La luna se dejaba ver, por fin era de noche, el aburrimiento me invadía, quería no tener que parecer algo cobarde o inseguro otra vez, la casualidad de los eventos que me salvan o hacen parecer evadir todo tema, la forma en que desaparece todo rastro de mi presencia, es algo que me reconforta. De cierta manera quería responder, cambiar la posible perspectiva que ha concebido por las circunstancias.
Estaba recordando como se negó a que pudiera enviar un último mensaje, la seguí tan pronto no escuché sus pasos cerca, intenté excusarme con estar incomunicado por un día, logré conseguir que disminuyera la sentencia, la persuasión funcionó parcialmente, tenía que esperar hasta el viernes para poder salir, aunque mañana por la tarde me devolverán mi pertenencia, la condición era de que no debería pasar de las 10 para dormir, argumentó que evitaría que vuelva a incidir.
Cumplí, posiblemente no con exactitud, pero no pasó de la media noche, recuperado y con la intención de estar activo por el resto del día.Estar llegando a la escuela lo más puntual posible por la primer clase que daba inicio, el timbre hizo el llamado, tres toques, llegué antes de que todos entraran, me senté en la primera fila frente a la pizarra, cuarta columna. Quería remediar la falta de atención o al menos intentarlo, el profesor ingresó revisando unas hojas, supuse eran para la clase de hoy, levantó la vista e ignoró mi presencia, en cuanto se sentó me acerqué con el reporte firmado en mano, lo coloqué en el centro, lo tomó y examinó.
– Espero que la clase de hoy no te parezca tediosa –su tono sarcástico estaba bastante resaltado por la gesticulación que hacía– ¡Verás!, Ahora sí me esmeré para no aburrirte, ¿Quieres revisar?, Quizá deba hacer algún cambio –me extendió el papel con el que entró y se mostraba con altanería.
– No es necesario, pretendo que no suceda lo mismo, ya tengo esto como recuerdo –dije señalando el reporte que mantenía en mano–, pero debería considerar preguntar a mis demás compañeros para mantener el estatus que usted gusta –estaba con intenciones buenas, aunque su actitud no la iba a tolerar, además aún no ingresaba nadie.
– Entonces, ¿Te ha dejado alguna una reprensión? –arqueó una ceja– Sabes, tiene razón, eso haré cuando todos estén dentro, gracias por la magnífica idea –quedó viendo como algunos empezaban a llegar saludando con cortesía, en ocasiones informal, todos eran respondidos.
– No lo creo, fue más como un aviso, aunque al inicio si se preocuparon, de igual manera que lo hizo usted –sabía mantener la compostura, traté de no mostrarme a la defensiva– ¿No está mintiendo?
– ¡Claro!, Cualquier docente lo haría, no tengo porque mentir –sonrió y ya pocos asientos quedaban vacíos, dos o tres distribuidos entre los que nadie decidió ocupar– Toma asiento.
Regresé a mi lugar, no estaba preocupado, me quedó analizando, estaba demasiado cerca, me molestaba, daba vueltas en un mismo sitio y pronto se detuvo enfrente, e inició con un saludo cordial.
– Buen día jóvenes, espero no se encuentren cansados –su vista la fijó sobre mí– Hace poco estaba hablando con uno de sus compañeros, quizá lo hayan visto, en fin, discutiendo sobre un tema, hizo que me planteara una pregunta –se calló de inmediato y retractó de igual manera– ¡No!, A ustedes, con respecto a lo que pueda suceder. Verán, la cuestión es la siguiente, en una escala del 1 al 2, ¿Qué tan monótona creen que es la clase que imparto? –el silencio de prolongó, sólo se escuchaba sus pasos al recorrido– No se preocupen, aporten con su opinión –veía a los presentes, nadie respondió– Me acaba de surgir una idea, mejor yo responderé por ustedes –ahora la confusión arrasó para todos, algunos se miraban entre ellos–, tendrán dudas sobre lo que digo. Yo voy a calificar las clases, obviamente no puedo dar una auto opinión, así que, buscaré quién me supla, será rápido, ya tengo en mente candidatos y son ustedes.
– ¡¿Qué?! –al unisono resonó en toda el aula.
– Cada día uno pasará explicar un tema y yo seré quién evalúe. Vamos a iniciar con... –tenía una expresión algo maliciosa, con su dedo índice recorrió el salón completo, tenía la sensación de saber a quién iba a elegir y no me equivoqué– Contigo –dijo apuntando en dirección a dónde me encontraba, sentarse en la primer fila no fue una gran idea, aún peor lo de la pequeña conversación, podría traer problemas a futuro, él se quedó con una sonrisa, tal vez era la mía antes de hablar.
– ¿Yo? –todos me quedaron viendo y algunas risas se escuchaban al fondo, también susurros de disgusto.
– No veo que seas transparente para que tu compañero que se encuentra atrás logre señalarlo –su sarcasmo era malo, pero estaba molesto y no fue lo suficientemente discreto– Mañana asignaremos temas, el viernes debe tener todo listo para que cuando yo llegue, seré un alumno. Demuestren que no me harán dormir –por suerte no sería el único y eso era a lo que todos molestaba, básicamente fue culpa mía.
ESTÁS LEYENDO
Aún conservo tu mirada
RandomLa vida te marca con recuerdos. ¿Qué harías para conservarlos contigo? ¿Coleccionar? Nunca deseches lo que algún día te hizo felíz, intenta preservar la esencia de los momentos a cómo dé lugar. Un jóven que hará lo que sea por mantener su recuerdo. ...