56.- Último intento

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Mi teléfono estaba sonando, revisé y era una llamada, al responder escuché la voz de mi padre, me sentí mucho mejor, todo iba mejorando, hablamos por unos minutos y después tuve que finalizar la llamada, estaban ocupados por lo que no tuve oportunidad de preguntar mucho, solo cosas esenciales, les extrañaba y al parecer estaba pronto su llegada aunque seguían sin mencionar algo exacto.

– ¿Quién era?, Parece que te alegró bastante –sonrió perspicaz, se había ido a cambiar para que saliéramos a comprar, supongo que me vió mientras finalizaba la llamada.

– Eran mis padres –respondí con alegría–, y sí, hacía varios días que no tenía comunicación con ellos, pero según pronto estarán aquí.

– ¿Y qué te dijeron? –escuché ruidos en la parte superior, de nuevo sus padres ya estaban, por suerte no me encontraron aún.

– Pues que esperan venir pronto, aún están revisando unos pendientes que los tienen ocupados todo el día –lo que fuese es demasiado importante para ellos–, además que me enviaron dos cosas –pensando en cuanto me ayudará, consideré que lo suficiente, aunque también implicaba que no sería tan cerca su llegada o solo era una mala especulación mía–, la primera es un poco de dinero –me serviría para los asuntos escolares faltantes–, lo siguiente aún no lo envían, pero en los próximos dos o tres días me enviaran mis documentos por correo –serviría cómo prórroga para el tiempo que me pusieron.

– Suena muy bien, y ¿Qué tal todo allá? –no se me ocurrió preguntar, he notado que no solemos hablar por mucho tiempo, así que debo tratar de abarcar lo más importante.

– Ya no pude preguntar, pero supongo que bien o me habrían dicho algo –en ocasiones me preocupaba, aunque me empezaba a acostumbrar con todo lo de estar ausente.

– ¿Por qué no le preguntas a Bety? –él seguía insistiendo, así que había una posibilidad de que le atrajera, desde que mostró interés en la videollamada lo supuse, aunque aún no confirma nada.

– No me contesta, le he hecho varias llamadas y va directo al buzón –solo lo intenté en una ocasión, pero ya estaba casi listo para las preguntas que me haría en cuanto respondiera.

– Inténtalo ahora –saqué el móvil, por suerte recuerdo su número, le intenté llamar pero no contestó–, una vez más quizá estaba ocupada –alcé los hombros, era una buena opción, lo hice de nuevo y sucedió lo mismo, después guardé mi teléfono.

– Seguiré intentando después y así ya habrá terminado –imaginaba qué tan ocupada estaría. Volví a salir a tomar un poco de aire, y así apresurarlo.

Habían pasado dos días desde que Dany y yo no hablábamos, era extraño no tener que escuchar halagarse, incluso sus gestos llegaban a mi mente, pero la planeación de un evento hizo que no tuviéramos clases tres días incluyendo los dos anteriores y justo después era sábado así que me ayudaría, aunque se me había ocurrido ir a su casa para conversar, no lo hice antes por intentar que todo se calmara, era suficiente espacio para ambos. Cerca de una semana estaríamos en vacaciones y sería más difícil poder hablar con Dany, la tarde del sábado salí para ir a su casa, tenía una esperanza de olvidar lo ocurrido, eso iba enfocado en todo el camino.
Toqué varias veces, al verle salir sonreí, no se notaba enfado en su rostro, también devolvió la sonrisa.

– Hola, ¿podemos hablar? –asintió y cerró su puerta, me hizo recordar la ocasión anterior, sin embargo ahora no sentí tensión.

– Hola, creí que no volveríamos a hablar –su voz emanaba algo incomodidad, se quedó cerca sin moverse.

– No lo sé –respondí intentando relajar todo, quería entender que era lo que seguía con nosotros–, por lo menos arreglar lo que pasó –alcé los hombros, mientras cruzaba ambos brazos– ¿Qué pasó?

Aún conservo tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora