Capítulo 19

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Se sintió como si fueran horas, pero solo unos pocos minutos más tarde hubo un ligero golpe en la puerta cuando Serena preguntó si podían volver a entrar.

—Sí— me las arreglé para responder afirmativamente. No quería hacer contacto visual, por lo que cerré mis ojos con fuerza. No quería ver la reacción que tendrían al contemplar mi espantoso  y marcado cuerpo.

—¡Oh, Dios mío!... ¿qué te hizo esa maniática Darien?— la voz de Serena estaba llena de furia, lo que me hizo temblar de vergüenza

—Darien ¿puedes recostarte por favor?— la voz de Taiki era fría y seria, aunque eso no debía extrañarme pues así es como se supone que debía sonar un médico. Él era todo un profesional, así que si le repugnaba mi apariencia, no lo diría ni reaccionaría de ninguna forma. Se limitaría solo a hacer su trabajo.

Ante su pregunta solo asentí con la cabeza, mantuve los ojos cerrados con fuerza y ​​me acosté.

—Solo voy a hacer un examen, Darien. Si en algún momento sientes dolor o se vuelve demasiado incómodo, por favor avísame y me detendré ¿de acuerdo?— las manos del médico estaban un poco frías mientras las colocaba en cada uno de mis hombros y las deslizaba suavemente por mis brazos y hacia abajo. Me puse un poco rígido debido a lo incómodo del momento pero luego escuché la voz de Serena sobre mi rostro.

—Solo relájate, te prometo que no te van a hacer daño ¡Yo te protegeré! Estoy aquí y no me iré a ningún lado— Serena me habló con tal calidez que cubrió todo mi cuerpo, por dentro y por fuera.

Sentí que las manos del médico se deslizaban por debajo de mis brazos y bajaban por mis costillas hasta que golpeó un punto doloroso en particular en el que me retorcí un poco y emití un ligero quejido.

—¿Te duele?— preguntó la voz de Taiki con un gran toque de conocimiento.

—Sí, es doloroso al tacto y cuando respiro profundamente— respondí, casi sin aliento.

Sus dedos comenzaron a presionar a través de mi caja torácica, en varios puntos el dolor era insoportable y yo estaba jadeando cuando terminó.

—Darien, me temo que es posible que tengas una costilla rota y que probablemente esta haya perforado un pulmón. Debo solicitar que te llevemos al hospital más cercano lo antes posible para que te realicen una radiografía— la voz del médico era clínica y severa.

Simplemente no me quedaban opciones, y luchar y discutir no eran buenas ideas. A pesar de que había deseado la muerte una y otra vez, no podía simplemente rendirme de esta manera ¿verdad? No con Serena contando conmigo. No con ella asegurándome en todo momento que estaría a salvo. Me había puesto en sus manos y confiaría en ella ciegamente.

—Voy a terminar con la revisión inicial y luego llamaré a una ambulancia— me informó Taiki, a lo que de inmediato comencé a mover la cabeza de manera negativa.

—No ... no ... no ambulancia no, por favor— fue hasta ese momento que mis ojos se abrieron para ver a Serena y al doctor Kou mirándome en estado de shock —será mejor que me vaya, esto no tiene caso, lo único que quiero en este momento es conducir hasta mi casa. Si Rei se entera de que traté de desafiarla me matará— rogué y sentí que las lágrimas se formaban en mis ojos nuevamente.

—Darien, te entiendo, sé que tienes miedo, pero por favor, no des ni un solo paso hacia atrás, no ahora que tuviste el valor de reconocer que necesitas ayuda. Yo estaré contigo durante todo el proceso. Déjame continuar, no me agradaría para nada saber que Rei te asesinó un día, eso me haría sentir muy culpable. Por favor Darien, permítenos continuar. No tienes por qué llevar una vida así ¿Acaso no crees que mereces un mejor futuro y una vida feliz?— dijo la dulce voz de Serena mientras su mano se acercaba para acariciar mi mejilla.

Necesito un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora