Capítulo 35

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Narra Darien

Mi mente se tambaleó con la nueva información que tenía ahora.

La historia de Serena me había sorprendido, para ser honesto. Por más que analizaba su forma de ser no comprendía cómo podía soportar estar rodeada de personas como yo. Cualquiera pensaría que después de lo que vivió, lo que menos desearía era estar cerca de cualquier cosa que tuviera que ver con el abuso o la violencia.

De repente mi mamá apareció en el camino de piedra y nos habló de forma muy amigable —Niños, es hora de cenar, espero que estén listos para entrar-— su voz era suave, casi como si tuviera miedo de entrometerse y de interrumpir nuestro momento juntos.

—Claro señora Luna, iremos enseguida— Serena dijo cuando no pude responder. Era como si ella pudiera anticipar lo que necesitaba o sentía en todo momento.

Todavía me encontraba muy confundido con respecto a Serena y al extraño deseo que tenía de estar cerca de ella todo el tiempo. Su toque siempre me consolaba y su voz me tranquilizaba ante mis ataques de pánico constantes. Nunca había conocido nada parecido de nadie que no fuera de mi familia. Ni siquiera al principio con Rei me había sentido así, con esta intensidad, con esta necesidad y con este sentimiento.

Mamá sonrió y se volvió para caminar de regreso a la casa. El aire zumbaba con los sonidos de la noche mientras emergía a nuestro alrededor.

Escuché a Serena sollozar a mi lado. —¿Estás bien?— pregunté, finalmente cuando fuí capaz de hablar.

—Sí, es solo que es muy fuerte para mí hablar de mi pasado— dijo antes de ponerse de pie y alisar su ropa para tomar de nuevo esa apariencia perfecta y segura que le mostraba al mundo que nos rodeaba.

—Gracias— dije en voz baja —sé que no fue fácil, pero aprecio el hecho de que lo hayas compartido conmigo.

—Solo quería que supieras que eres un sobreviviente que tiene familiares y amigos a tu alrededor que están aquí para ayudarte y apoyarte. No tienes que pasar por esto solo— me respondió mientras yo la miraba para ver una pequeña sonrisa en su rostro con sus ojos cálidos y llenos de ternura.

—Lo sé. Es solo que este caso es diferente. Yo soy... soy diferente, soy hombre y eso me hace débil y patético— confesé mi sentir mientras la vergüenza había vuelto con toda su fuerza una vez más.

Serena tomó mi mano y enredé mis dedos con los suyos —Es muy natural que te sientas así, pero nada de lo que dices es cierto. Te lo aseguro Darien— su suave voz me habló directamente —¿Vamos a cenar?— me preguntó mientras se levantaba y nuestras manos permanecían firmemente entrelazadas.

Miré nuestras manos y me pregunté ¿Que debería hacer? ¿Debía expresarle lo que estaba sintiendo por ella? ¿Pero que era este sentimiento? Todo era tan extraño. Quería desesperadamente aferrarme a Serena con tanta fuerza como pudiera, pero ese mismo pensamiento me hizo darme cuenta de que aún no estaba preparado para tener una nueva relación. De hecho, era bastante extraño tocar a otra mujer de una forma tan íntima como lo estaba haciendo con Serena.

—No te voy a morder— ella bromeó conmigo y me hizo relajarme instantáneamente y apreté mi mano sobre su mano.

Nuestras palmas se tocaron y sentí una ola de emociones inundarme. No se sentía mal, solo extraño.

Caminamos por el pasillo de regreso a la casa tomados de la mano.

Abrí la puerta para Serena y fuimos recibidos por mi familia quienes ya estaban sentados en la mesa, esperándonos.

—Me alegra que ambos puedan unirse a nosotros— dijo mi papá mientras nos sonreía.

Nuestras manos se soltaron a regañadientes y nos sentamos uno al lado del otro. La cena avanzó tal y como la recordaba de años pasados.
Fue como una cena familiar normal, exactamente como solía ser mi vida antes de todo este infierno por el que había pasado.

Necesito un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora