Capítulo 24.

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La Agreste se hallaba en su recámara acomodando sus cosas tranquilamente, al menos hasta escuchar como su mamá hablaba con alguien, cosas que la hizo pensar que probablemente se trataba del pelirrojo que ya había llegado por ella, así que se colgó su mochila y comenzó a ir a las escaleras, quedándose estática al ver otra ella, comenzando a platicar con ella hasta que de un momento a otro se desvaneció...

-Vaya, me veo muy bien siendo Queen Noir... Y ahora entiendo porque aparecí transformada sin haberlo recordado...

-Por un momento pensé que ella eras tú de este tiempo y te andaba regañando por usar la misma ropa de ayer...

-Bueno, mínimo ya sé que pasó en el futuro, o bueno, una parte...

-¿Por?

-Cuando regresé al pasado, o bueno, al día actual que en este caso fue ayer, estaba llorando y mi pecho dolía... Como si hubiera visto algo muy doloroso para mi...

-Puede ser cariño... Pero bueno... Respecto a lo de tu amigo... Aún no llega...

-Antes de ver que era yo, pensé que hablabas con Alexander...

-Alexander es el hijo de Juleka y Nathaniel, ¿no?

-Exactamente...

-Siento curiosidad por querer ver como es él, pero prefiero abstenerme... Por cierto hija... Mañana es tu cumpleaños... ¿Vas a querer algo en especial?

-No realmente, estoy bien así, aunque para que tú seas alguien a quien se le olvidan los cumpleaños, me da gusto que los nuestros no se te olviden...

-Mi niña hermosa, —se acercó a ella y la abrazó, sintiendo como su hija respondía a su gesto— ¿cómo crees que se me olvidarían sus cumpleaños cuando hace 18 años fui la mujer más feliz del mundo por segunda vez?...

-¿Por segunda vez?

-Si, cuando me casé con tu papá fue la primera, la segunda cuando naciste tú y la tercera cuando nació tu hermanita... Ustedes son los grandes amores de mi vida... Los amo tanto, aunque cuando tu padre me habló de ti, no lo tomé de la mejor manera...

-Ay, mamá... También te amo, pero ¿a qué te refieres a que no lo tomaste de la mejor manera?

-Bueno, cuando fuiste al pasado y que yo vine para acá, en cuanto regresé él me habló de ti, me dijo que éramos estupendos, que funcionábamos de maravilla, que él se sentía feliz de tener una hija como tú, etcétera, etcétera y en ese momento yo me asusté y le dije a tu papá que estaba loco...

-Jajajaja, ¿por qué no le creíste?

-Ponte en mi lugar, tienes 17 años, el chico que has amado desde años no te hace caso y de un momento a otro se aparece una niña o un niño diciendo que es tu hijo o hija y que su padre es aquel amor inalcanzable... Es loco, ¿no?...

-Cierto, tienes razón, ahora dime... ¿Te arrepientes de haberle dado una oportunidad a mi papá?

-Pese a todo lo que hemos pasado, no... Volvería a elegirlo mil veces más y las que sean necesarias... —se separó de su hija para verla— Él es la única opción que deseo tener...

-Y por cuestiones como estas, es que no logro entender el porque cuando ustedes pelean, no se hablan hasta después de un rato...

-Tu papá y yo preferimos no hablarnos mientras tengamos la cabeza caliente, por así decirlo, no porque no queramos hablar, sino porque sabemos que a veces las personas pueden actuar de una manera grosera al tener la "cabeza caliente" y nosotros preferimos esperarnos unos momentos a que las cosas se tranquilicen un poco para poder hablar bien, sin correr el riesgo de lastimarnos el uno al otro...

"Brisa Bourgeois".|Segunda parte de "¡Este no es mi cuerpo!"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora