Lo que la mentira esconde - Yoonkook. Yoonmin. Jikook.

Capítulo 43: Final

Aquí el final, sé que tarde mucho pero aquí está para todas ustedes, es solo que pase por muchos bloqueos de escritora pero al fin hemos llegado al fin de esta gran historia que espero le haya gustado tanto como a mí.

Disfruten.

Jungkook tragó duro al escuchar esa voz. Podía reconocerla a kilómetros, demonios conocía esa voz a la perfección. Era su hermano.

Yoongi estaba en la casa.

Miró con pánico la puerta y escuchó los pasos acercarse con violencia. Debía de correr o ponerle el seguro a la puerta, tal vez si se lanzaba por la ventana tendría ventaja para correr. Pero Jimin estaba ahí con él. Jimin aún seguía ahí.

Yoongi los estaba buscando.

Y Jimin aún seguía comprendiendo. Las palabras de Jungkook estaban en su cabeza y aun las estaba asimilando. Escuchó los pasos de Suga hasta que estuvo en la puerta, entonces, con una reacción rápida. Se interpuso en la puerta.

Puso el seguro y miró a Jungkook. El menor estaba con los ojos abiertos, asustado, indefenso y por primera vez, Jimin sintió la necesidad de protegerlo de Yoongi a toda costa. Podía verlo en sus ojos. Jungkook estaba lleno de miedo.

—¡Jimin ya sé que estás ahí! —Gritó Yoongi cuando estuvo detrás de la puerta, la golpeó y trató de abrir pero Jimin no se lo permitió—. ¡Jungkook, más te vale que no estés haciendo lo que creo que haces! ¡Te advertí alejarte de Jimin!

Yoongi golpeó una vez más la puerta y Jungkook dio un saltito de susto. Su hermano iba a entrar, lo iba hacer, estaba seguro. En cualquier momento esa puerta iba hacer derribada.

—Jungkook —La voz de Jimin lo hizo parpadear—. Llama a la policía.

—¿Qué?

—¡Haz lo que te digo, llama a la policía!

—¿Jimin, cariño, eres tú? —El de cabello naranja miró la puerta—. Ábreme, amor. Solo quiero arreglar unos asuntos con Kookie, no es nada malo. No voy hacerte daño, no a ti, mi cielo, jamás lo haría.

De nuevo las palabras de Jungkook se hicieron presentes en su cabeza y tuvo ganas de llorar. Si Jungkook decía la verdad entonces ese hombre que estaba detrás de la puerta no era Yoongi, no era Suga, no era el hombre que amaba.

Era un monstruo y lo estaba comprobando por la actuación. Ahí fue donde no pudo evitar que las lágrimas salieran de sus ojos. El Yoongi que conoció no este hombre, no era el hermano de Jungkook que decía protegerlo.

Yoongi era un maldito mentiroso.

—¿Qué te ha dicho el idiota de Jungkook, eh? ¿Te ha metido ideas en la cabeza? ¿Te dijo que soy malo, Jimin? —Jimin apretó los ojos mientras lloraba con fuerza—. No deberías creerle, Jungkook es solo un niño celoso que te quiere para él, inventa cosas porque quiere lograr tener algo. Es un hijo de puta.

—¡El único hijo de puta aquí eres tú!

Probablemente Jungkook hubiera dicho esas palabras al escuchar esas mentiras de Yoongi, al escuchar esas palabras falsas. Pero no fue él. Fue Jimin quien gritó.

Jungkook era un niño delante de Yoongi, era imposible que fuera cabrón o cruel o manipulador y Jimin lo conocía. Jungkook era un dulce chico y no un rebelde como Suga.