Capítulo 26

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Narra Serena

Darien tardó tres días en despertar de su coma inducido. Fue un poco complicado para él recuperar él conocimiento en forma total. Después de pasar algunos minutos de adaptación finalmente pudo respirar por sí solo, en ese instante lo desconectaron de todas las máquinas a las que les habían confiado su vida. Era momento de iniciar el cambio y la sanación.

Cuando sus ojos se abrieron por primera vez, Darien estaba en pánico puro pues no sabía a ciencia cierta lo que sucedía. De pronto, comenzó a tratar de hablar mientras todos estábamos reunidos alrededor de su cama.

Sus mirada nos observaba a cada uno de nosotros antes de que las lágrimas comenzarán a resbalar por sus mejillas —¿Se...re...na?— preguntó con un poco de esfuerzo mientras sus ojos se posaban en mí.

—Sí Darien, estoy aquí. Te dije que no te dejaría y lo he cumplido— hablé mientras limpiaba mis propias lágrimas.

Luna se acercó y actuó tal y como cualquier madre lo haría limpiando las lágrimas de los ojos de su pequeño mientras él los cerraba intentando recordar algo, pero al no lograrlo decidió averiguar —¿Qué me pasó?

—¿No recuerdas nada?— Endymion cuestionó mientras daba un paso hacia adelante para que su hijo lo viera con claridad.

Pudimos ver a Darien lo mucho que pensaba en todo. Luchó por recordar cualquier parte importante y notamos de forma muy clara cuando el momento exacto en que todo pasó llegó a su mente ya que el pánico se apoderó de sus hermosos y expresivos ojos negros —Serena— susurró él antes de intentar sentarse abruptamente, afortunadamente se encontraba un poco débil y nosotros estábamos lo suficientemente cerca de él como para poder detenerlo y dirigirlo nuevamente hacia abajo en la cama.

—Estás a salvo Darien. Ella no puede lastimarte aquí— lo tranquilicé mientras su familia le confirmaba que cada palabra que yo estaba expresando era totalmente cierta.

—¿Puedo... puedo hablar con Serena a solas por un minuto?— su voz era débil cuando hizo su petición.

—Por supuesto que si hijo, estaremos afuera— habló Luna y sacó a los demás de la habitación.

Una vez que el lugar se quedó en silencio y estuvimos solos, me acerqué a su cama y sujeté tiernamente su mano —¿Qué pasa Darien?

—¿Qué sucedió? ¿Ella lo sabe?— preguntó invadido por el temor.

—Tuviste una lesión cerebral y tuvieron que repararla, tu papá auxilió bastante en tu cirugía. Ahora puedes estar tranquilo. Se ha colocado seguridad afuera de las instalaciones de la clínica durante las veinticuatro horas del día así como también se hizo en el exterior de la casa de tu familia. Rei trató de entrar aquí pero fue escoltada fuera del edificio— le confirmé mientras limpiaba una lágrima de su mejilla.

—Gracias, Serena— susurró mientras me inclinaba y besaba su frente.

—Gracias a ti por dejarme ayudarte— respondí —Tu familia está realmente ansiosa por verte, han estado muy preocupados por ti— hablé mientras él me apretaba la mano y asentía con la cabeza para retomar la comunicación con sus seres más queridos.

Caminé hacia la puerta y les dije a los Chiba que Darien estaba listo para verlos mientras yo salía de la pieza para darles un momento en total privacidad.

Andrew me llamó y fijamos una hora para encontrarnos en el desayuno a la mañana siguiente para platicar acerca de los avances en el caso mientras esperaba un tiempo razonable antes de regresar a la habitación.

Al volver a entrar en ese cuarto, Darien se encontraba sentado en la cama mientras Luna le daba en la boca algunos trocitos de hielo verificando que tolerara líquidos y así mismo para calmar su sed.

Necesito un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora