Aún conservo tu mirada

63.- Ojos que no ven

Seguía en espera de aquel mensaje para volver a clases, he salido a caminar un poco, me preguntaba si Michell nos reconoció, nos veía continuamente pero bajaba la vista cuando le devolvía la mirada, por suerte estaba en medio mi amigo aunque solo se enfocó en la película.
Me abstuve a conversar con ambos, tal vez si solo era paranoia, pero ya estaba aburrido, solo comía nachos para pasar el tiempo, llegó una notificación y lo usé de excusa para irme, casualidad es que también Michell se despidió, salimos y venía a un costado, ninguno de los dos habló durante las primeras tres calles y justo antes de irse hizo un comentario bastante peculiar y fuera de contexto, "Qué lindos tenis, no he visto otros como esos, se ve que son cómodos", después tomó la avenida hacia la derecha, solo le ignoré, me detuve y los quedé viendo fijamente, nada fuera de lo usual en unos zapatos, incluso son algo simples a excepción que tiene una parte bicolor en la parte de atrás en diagonal, yo he visto varios, aunque aquí no. Estos lo he usado últimamente, me quedé pensando y le dí otro vistazo, ¿Es eso?, justo no me los había cambiado en los últimos días, incluso fueron los mismos que tenía puesto aquella noche, ¿Será que los notó?, era lo único visible que pudo haber coincidido conmigo, pero a esa distancia lo último que ves es un par de calzado, me siento confundido, me detuve al final de la calle, todo se esfumó cuando sonó mi teléfono, un mensaje de mi amigo, no lo revisé.
Volví a casa, llevaba repitiendo todo el camino que no era posible y solo me estaba poniendo nervioso con algo que no pasó, Michell no podía haber visto algo tan simple como un decorado en mis tenis, ni siquiera yo le había tomado importancia hasta ahora. Entré y fui directo a la cocina por un vaso con agua fría, eso me ayudaría con el calor, solo quería volver a salir lo antes posible a dónde sea, tenía que cambiarme porque es incómodo estar así, subí a mi habitación y al abrir escuché un ruido desde dentro, empuje la puerta con fuerza, ví a mi amigo sentado enfrente de mi armario serio.

– ¿Qué haces aquí? –pregunté admirado, yo creí que alguien más había entrado a husmear, al ver el trofeo a su costado derecho me hizo sentir incómodo.

–¿No te llegó mi mensaje? –ambos sacamos el teléfono y se dió cuenta que no lo había revisado. Decía que vendría a dejarme el trofeo, lo cual ya había notado, creí que no lo encontraría tan fácil– Lo has dejado olvidado en mi casa –se enfoco a aquel objeto, dejarlo adrede fue una buena idea hasta el momento que no pensé en un mejor lugar para dejarlo.

– Gracias –balbucee evitando verle, ya estaba aquí en el peor lugar que puede estar al igual que yo–, disculpa he estado algo distraído, se me ha pasado revisar el móvil. ¿Qué haces ahí? –estaba demasiado cerca de mis pertenencias, el frasco en particular. Me acerqué para ver el trofeo, rodeé con el dedo índice la parte superior y él se mostró ausente.

– Iba a guardarlo y de paso esperarte pero llegas a tiempo –sonrió, sacó mi maleta, deslizó el cierre pero no lo abrió–, pero tuve un inconveniente y me encontré con esto –metió la mano sin levantar la parte superior, sacando aquel mini album, esto parece un déjà vu– Luke, ¿Fue su mirada la que te dejó deslumbrado? –asentí, él siguió pasando las fotos, hasta llegar en la que sólo se veía sus ojos– Ahora comprendo –ya lo sabía, no veía razón de repetirlo– y también un frasco –la mano izquierda removía adentro, me quedé pasmado, creo que ya lo había visto.

– ¿Por qué has revisado?, Es personal y privado –era obvio que ya había visto todo así que sería absurdo enojarme, además el ya sabía parte de todo lo que pasó con Luke– ¿Ya lo viste? –asintió confirmando mis suposiciones.

– Ahora son dos recuerdos –tomó el trofeo y lo acercó hacia él– ¿Lo sacamos ambos? –sería la primera vez, además de la emoción me empieza a causar algo como adrenalina.

– Lo haré yo –se puso de pie y quedó un poco retirado esperando, primero levanté la maleta y quedé viendo el frasco, la sensación de incertidumbre seguía aumentando, él es de confianza, lo tomé y saqué, estaba envuelto por una playera, al parecer lo dejó como estaba, lo dejé sobre el suelo–, si no te hubiera visto, pensaría que nadie estuvo aquí –le sonreí.