19.- Cautivo tu mirada

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Imaginaba que eso solo fue coincidencia, tenía un parecido fantástico a mi sueño, aunque la realidad era mejor eso a pesar de...
El dolor había disminuido casi en su totalidad y lo que más me emocionó era saber que ya no era un anonimato en mi vida. Todavía era una persona desconocida, pero quería estar ahí esperando llegar a conocer su todo, mi felicidad seguía en aumento, tener aquella sensación de tener enfrente a quién espero dejar de desconocer, suena perfectamente incoherente.

– ¿No lo olvidaste? –dijo Luke, seguía de pie, viéndome; mientras en mis pensamientos seguía sin poder concebir como realidad. Asentí– O no habrá pasó

– Entonces, tengo que irme –traté de sonar firme, tendría que haber intentado una partida llena de nostalgia. En cuanto me giré me tomó de la muñeca para detenerme, esboze una sonrisa.

– Sé que no lo harás –me giré, se escuchaba con convicción–, porque sé que lo traes y si no lo hicieras, tengo uno de repuesto –intenté buscar, pero no ví nada. Todavía mantenía rodeando mi mano con sus dedos, algo fríos en comparación con los míos– Jaime, creo que has notado que estoy algo nervios...

– Lo sé –le interrumpí– ¿No crees que es precipitado demasiada seguridad?, Podría o no tenerlo –intenté mantener la calma, sus dedos estaban tembloroso; el clima estaba ventoso, las brisas frías me provocaban escalofríos, aunque no lo consideraba suficiente para disminuir su temperatura corporal– ¡¿Tú?!, –era demasiado obvio lo que le ocurría, hasta causa ternura– ¿En serio?, Es difícil de creer –desenlacé su mano y la cubrí con las dos mías, me quedó viendo fijamente– No te haré nada –le dí una caricia suave al rostro, después empezé a frotar levemente–, que no sea quererte.

– ¿Cuál es el motivo de la mochila?, ¿Ahí lo traes? -dirigió su mirada detrás de mí, ya se había calmado por completo– También no es cierto lo del repuesto, confío en tí, todavía –ambos reímos– Gracias, yo también haré todo lo que sea para que te encuentres bien –me propició un beso en la mejilla acercándose demasiado a mis labios, después se retiró con gran rapidez– Eso me lleva a... –no me había percatado de una pequeña mochila que estaba bajo un árbol bastante grande; la mochila era de color negro con algunas frases estampadas, no podía distinguir ninguna– Yo no prometí traer nada, pero la ocasión lo amerita –estaba en hincapié mientras revisaba, trataba de buscar algo– ¡Ven siéntate, por favor!, Espera un momento –me acerqué y permanecí de pie hasta que hizo una seña palmando el pasto, no objeté y lo hice– ¡Lo encontré!

– ¿Cómo se supone que puedes perder algo dentro de una mochila?, A menos que pueda huir –respondí con ironía, el dolor parecía no querer irse, trataba de disimularlo– ¿Qué es?

– No lo extravié, intentaba hacerlo parecer interesante –estaba ocultando lo que sea que fuese. Sí funcionó lo de la intriga, en un movimiento lento lo empezó a sacar. El recuerdo de un regalo me hizo aumentar el dolor, traté de no hacer ningún gesto–, es una cámara instantánea –se recostó en mis piernas y tenía una sonrisa hermosa, llena de emoción– ¿Te gusta?

– De haber tardado un poco más se volvería aburrido y quizá te hubiera ignorado –no podía dejar de ver sus ojos, le acariciaba su cabello– ¡Claro que sí!, ¿Qué quieres fotografíar? –la vista era increíble y el lugar también. Por alguna razón esperaba que me volvieran a levantar– ¿No es lo mismo con la cámara del teléfono?, ¿Qué es la intención? –Luke me cedió su cámara, la tomé y me recordó el logo inicial de Instagram, después se lo devolví.

– ¡Ah!, ¿Sí? –hizo una pausa– Jaime dime, a ti ¿Qué te gustaría fotografíar ahora? –no necesitaba nada, su presencia era suficiente, no pensaba decirle para evitar aumentar su ego, antes de que pudiera contestar continuó– Porque yo quiero fotografíar todo y... –un flasheo me cegó– especialmente a tí –sentía una irritación en los ojos y un poco de molestia ante la falta de aviso- Un recuerdo, necesito más –quedó revisando la fotografía–. No, los instantes deben ser registrado con algo instantáneo, mientras que en la otra opción sólo sería más pasajero.

– Cuando encuentres una fuente de los deseos, puedes pedirle que te diga lo que quieras saber –Luke continuaba sacudiendo la imagen, continué hablando– Hay mucho que nos falta por recordar –entonces me acordé del frasco, que según sería el pase o ¿sería para salir?– ¿Y traje el frasco para nada? –dije algo confundido, se levantó con entusiasmo.

– ¡Cierto!, lo había olvidado, es que te gusta distraerme, ahora te diré. ¡Sácalo! –aún traía puesta la mochila, así que la bajé y extraje el frasco de cristal– ¿Y el papel y bolígrafo? –moví los hombros en señal de haberlo olvidado– Aquí tengo –al parecer tenía un bolígrafo de su bolsillo y me lo dió–, ya que lo dices... No es necesario una fuente o una estrella fugaz para que tus deseos se cumplan, y lo que se me ocurrió es evitar decir lo que queremos al aire y que posiblemente no podrían cumplirlos, por miedo u otra razón, sería mejor decirlos a quién si esté con la disponibilidad de intentar cumplirlos, pero no como obligación sino por la satisfacción de que alguien en alguna parte podría hacer lo mismo –destapó el frasco y arrojó la tapa a un costado, me daba duda–, también consideré las desventajas y de ahí surgió esto, o al menos la idea –señaló el frasco que tenía en mano–. Cuando nos surja un deseo, lo escribiremos y debemos introducirlo. La otra persona entre nosostros puede leer si el deseante permite, no tendría caso desear sin saber, solo santa puede hacerlo y se deberá intentar cumplirlos, ¿Qué opinas? –solo asentí– Tú inicias –me pasó una notita que sacó de su mochila. No estaba seguro, al terminar lo añadí– ¿Puedo?, La curiosidad es demasiada –le indique que sí. Lo sacó y leyó, dentro mi pensé que realmente era lo que quería, dí un suspiro– ¡Vaya!, ¿Qué nunca deje de verte? –preguntó sonrojándose, asentí sin poder decir nada más– Puedo cumplirlo fácilmente –lo devolvió al frasco, agarró su cámara y tomó una foto a sus ojos, quedé atónito. Espero un rato y extendió su mano con la foto– Ten, así siempre tendrás mi mirada, considero que eres la persona adecuada para resguardarla –me dirgió un guiño, el gesto me conmovió hasta casi derramar una lágrima de alegría. Muchas aquella fotografía al frasco– Sácala cuando lo requieras o yo no esté cerca... Espero siempre estar junto a ti –me dió un beso suave en la mejilla.

Aún conservo tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora