Su mano se encontraba en mi hombro, los nervios hicieron que me sintiera a desmayar, el sudor recorriendo mi rostro, las manos me estaban temblando, un nudo en la garganta se prolongó, esperaba no demostrar la obviedad de lo que ocurría; es como las situaciones en las que te encuentras con una sorpresa, en la que no identificas si saldrá bien o terminará un desastre como en la mayoría de los casos, me sentía en confusión con respecto a lo que me estaba sucediendo, no quería tener que ver la expresión que pondría quién estuviese detrás de mí, daba por cierto quién era.
El lugar contaba con acondicionador de aire, sentía que no era suficiente parecía que aún me encontraba fuera del establecimiento con las brisas calientes, temía por tener que girar y encontrarme nuevamente con esa persona.
Una voz femenina recorrió mis oídos, apenas audible, pero la reconocí, diciendo "¿Que estás buscando?, ¿Te puedo ayudar en algo?, ¿Te sientes bien?", Era la bibliotecaria intentando ofrecer ayuda, la sensación de calma por fin volvía, apenas y logrando responder le dije "No muchas gracias, estoy bien. Estaba buscando un libro pero ya lo tengo" levantando lo que traía en mano, la voz aún me fallaba, y antes de retirarse pronunció "Alguien preguntó por ti, te está esperando al final del pasillo". Esa última oración me hizo sucumbir de nuevo, mi idealización lo hacía lejos.Continué pocos minutos de pie, esperando a estar más en calma, funcionó mientras no me movía, debía regresar, así que me dispuse a hacerlo. Lentamente avance hasta llegar al final del pasillo. Ya no se encontraba nadie, era real, se fue, con mayor comodidad regresé hasta las mesas y tomé asiento.
Empecé a revisar el contenido del libro, tenía algunos días para terminar de leer y concluir con el ensayo. Quería no tener que dejarlo a último momento y hacer un desastre, la veces anteriores que lo hice de esa manera terminaron con notas bajas o poco favorables, no quería una más en este nuevo año.
Pocas páginas después del índice había leído, me concentre demasiado en la lectura que ignore a quién se sentó a mi lado, sabía que alguien estaba ambiguo a mí, pero me parecía irrelevante dejar lo que hacía por ver quién ocupó el lugar, no necesitaba un individuo para conversar, en otra circunstancia quizá hubiera intentando dialogar.
– ¡Hola! –una voz se dirigió hacia mí, no iba a ser descortés, dejé un segundo mi lectura y dispuesto a contestar, no pude, me rendí ante aquella mirada, allí estaba, no partió. No hubo respuesta de parte mía, las palabras no fluían con la facilidad que acostumbran.– Hace un momento te vi, te iba a saludar, pero partiste rápido, estuve esperando al final del pasillo, supuse que estabas buscando un libro –como si no supiera lo que estaba escuchando, no podía comprender todo– sabía que tardarías así que yo también fui por uno, para cuando volví ya no estabas, regresé y te encontré –se escuchaba muy amable y con empatía– espero no te moleste que me siente aquí –seguía sin habla, me quedó viendo de manera extraña, quizá con admiración de mí expresión, yo no le podía ver, me le imaginaba y aumentaba más mi emoción– tal vez quieras estar a solas, quería disculparme, fue culpa mía que te golpearan en la escuela, espero no te causará alguna lesión, bueno te dejo –se despidió, estaba a nada de irse.
–Espera, ¿Por qué? –le detuve y traté de sonar lo más audible posible, me contuve a quedar viendo sus ojos.
– Es que fui quién hizo que ella tropezara, le enredé lo pies para hacerla tambalear, no esperaba pasará a golpear alguien más –se escuchaba con pena, por el contrario yo no estaba molesto, me sentía neutral o eso intentaba– además me pareces amigable.
– No hay problema, tampoco con el que te quedes, es un lugar público, toma asiento –retomó su lugar, me sentía casi hipnotizado pero con mayor confianza, aunque sí algo de confusión, esbozó una sonrisa, hizo que no quisiera tener que ver nada más.
– Gracias, solo me queda una duda por el momento –hice un gesto con la mano para que prosiguiera– ¿Cómo te llamas?
– ¡Hmm! –balbuceé, no recordaba algo tan obvio, me sentía algo torpe, por mucho que intenté no venía a mi mente– No lo puedo decir.
– ¿Por qué? –se mostró con sorpresa y confusión, no más de lo que yo me encontraba.
–Es que lo olvidé –dije confundido.
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Aún conservo tu mirada
RandomLa vida te marca con recuerdos. ¿Qué harías para conservarlos contigo? ¿Coleccionar? Nunca deseches lo que algún día te hizo felíz, intenta preservar la esencia de los momentos a cómo dé lugar. Un jóven que hará lo que sea por mantener su recuerdo. ...