Una vez que Rei terminó de hacer conmigo su santa voluntad, me indicó que preparara la cena mientras ella se duchaba y se preparaba para salir.
No quería que su duro carácter explotara, así que tan rápido como pude hice obedientemente lo que se me ordenó. Cociné, serví los alimentos en platos y coloqué todo en la mesa esperando poder cenar tranquilamente sin que hubiera ningún percance. Imagínen mi sorpresa cuando nos sentamos a comer y ella realmente me felicitó por mis habilidades culinarias.
-No te vuelvas loco o pienses que ahora eres un maestro de cocina, pero finalmente tienes la receta perfecta para este platillo- dijo mientras tomaba otro bocado.
Yo solo asentí con la cabeza y seguí comiendo, no deseaba tener ningún diálogo con ella. En este presiso momento era cuando extrañaba las comidas con mi familia, las risas y las discusiones sanas y absurdas en la mesa.
La mayoría de las noches que Rei y yo comíamos juntos estaban llenas de un silencio total o de sus fuertes gritos, todo dependía siempre de su estado de ánimo.
-Dame un resumen del trabajo de los últimos días, ya que no hemos hablado de eso últimamente. Necesito los pormenores de todo lo que ha ocurrido en tu oficina- dijo Rei mientras bebía un sorbo de su copa de vino.
-No he tenido mucho contacto con nadie fuera de la Señora Galaxia o el nuevo abogado que finalmente contrataron- respondí mientras oraba para que los cientos de interrogantes no comenzaran, aunque sabía que eso era imposible. Seguramente se avecinaba una nueva guerra.
-¿Así que hay un nuevo abogado? ¿para qué? ¿No es ese el corriente y ridículo trabajo que tu realizas? preguntó con un disgusto muy notorio en su voz mientras se refería a mi actividad mediocre.
-El nuevo abogado está a cargo de los juicios de custodia o las comparecencias en la corte. Sabes perfectamente que ese no es mi ramo, Rei- solo traté de sonar lo más neutral posible para no darle combustible para atacarme con sus acusaciones pero mis esfuerzos serían en vano, ella era demasiado suspicaz y no se detendría hasta averiguar hasta el último detalle con respecto a la persona que recién había llegado a la oficina.
-¿Ese abogado es hombre o mujer?- preguntó mientras lentamente dejaba su tenedor sobre la mesa y me miraba con los ojos entrecerrados, como si sospechara algo.
Mi mente dio vueltas por el miedo a lo que estaba a punto de comenzar. Estaba cansado de ser golpeado y sentirme impotente. Estaba exhausto por las peleas y las mentiras, pero ¿qué opción tenía? No podía mentirle. Era inútil ocultarle cosas que tarde o temprano descubriría y de las que seguramente obtendría un castigo mucho peor.
-Mujer- hablé en voz baja sin hacer contacto visual alguno con ella.
-¿En serio?- dijo mientras alejaba su plato un poco de ella y se recargaba en el respaldo de la silla observándome fijamente -¿Sabes algo? Me resulta interesante que hasta ahora me estés dando esta información- Rei chasqueó la lengua un par de veces y se colocó el cabello por encima del hombro.
-¿Acaso ya te has acostado con ella?- me dijo con una sonrisa maliciosa que hizo que me ahogara con la comida que estaba a punto de tragar.
-No, Rei, no lo he hecho y no tengo la intención de hacerlo. No ando por ahí teniendo relaciones deliberadamente ni eligiendo gente al azar para eso, tú sabes que no soy así- respondí un poco enojado sin pensar en que mi actitud solo le estaría dando la munición perfecta para que viniera detrás de mí por mi osado comentario, pero, necesitaba al menos intentar defenderme de su absurda acusación.
-¡No te creo Darien! Eres el único chico sano de veintiocho años que conozco que necesita trabajo extra para hacer que su hombros funcione. Eso solo me deja ver qué debes estar metiéndote con alguien a mis espaldas como para estarte desgastando de esa manera- ella se burló de mí provocando aún más mi ira, cosa que seguramente aprovecharía para lastimarme.
-¿Alguna vez has considerado que podrías ser solo tú la única razón por la que me cuesta trabajo concentrarme y cumplirte como hombre?- sin darme cuenta había hablado en voz alta.
Sin duda, se avecinaba un nuevo round de mi lucha constante.
Al escuchar mi exclamación, Rei inmediatamente jadeó, sus ojos estaban en llamas y saltó como un depredador tras su presa.
Ella se puso de pie y tiró su silla bruscamente mientras se movía con una lentitud amenazante alrededor de la mesa hasta llegar a dónde yo me encontraba. Con gran fuerza, elevó su mano y la dejo caer solo para propinar un potente golpe en un costado de mi cabeza.
-¡Ahhhh!- gemí por dolor que el impacto me había causado y es que había aplicado demasiada fuerza en él.
-¡Esto no se va a quedar así! ¡Te destruiré Darien Chiba! ¡Arruinaré tu nombre! ¡Aniquilaré a toda tu asquerosa familia! ¡Vas a pagar caro por ese comentario tan tonto que acabas de hacer! ¡Te lo prometo! Si ya de por sí tú vida es miserable ahora será peor! ¡Te aseguro que vas a conocer el verdadero infierno!- Rei me expresaba un sin fin de amenazas mientras continuaba golpeándome; golpeándome y abofeteándome.
-¡Basta Rei! ¡Por favor! ¡Detente!- le rogaba, pero mis suplicas no servían de nada contra su furia desmedida. Mis ojos se encontraban entrecerrados a causa de sus múltiples ataques, de manera que no pude ver cuando su mano tomó una nueva dirección y sus uñas bastante largas y afiladas se clavaron en mi espalda rasgando no solo mi camisa si no también mi piel -¡Para! ¡Ya! ¡No más ¡Por favor! ¡Lo... Siento!... ¡No fue mi intención!- le grité intentando contener mis lágrimas. Por fortuna ella había decidido ceder.
Tenía una dolorosa sensación, podía sentir un gran ardor, era como si claramente mi espalda se quemara. No era capaz de verme, pero estaba más que convencido de que también estaba sangrando, podía sentir como el líquido que emanaba de mi cuerpo humedecía ligeramente la rasgada tela de mi prenda superior.
Rei solo me observó y comenzó a reirse para continuar regañándome antes de golpearme en la cabeza una vez más mientras tomaba su copa de vino. En cuando ella terminó el líquido, simplemente arrojó el recipiente contra la pared dejando un montón de pequeños pedazos de cristal esparcidos por el suelo de toda la habitación.
-¡Limpia este desorden ahora! Me voy a preparar para irme. ¡Pedazo de animal!- dijo mientras pateaba mi rodilla para finalmente alejarse de la mesa del comedor.
-¡Ahhhh, me duele!- exclamé mientras permanecía sentado en el suelo, aliviado de que todo hubiera terminado.
No estaba seguro de cuánto tiempo más podría soportar esta vida. Lo único que quería en este presiso momento era acurrucarme en un rincón hecho bola y llorar sin parar, llorar para sacar toda mi frustración y todo el dolor que el simple hecho de existir me traía, pero para eso debía esperar a que se fuera, no le daría la satisfacción de ver mis lágrimas de nuevo.
De una cosa estaba seguro, nadie podía ayudarme, sin lugar a dudas, no había un ángel que pudiera iluminarme.
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Necesito un ángel
FanfictionNo puedo contarle a nadie lo que sufro... Nadie me creería... Estoy a su completa disposición. Se ha encargado de convertir mi vida en un infierno con sus constantes agresiones verbales y físicas. Nunca podré liberarme de está tortura... Preferiría...