Capítulo 54

215 21 1
                                    

Un mes después.

El fin de semana antes de la boda.

Darien
°°°°°°°°

—Te extrañaré este fin de semana— le dije a Serena mientras se movía por la habitación para revisar mis maletas en busca de todo lo que necesitaba para mi "viaje de campamento para hombres"

Ella se detuvo y me miró. —Yo también te extrañaré, pero no demasiado porque me someteré a un fin de semana de tratamientos de spa y depilaciones— frunció el ceño. —Veremos quién extraña a quién durante los próximos dos días— me habló con su ceja arqueada mientras me recostaba en la cama. Sabía que era mejor no dejar escapar la risa que amenazaba mis entrañas. No quería pagar por ese error, especialmente durante mis últimos minutos con ella antes de nuestro fin de semana separados.

—Eso suena como el peor tipo de tortura— fingí horror ante su declaración.

—¿Has conocido a tu hermana?— Preguntó mientras doblaba algunas camisas más para meterlas en mi bolsa de lona.

Me reí más fuerte, pero me senté y la atraje hacia mí. —Sí, lo he hecho y lamento mucho lo que tendrás que sufrir en sus manos.

Serena se sentó sobre mi regazo y sus manos subieron para rodear mi cuello. —Si, será una tortura, pero lo soportaré porque sé que te volveré a ver una vez que todo haya terminado, me las arreglaré para sobrevivir. Lo prometo.

Me incliné y la besé. —Al menos no te quedarás atrapada en el bosque con tu papá, mi papá y cinco tipos revoltosos que solo Dios sabe lo que han planeado para mí.

—Apuesto a que te divertirás— dijo mientras sus dedos continuaban recorriendo mi cabello de la manera en que ella sabía que lograba consolarme.

—Eso espero. Quiero decir, no he acampado desde que tenía once o doce años— dije y pasé mi nariz por su clavícula.

—¡Mmm!... eso se siente bien— Serena murmuró y echó su cabeza hacia atrás para darme acceso a su cuello.

—Te necesito, Serena— susurré y dirigí mis manos hacia sus senos.

Ella levantó la cabeza y me miró con esos ojos que atravesaban mi alma. —No tenemos tiempo— sus labios hicieron un puchero cuando empujé contra su cuerpo y la apreté más contra mí.

—Por favor, puedo ser rápido— le susurré al oído.

De repente, hubo un fuerte golpe en mi puerta seguido por un Diamante entrometido que aparecía con las manos sobre sus ojos. —Déjalo libre, Serena o me veré obligado a sacarlo yo mismo.

Serena y yo nos reímos a carcajadas ante su actitud. —Es todo tuyo— ella se bajó de mi regazo después de un rápido beso en mis labios.

Me puse de pie, me acomodé y le hablé a mi amigo. —Puedes quitarte la mano de los ojos, los dos estamos completamente vestidos.

Finalmente él las retiró y sonrió.
—¡Qué! Bueno por qué la verdad no es bueno que nos conozcamos tan a fondo, amigo— de nueva cuenta sus comentarios nos causaban una gran risa.

Tomé mis bolsas y mi chaqueta antes de voltear hacia Serena. —Deséame suerte.

Ella se acercó a mí y me besó de nuevo. —Buena suerte— me dijo, pero luego se dirigió a Diamante. —¡Oye!— ella puso sus manos en sus caderas y arqueó una ceja. —Más vale que lo traigas de vuelta sano y salvo, de lo contrario te lastimaré. ¿Entiendes?

—Sí, señora. No se preocupe. Su futuro esposo volverá aquí completo y en una sola pieza— le respondió al mismo tiempo que se despedía de ella.

Necesito un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora