Capítulo 55

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Narra Darien

¿Pueden creerlo? Hoy es el día de mi boda.

Me miré en el espejo; mi esmoquin se veía bastante elegante pero mi cabello estaba desordenado y mi rostro reflejaba ansiedad.

-Darien, hijo, necesitas calmarte-La voz tranquila de mi padre rompió el silencio detrás de mí.

-Papá- dije en un susurro casi inaudible. Inmediatamente estuvo a mi lado con un brazo alrededor de mi hombro y con el otro acariciando mi brazo.

-Darien, mírame- dijo mientras me movía para obedecer su órden, sus ojos eran suaves y llenos de preocupación mientras yo trataba de contener mis lágrimas -¿Qué es? ¡Dime qué pasa!- la voz tranquilizadora de mi padre no dejaba de sonar a través de la estática de mis oídos.

Sacudí la cabeza para despejar las dudas que amenazaban con apoderarse de mis emociones. Cerré los ojos y respiré profundamente antes de abrirlos y mirar a mi papá.

-¿Qué pasa si no soy lo suficientemente bueno para Serena? ¿Qué pasa si ella se cansa de mí y de todo lo que he venido cargando? Aún tengo mucho que superar. Ella es tan buena, papá. Se merece un hombre que sea íntegro y pueda proporcionarle seguridad, protección y un pasado libre de demonios- hablé y di un largo suspiro.

Repentinamente, sus manos se acercaron para tomar mi rostro
-Darien Chiba Shields, esa chica te ama más allá de la cordura. Eres lo mejor que le ha pasado, esas son las palabras que tu madre y yo la hemos escuchado expresar. Eres todo lo que ella siempre ha querido y todo lo que ella necesitará hijo. Tú le brindas seguridad con el calor de tus brazos. Tú le brindas seguridad con el hecho de siempre estar a su lado- su sonrisa era innegable y decía la verdad en sus palabras -en cuanto a tus demonios, se han ido, han sido expulsados y exorcizados. Todo está en tu cabeza, Darien. Recuerda todo lo que has superado. Recuerda todo lo que has construido en ese resurgimiento de tu vida. Recuerda cuánto la amas- sus ojos buscaron los míos mientras escuchaba sus palabras, y el lado racional de mi cerebro tomó el control.

Me relajé al instante y luego vinieron las lágrimas.

Mi papá me apretó contra él y me abrazó mientras los sollozos de dolor por mi pasado fluían por mis mejillas.

Unos minutos más tarde me aparté, me puse de pie y me enjugué las lágrimas -Gracias, papá. Gracias por nunca rendirte y por seguir amándome. Pero, sobre todo, gracias por aceptar a Serena y darle la bienvenida a nuestra familia con los brazos abiertos.

Él sonrió y puso su mano sobre mi cuello -Hijo, tú eres la luz de nuestra vida, la de tu madre y la mía. Estamos más que emocionados de tenerte de regreso, y agregamos a esa emoción que nos has traído otra hija. Además, yo creo que el que tiene que agradecerte soy yo, por haber regresado a la vida, el sentimiento que tu presencia provoca en nosotros nunca podría expresarse en palabras. Tu madre, tu hermana y yo te amamos, y ten por seguro que Serena también- un poco más tranquilo le sonreí a mi padre.

-No más dudas Darien. Es hora de que comiences a vivir tu vida, y qué mejor que con esa chica. Serena es la mejor cosa que te haya podido pasar hijo- dijo mi padre mientras acomodaba el cuello de mi camisa y me daba una ligera palmada en el hombro.

Respiré hondo y sentí la calma invadirme por lo acertada que había sido su declaración.

Después de algunos momentos de duda que por fortuna ya habían sido disipados, llegamos a la iglesia. Me coloqué al final del pasillo cubierto de ambos lados por mis dos mejores amigos. La música comenzó sonar indicando la entrada de Esmeralda y Amy. Sabía que era cosa de unos minutos antes de que Serena y Kenji aparecieran por esa misma puerta.

