Valentina
Desde que tuve esa profunda conversación con papá habíamos llegado a un acuerdo en mejorar nuestra relación y ser más comunicativos. Es por eso que decidimos tomar el desayuno juntos durante la semana antes de que me tenga que ir a la escuela y papá al hospital.
Hoy me había dado la noticia que Juliana había sido trasladada de habitación, y me indicó que ya era permitido poder entrar a verla. La mejor noticia que pudo darme desde que consiguieron el donador. Estaba por salir corriendo de la casa para poder ir a verla cuando papá me indicó que el permiso era a partir de las tres de la tarde. ¿Cómo iba a esperar a que llegara esa hora? Sabia muy bien que lo había hecho con la intención de que no faltara a la escuela, lo cual fue inútil ya que no recuerdo nada de lo que dijeron los profesores.
Al terminar las clases me dirigí al hospital, entré saludando a las caras conocidas, tal y como lo venía haciendo todos los días anteriores. Solo que hoy venía mas alegre y con mucha emoción.
En cuanto vi que no había nadie cerca, salí corriendo, no creí estar rompiendo las reglas una vez más, ya que según las reglas del hospital no estaba permitido correr a excepción de emergencias, pero cómo no considerarían una emergencia ir a ver a el amor de tu vida después de tantos días.
Llegué al número de habitación que me había indicado papá por medio de mensaje de texto hace un par de horas cuando vi a Lupita saliendo de la misma.
– Hola Lupita–dije un poco agitada.
–Hola Valentina, se me hacía extraño que no estuvieras por acá, pensamos que estarías aquí desde la mañana.
Dejé una cara de sorpresa.
–Papá dijo que las visitas estaban permitidas hasta las tres de la tarde, y ahora son las tres y dos minutos. Pensé que llegaba temprano. Pero por lo que veo me mintió con tal de que no faltara a la escuela.
Lupe soltó una carcajada.
–Esa debió ser la razón. – Me dijo mientras ponía su mano en mi hombro. – Pasa adelante, nosotros tenemos que ir a hacer unos trámites del seguro con Macario y creemos que nos tomará el resto de la tarde. Luego iremos a descansar a casa con la tranquilidad de que Juliana está bien, así que sientete en la libertad de quedarte esta noche con ella, si gustas.
–Yo me quedó con ella, no te preocupes.
Me despedí de Lupita y entré a la habitación.
Juls tenía un buen aspecto, su recuperación iba como viento en popa, y lo podía notar, ya que estaba ganando peso y el color de su piel morena estaba regresando. Seguía dormida todo el tiempo, todo el proceso había drenado sus energía.
Después de tanto tiempo prodría tenerla junto a mi y tomar su mano.
Y eso fue lo que hice, tomé su delgada mano y entrelacé nuestros dedos. Con mi otra mano despejé el cabello de su rostro y dejé un suave beso en sus fríos labios.
Me acerqué a su oído con la confianza de que ella me escuchaba.
–Hola amor mío. Al fin puedo estar cerca de ti, sentí eternas las semanas alejada de tu cuerpo y de tu calor. Y aunque tengas las manos frías, calientas mi alma y mi corazón con solo existir. Te amo tanto.
El resto de la noche permanecí en una silla a su lado, por ratos leía en mi tablet, o miraba televisión. Hasta que me quedé dormida.
En la madrugada mi espalda dolía por la incómoda silla, por lo que me moví para moverme al sofá, pero un apretón en mi mano detuvo mis movimientos. Con la tenue luz en la habitación podía verla, seguía dormida.
–Juls, mi amor, ¿estás despierta?
–Val. –Sus ojos se abrian lentamente.
JULIANA
No estaba segura de qué estaba sucediendo. ¿Estaba mejor? ¿Qué era todo esto? Era una sensación extraña. Tenía tanto sueño, mis ojos pesaban y no tenía fuerza para hacer algo más. ¿Seguía viva?
Todas estas dudas estaban atormentando mi mente, lo único que quería saber es si seguía viva.
Sentía una mano delgada en la mía, ¿era Valentian, no era capaz de hacer algo más. Con todas mis fuerzas traté de hablar o moverme y no pude. Escuchaba a lo lejos una voz, pero no distinguía quien era.
Creo que me volví a dormir, cuando estuve algo conciente otra vez, sentía la misma mano en la mía, y ahora si podía asegurar que se trataba de Valentina.–Juls, mi amor, ¿estás despierta?
Definitivamente era Val. Estaba aquí. Esto solo significaba que si lo había logrado, habían encontrado a un donante y seguía viva.
Juls, mi amor, ¿estás despierta?
–Val. – Mis ganas de vivir y el hecho que estuviera viva me dieron el empujon que necesitaba.
Fui abriendo mis ojos lentamente, aunque debo admitir que me era dificil adaptarme de nuevo a la luz, estando totalmente conciente.
Estaba en el proceso de procesar todo lo que estaba occuriendo cuando sentí que los labios de Val se estamparon en los míos y me dio el mejor beso de bienvenida.
¡Joder! ¡Estaba viva! ¡Tenía a Val a mi lado! ¿Qué mas podía pedir?
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Hola, perdón por tardar tanto en actualizar pero me mudé de casa y al mismo tiempo hice remodelaciones mi oficina y no había tenido tiempo. Gracias por su paciencia.
El capítulo es más largo, pero para ya no dejarlas esperando tanto, les publico un pedacito.
Saludos- Chris.