32

1.7K 262 35
                                    


VALENTINA

Querido Diario:

La ultima vez que escribí en este diario tenía la esperanza de que fuera una entrada más positiva, y me hace tan feliz decir que así es.

Juliana consiguió un donador, le hicieron el trasplante hace una semana y media. Según papá está mejorando, dice que será una recuperación lenta que puede durar hasta meses en lo que las células se regeneran y logra recuperar su peso y energías, y solamente ha pasado una semana, tendremos un largo camino por recorrer.

Estos últimos días han sido eternos, ya estoy por terminar la escuela, y voy únicamente porque tengo una promesa que cumplir. La viva imagen de Juliana conmigo el día de la graduación hace querer esforzarme más, algo que nunca había hecho antes.

Todos los días después de la escuela voy al hospital a verla desde la ventana, mis horas frente al vidrio se han convertido en momentos de inspiración, mis canciones llegan a ser cada día más profundas, más reales y más llenas de amor.

No fue nada fácil convencer a las enfermeras el dejarme entrar a el área, pero he conseguido hasta que me pongan una silla frente a ella, claro que fue por influencia de ser la hija del respetado Dr. Carvajal.

Con felicidad,

- Valentina


PD: Tres días y podré tener a Juliana de nuevo en mis brazos. 

***

Después de un largo día de escuela y tarde en el hospital visitando a Juliana y ayudando a Leslie en el área de oncología pediátrica, me dirigía a mi auto para poder ir a casa.

– ¡Valentina! ¡Espera! – era la voz de papá, rápidamente me di la vuelta,

–¿Pasó algo con Juliana? – Confusión y preocupación llenaban de pensamientos mi cabeza rápidamente. Y por lo visto era evidente en mi rostro, ya que papá se apresuró a contestar.

– No, claro que no Valentina. Siento haberte preocupado –Dejé salir un suspiro de tranquilidad – quería hablar contigo y olvidé mandarte un mensaje para que fueras a mi oficina al salir de aquí. Una enfermera me indicó que te había visto en camino al estacionamiento y aquí estoy – soltó una sonrisa– ¿Me acompañas?

Asentí.

–Puedes tomar asiento, – me indicó al momento de entrar a la oficina, seguramente la conversación llevaría bastante tiempo.

–De acuerdo, dime, de qué querías hablar.

–No comas ansias. – Rodé los ojos. Al hacer eso dejó salir una sonrisa y tomó mi mano – Primero quiero que sepas que estoy orgulloso de ti, te has convertido en alguien de admirar, has demostrado ser perseverante, intencional y centrada con lo que quieres y con la persona que amas, porque ¿la amas verdad? – asentí con una sonrisa– Eres la prueba de que el amor puede cambiar a cualquiera y quiero decirte que en ese aspecto me haces recordar a tu mamá.

Mi sonrisa se fue convirtiendo en un leve sollozo, el hecho de que le recuerde a mi madre, significa más de lo que puede imaginar. –Papá, por favor no sigas.

–No te pongas así Valentina, quiero y necesito decir todo ahora. Tu madre era una mujer excepcional, y puedo decir que es el amor de mi vida, perderla dolió más de lo que esperaba y verte a ti era recordarla. Antes de que pienses otra cosa, esa no fue la razón por la que dejé un espacio entre nosotros. –Su voz parecía quebrarse cada vez más. – La verdadera razón por la que te alejé, porque lo admito, te alejé, es porque aunque me recordabas a ella, pero aún más era recordarme a mí a tu edad. Una serie de situaciones, a las cuales no quiero entrar en detalle ahora, pero te las contaré más adelante, me dejaron dañado en mi juventud. Todo eso me llevó a buscar las mismas "soluciones" que tú, drogas y alcohol. –Claramente no sabía nada de esto sobre mi padre y entendía que era mejor escuchar, luego tendría tiempo para preguntar. – Estaba perdido en mi mismo, no podía ver más allá de lo que estaba viviendo en el momento. Ni si quiera imaginaba que iba a ser padre, y mucho menos tener la carrera que tengo y lo que he logrado gracias a ello.

Con amor, JulianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora