17.- Venganza

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Alguien ha ingresó al cuarto, era una enfermera que iba a revisar mi estado de salud, hizo un chequeo rápido rutinario, esperaba una buena noticia, la contusión me ha dejado sin muchas opciones; era una señora de unos cincuenta años aproximadamente, tenía el cabello negro con algunos rastros de la edad dando un retoque platinado, el rostro bastante conservado e irradiando amabilidad, se acercó a mí, me revisó el golpe y al intentar tocarlo le retiré la mano.

– ¿Te ha dolido? –dijo con angustia,  solo asentí– Sólo fue un golpe, algo externo, quizá te deje un moraton –su voz era dulce y suave, permaneció de pie enfrente, me dió un analgésico y un vaso con agua. Mi esperanza era que  su  función fuese instantánea, nuevo intento fallido– ¿Qué sucedió?

– ¡Ahora sí! Puedes intentar olvidarte de sentirte culpable –le dirigí la mirada a Luke y continué– Verá, fue una venganza –hice una pausa para revisar el golpe–, de quién está allá tomando asiento –exclamé señalando a la única persona que estaba en una silla de madera.

– ¡No es cierto, está exagerando! –se rió– Ha de ser por el golpe –dijo Luke en forma de burla, aunque no se levantó–, sólo no sabía que estaba por salir cuando empujé la puerta.

– Entonces la culpa fue tuya –la enfermera le dirigió la mirada y Luke alzó los hombros–, indirectamente tal vez... –no le quedó más que asintir, y sonrió– ¿Qué hacías en ese salón? –me cuestionó aquella señora.

– Antes de enterarme que no vendría el profesor, preparaba el proyecto que me asignó –mis palabras eran cortadas por el agudo dolor, e intentaba recordar.

– ¿El de matemáticas? –se apresuró a suponer– Se reportó enfermo ayer y encargó que se les informara. ¿No te llegó el mensaje? –nueva sorpresa, ella sacó su móvil y deslizó varias veces hasta que me mostró el aviso que habían enviado a todos los integrantes de la institución.

– No, es que ayer alguien lo dejó descargado por completo, también su culpa y pues no he podido revisar las notificaciones –Luke levantó la mano sonriente, intenté leer pero me sentía indispuesto, solo percibí palabras como 'no llegará'. Guardó su celular en un bolso de mano y sonó el timbre, fue bastante molesto escuchar ese ruido. Al parecer había perdido una clase y quizá las demás, aún esperaba las recomendaciones– ¿Qué hora es?, ¿Qué clase me toca? –seguía confundido, me senté para probar mi estabilidad.

– Terminaron las clases del día, ¿Crees que puedas regresar a casa sólo o llámanos a tus padres? –se mostró preocupada. La respuesta me tomó por sorpresa, me quedé estupefacto, tenía ya varias horas inconsciente.

– ¡Perdí un día! –estaba exaltado, le dirigí una mirada con irá a Luke– Bien planeado todo –logré ver cómo sus labios pronunciaron una disculpa– Si, creo que podré llegar –me volví hacia la enfermera.

– Yo puedo acompañar –Luke se levantó; se postró al lado izquierdo. No respondí– Lo positivo es que ya no tienes sueño. En realidad si estaba demasiado molesto para disfrutar de su sarcasmo.

– Casi me matas, ¿quieres terminar lo que iniciaste? –dramaticé de más, solo se rió– Prefiero ir sólo –dije con un tono apático– ¿Eso es todo?, Para que pueda irme –me referí a la enfermera, la cual asintió.

Tomé mi mochila, estaba cerca de la entrada, vigilé que Luke no estuviera cerca para cuando abriera la puerta, no quería terminar en el hospital, aunque era demasiada exageración o quizá precaución. Poco antes de cerrar  la puerta se le ocurrió decir ‘te estaré esperando, puse la dirección en una nota pegada a tu libreta de matemáticas. No olvides llevar el pase’, eso me recordó que debía guardar aquel frasco.

El regreso a casa fue insoportable, el ruido, aunque es poco usual también la calor y la presión ejercida por los pasantes, hacía que el dolor agudo estuviera constante. Al entrar estaba pacífico, justo lo que quería, nadie estaba en el hogar, me fui directo a mi cuarto, me recosté con gran esfuerzo de no causar más daño a mi cabeza. Estuve pensando en muchas cosas, habían pasado como dos horas, me encontraba en mejor estado, en un pensamiento circuló lo que Luke había dicho, revisé según me indicó y no mentía, en la nota tenía una ubicación y el horario, revisé mi reloj, ya casi, no pretendía ir porque apenas se empezaba a esfumar la molestia, debía reposar más, por mucho que estaba intentando no podía conciliar el sueño. Pensé demasiado en ir o no, mis padres no llegarían pronto, se me ocurrió no ser descortés, así que me alisté, lo cual fue un reto; la dificultades que surgieron me exasperó, pero lo logré, tomé una mochila pequeña y le introduje una gorra para cuando volviera, también lo que había pedido.

La dirección me era totalmente desconocida, llegué en taxi, al bajar ví que la parte externa solo era un muro y una entrada, me dispuse a entrar. Era alucinante su interior, tenía un parecido similar aunque más vago al que una vez había soñado, añadiendo que  la situación si era diferente; posiblemente estaba confundiendo la imagen de un sueño. Al recorrer el lugar con la vista, ví a Luke que estaba dando la espalda, le arrojé una piedra diminuta, apenas rozó su hombro y se giró con rapidez.

– ¿Cómo te sientes? –se apresuró a preguntar con angustia.

– Mal –dije señalando de donde provenía el dolor, supongo aumentó su sensación y se estaba preocupando–, pero no lo suficiente como para dejar de verte. ¿Y tú?

– Sólo no esperaba que llegarás –dió un suspiro–, así que mejor –su sonrisa expresó que era cierto.

– No por eso, con respecto a tú venganza –traté de no mostrar enfado, rsperaba que mantuviera la alegría, aunque si fue doloroso– ¿Ya estamos en paz?

– Esa no era –dijo Luke, se reía–, ¡Aún falta! –creo que sonó sarcástico.

– ¿Entonces hay algo peor? –el sarcasmo me confundió; supuse que el dolor físico causado por accidentes son los más frecuentes, la contucion no ha concluido, los rastros también continuarían por varios días hasta regresar a su tonalidad.

– No, ya te dije que fue un error –se puso de pie y empezó a acercarse lentamente, me sentía aún más en desconcierto– Además no comparto la expresión que usas, me atrevo a decir que será una reacción causa-efecto, es más apropiado –su acercamiento era mayor, sus pasos eran lentos, iba directo a dónde me encontraba.

– ¿Qué harás? –observé que ya no había demasiada distancia.

– Esto –se acercó hacia mí, cerré los ojos por instinto, me propició un beso, sentí un calor y dolor,  aún no sé cuál con mayor potencia, la euforia me recorrió, pronto se retiró– Espero ayude a reducir el dolor.

Aún conservo tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora