerpo!"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora