Habían transcurrido 10 minutos desde que había llegado a casa, aún estaba algo enfadado, pero mi tristeza era mayor, contuve cuanto pude hacer ruido al sollozar, la fotografía se me había caído de las manos, aún continuaba en la cama, mi teléfono sonó, era una videollamada, respondí porque era de mi amigo, esperaba no estuviera como en ocasiones anteriores, no era la ocasión apropiada.
– ¡Hola! –hizo una pausa al ver la imagen en la que estaba– ¿Qué tienes?, ¿Qué pasó?... –se mostró preocupado.
– Evita preguntar por favor, no estoy de humor –era bastante cortante, no deseaba responder– Tengo algo que hacer, pronto sabrás de lo que hablo.
– ¡¿Qué?!, Dime que pasó, recuerda lo que te dije –la desesperación no la compartía, no era tiempo de una charla.
– Ya lo pensé, hasta luego –le colgué de inmediato, tenía en mente lo quería hacer.
Dejé el teléfono en la cama y me dispuse a salir de mi habitación, aún faltaba pocos minutos para dar las 11 de la noche, estaba a tiempo.
Pasaron las horas, ya era las 3 de la mañana cuando estuve de vuelta, me dirigí a la recámara de mis padres, les informe de la decisión que había tomado, ellos no se negaron y de inmediato salieron, iban a conseguir algo que les había pedido, regresé a mi habitación, todo estaba en orden, tomé una ducha, el agua me reconfortó, hice cambio de prendas y las demás las puse sobre el cesto. Al salir lo primero que hice fue tomar ñ el frasco, lo volví a llenar y lo cerré.
Acomodé mis cosas y tomé mi teléfono, tenía varias llamadas perdidas, ya me encontraba en mejor disposición, le marqué, no tardó en contestar.– ¿Qué pasó? –me apresuré a decir– Ví que estuviste de intenso en tratar de comunicarte conmigo, había dejado olvidado el móvil, no creí que lo fuera a utilizar –tenía el cabello algo húmedo, casi se me resbala el celular.
– ¿Qué sucedió? –se escuchaba agitado, además de la preocupación que persistía– Yo... No puedes dejarme con dudas, ¿Qué hiciste? –estaba gritando, le baje volumen.
– Tomé una decisión, lo que habías dicho sucedió y no podía dejar esperar, claro que no he olvidado lo que sucedió –dije, escuché que su respiración se tornó más intensa– ¡No te preocupes!
– ¿Qué hiciste? Aún no respondes. Tengo que hacerlo debo preocuparme eres mi amigo, ya te lo he dicho demasiadas veces, lo que sucedió la última vez... –lo interrumpí.
– Yo te explicaré, pero cuando le bajes a tú tono, no tienes porqué gritar –se empezaba a exaltar, me incomodaba la actitud solo por una decisión– lo anterior fue diferente.
– ¡Ah sí!, ¿Cómo qué? –estaba más pacifista, así que regulé el sonido.
– La última vez me terminaron y me puse algo mal, en está ocasión no, dijo que siempre estaría a mi lado y su mirada solo sería para verme –dije, aunque refunfuño– y va a cumplir.
– Aún no me convence –yo continuaba con lo que dejé pendiente– ¿Ahora que haces?, Escucho ruidos fuera de lo común.
– Estoy empacando, –la maleta estaba sobre mi cama, aún me faltaba mucho por componer; era de color platinado y del tamaño estándar– me iré de dónde vivo.
– ¿A dónde? –preguntó sorprendido. Debía hacerlo– No me habías comentado de un viaje.
– Esa era la decisión sobre la que hacía referencia hace poco, pero no me dejas terminar –mantenía el teléfono entre mi oído y el hombro para evitar que cayera, aunque como seguía casi gritando me dañaba– Hace poco opté por irme, mis padres salieron a conseguir el boleto, estuvieron de acuerdo. En cuanto llegue te llamaré para que sepas, así dejes a un lado tú paranoia –retomé el móvil, mis manos estaban desocupadas.
– Me preocupo por tí, esperaré tu llamada, ¿Qué hiciste para tranquilizarte? –desapareció la histeria que tenía.
– No puedo seguir hablando, se me hará tarde, aún no he terminado de empacar –le dije, escuché que el carro de mis padres arribó, me asomé por la ventana y efectivamente si eran ellos, me hicieron una señal para que bajara– Tengo que colgar, hablamos luego.
– Vale, no te vayas a olvidar de avisarme en cuanto llegues para saber todo –se despidió y le corté la llamada.
Mis padres no pudieron esperar y llegaron hasta mi habitación, tenía todo listo, ya había incluído los recuerdos que quería conservar, había escrito una carta para bety; mis padres se encargarían de hacerle la entrega. Me entregaron mi boleto de viaje y yo les hice entrega del sobre, asintieron a la petición, me llevaron hasta donde iba a salir. Tenía que esperar, salía a primera hora del día, cuando llegó el momento con tristeza se despidieron, les di una abrazo muy fuerte, el reloj marcaba las 5 de la mañana con minutos adelantes, me desearon suerte y tuve que partir
*************
Ahora me encuentro sentado viajando, envié un último mensaje en el que decía 'pronto llego, estaré contigo, ya quiero verte', no esperé respuesta, primero lo puse en modo vuelo y después lo apagué, no quería que nadie me molestara, así que guardé mi celular, llevo una mochila pequeña, en la cual tengo su recuerdo, estoy rebuscando, he visto el frasco he hecho que perdure más su contenido, los individuos que se encuentran abordando son pocos, por fin encontré el álbum, lo saqué y empecé a pasar las páginas, encontré la foto que buscaba, aquella que me dedicó y dijo que siempre debía ver cuando no estuviera cerca.
Aunque intenten arrebatarme tu mirada, siempre la conservaré, me iré con ella, dijiste que ibas a cumplir y así fue, no podrán separarme de ella.Nota de autor: Este no es el final de la historia, aún queda mucho por contar.
Añado la canción porque me ha gustado y quería acompañar este capítulo, creo que va de acuerdo. Espero les guste :)
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Aún conservo tu mirada
RandomLa vida te marca con recuerdos. ¿Qué harías para conservarlos contigo? ¿Coleccionar? Nunca deseches lo que algún día te hizo felíz, intenta preservar la esencia de los momentos a cómo dé lugar. Un jóven que hará lo que sea por mantener su recuerdo. ...