Mi hermana me miró a los ojos, sonrió y articuló -Te amo- solo asentí con la cabeza y volví a mirar el lugar donde apareció mi novia un segundo después. Me di cuenta de que estaba nerviosa por la forma en que se aferraba al brazo de su padre. Su respiración parecía un poco rápida por la manera en que su pecho palpitaba. Me di cuenta de que estaba nerviosa, pero no tenía ninguna razón para estarlo. Casi me reí de mí mismo cuando recordé mi momento de nerviosismo antes de salir de casa.

Se veía hermosa y tuve que luchar contra las lágrimas que amenazaban con caer de mis ojos.

Todos los años de dolor y agonía que había soportado de repente me parecieron lejanos.

Luché por recuperar el aliento ante la enormidad de este momento...

Había encontrado a ese ángel que tanto pedí en Serena.

Ella me había ayudado a encontrar mi propia fuerza, mi propia mente y, sobre todo, me permitió descubrir quién era realmente.

Ella lo era todo para mí y yo era el hombre más afortunado del mundo.

Salí de mi ensueño y me concentré en Serena de nuevo. Parecía un verdadero angel con su suave vestido de novia de seda blanca mientras desfilaba por el pasillo hacia mí.

Kenji se aclaró la garganta una vez que se reunieron conmigo, y eso hizo que tanto serena como yo volteáramos a verlo.

-Cuida de ella, hijo y sobre todo, hazla muy feliz- habló con una pizca de lágrima en sus ojos mientras colocaba las manos de su hija sobre las mías.

-Siempre, señor- dije con tanta confianza como pude reunir a través de mis emociones.

El predicador comenzó la ceremonia y no recuerdo mucho de lo que dijimos. En mi mente puedo ver qué expresamos nuestros votos, pero lo que definitivamente si está presente fue cuando me dijeron que besara a mi novia.

Sujeté a una sonriente Serena en mis brazos y la besé mientras todo el amor de mi corazón se derramaba por mis labios.

Nos separamos con sonrisas en nuestros rostros y un estruendoso aplauso cuando nos anunciaron -con ustedes el Señor y la Señora Chiba.

Serena y yo recorrimos el pasillo hacia la salida juntos. Ella se rió una vez que llegamos a las puertas de la iglesia -Soy tu esposa- dijo efusivamente antes de ponerse de puntillas y besarme de nuevo.

Sonreí contra sus labios y luego murmuré -Soy tu esposo.

Nuestras miradas se encontraron y me sentí en las nubes por toda la felicidad que me invadía en ese momento.

Unas horas más tarde, después de una celebración por todo lo alto, bajamos del ascensor hacia nuestra suite de luna de miel donde pasaríamos nuestra primera noche como marido y mujer. Nuestro avión a París no saldría hasta el día siguiente para que tuviéramos tiempo de relajarnos y meternos en cualquier travesura que la noche de bodas nos trajera.

-Espere señora Chiba, déjeme ayudarla- dije mientras la levantaba para llevarla por el umbral de la habitación.

-Darien, eso no es necesario. Por favor, no te esfuerces- ella bromeó sin que yo hiciera caso y la llevé al interior de la habitación. Unos pocos metros después, la deposite suavemente sobre sus pies.

-¡Vaya! ¡Esta habitación es increíble- me expresó con mucha sorpresa tanto en su voz como el su rostro.

-Te aseguro que no es más asombrosa que tú- dije mientras la tomaba por la cintura y la acercaba a mi cuerpo

Choqué mis labios con los de ella y la sentí gemir en mi boca cuando comencé a caminar de regreso a la habitación. La había extrañado las últimas noches y no quería perder tiempo en consumar nuestro matrimonio.

Sin duda está sería una ardiente pero hermosa velada.

Necesito un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora