15.- Pasado

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Se levantó y yo le seguí, por un momento se mantuvo en silencio, eso era algo extraño, no había hecho algo similar antes, pero me gustaba.

– No te escucho hablando, es raro estar en silencio contigo, ¿Qué tienes por decir? –no tenía idea de que preguntar, caminaba a su lado sin saber.

– Me ayudarás a vender los dulces, ¿Qué te parece? –sonaba con sinceridad y entusiasmo.

– ¡Claro!, Te ayudaré y quizá te haré compañía, ¿Por qué? –la idea me pareció muy buena, sería innovador para mí. Era suficiente con que hablara, no estás seguro de lo que sentía, solo me complacía estar cerca.

– Larga historia –solía ofrecer a algunas personas que se encontraban cerca, una pareja le compró chocolates y guardó el dinero en una pequeña caja que traía.

– Supongo que hay tiempo suficiente, inicia –su voz era lo que quería escuchar, es complicado desatender mi exhibición emocional. Yo también solía ofrecer, aunque era difícil con los dulces en mano.

– Hace varios minutos yo ya estaba en este lugar y ví que pasaste, por lo que acabo de confirmar que no me viste, en fin –me dirigió una mirada algo irracional, me alarmé–, antes de que pienses mal, no te seguí. Continué esperando, pronto todos se dispersaban y empezaba a quedar en calma, no tenía mucho por hacer, recorrí dos veces alrededor –mientras explicaba le quedaba viendo, aunque es difícil mantener golosinas entre las manos, casi se me caen–, cuando estaba por dar la tercer vuelta, ví aproximarte, supuse te irías pronto, pero te sentaste, quería acercarme, no sabía cómo –hizo una pausa, le dió un dulce a un niño que iba pasando, un hermoso gesto, aunque quizá la mayoría desconfiaría.

– Continúa –porque hacer suspenso solo causa preocupación y no emoción, más en mi situación.

– Me quedé viendo hacia dónde estabas, un vendedor se me acercó y ofreció algo, para ese momento no había visto que era. Se me ocurrió una idea, de esas espontánea. Estaba apunto de irse, era un señor algo mayor, estaba algo retirado, lo alcancé y... –hizo una pausa para cobrar a un niño que se acercó a comprar– Le hablé, la idea inicial era que iba a comprarte dulces, pero no sabía cuál te gusta, así que le hice una propuesta, al inicio se negó, después hice lo posible por convencerlo, fue bastante complicado, la desconfianza fue mucha, yo también lo hubiera hecho, aunque fue menos que la tuya.

– ¿En qué consistía? –estaba atento a todo detalle de lo que decía, no tenía nada más por hacer también.

– Pues en esto... –hizo una pausa y se detuvo.

– ¿Esto qué? –pregunté, no le encontré sentido, ya había sido muchas veces por ese día.

– Ofrecí comprar todo lo que tú eligieses, bueno, finalmente terminé seleccionando. Después ayudarlo a vender, así tuve una manera de poder estar cerca y ser útil en beneficio al señor –continuó caminando y ofreciendo, alguien se llevó más dulces– ¡Ves! Con efectividad comprobada, espero no te moleste haber incluído tu conversación como extra.

– ¡No, me parece excelente dar un poco de apoyo! –le dediqué una sonrisa, me encantaba todo.

– Entonces apóyame con tú presencia, tal vez tarde y tú me ayudarías a hacerlo mejorarlo más –me correspondió sonriendo y algunos gestos extraños.

– Lo voy a intentar. Ya sé que tienes un nuevo amigo... –se giró con suavidad para responder.

– ¿Tú? –dijo con más entusiasmo, sentí extraño, ¿esa respuesta definiría la situación en la que me encontraba?, eso sería triste.

– No lo sé, aunque me refiero a quién te dió mi número, estaría por demás nombrarlo –quizá tampoco sabía su nombre.

– Ya lo sabes –sonrió– ¿No estás enojado por lo que hizo? En si, la culpa es mía así que se aceptan los reclamos con mucho gusto –me dirigió un giño.

– Hoy fuí a verlo, para saber cómo seguía, me contó parte de lo que pasó, y no te alarmes, no le dije nada. Él mencionó que llevabas algo en mano, creo que una bolsita –se detuvo bruscamente.

– ¿Qué te dijo? –se mostró con sorpresa.

– No mucho, evadió el tema y tampoco insistí –empezaba a cansarme y creo que en algún momento se me cayó un dulce, estaba tan enfocado en la conversación que no lo noté.

– Aún no es tiempo, pronto sabrás. Hay que continuar –apresuró el paso, el cansancio podía esperar.

Estuvimos buscando personas que desearan comprar, uno, dos, tres, llevaban algunos dulces disminuían, mientras aumentaba mi emoción, aún faltaban varios, se propuso terminar todo. Cuando terminamos, nos dirigimos hacia un hombre de edad madura, tenía barba platinada, con canas en el cabello, también unos ojos marcados con estragos del tiempo, un rostro frío, pero con una sonrisa llena de simpatía, estaba admirando un rosal que había en la parte central.

– Estoy de vuelta –mencionó Luke con un tono alto– Aquí tiene lo que prometí –entregó la cajita, y el soporte– ¡Funcionó!, ¿Qué tal lo pasó? Y muchas gracias.

– Te lo agradezco también, me hiciste pasar una tarde más tranquila, admiro tu juventud y entusiasmo, me alegro por ustedes –su voz era algo ronca, tenía una rosa en mano– ¡Ya es hora que termines!

– Eso es todo, ya lo creo, lo voy a hacer pronto –dijo Luke y me dió la sensación que algo omitió contar, tal vez algo importante–, quizá ya esté aburrido –señaló al costado, me encontraba de ese lado– Espero tengan buena tarde.

– La tuve, espero ustedes también la hayan tenido –se dirigió a Luke, nos alejamos despidiendo con la mano, nos correspondió.

En un lugar alejado dijo "quiero hablar contigo", nos sentamos, dejé a un costado lo que llevaba en mano y quedé enfrente, estaba algo preocupado.

– Es hora de hacerlo pasado –dijo con firmeza, se acercó a mí oído susurrando– ¿Me apoyas? –se retiró con la cabeza hundida en sus hombros.

– ¿Esto se terminó? –la voz se me quebró. Parecía incierto.

– Espero que no, aún está por comenzar, ¿Te gustaría? –recogió parte de su cabello apartando de su rostro.

– Pero... –hice una pausa– el pasado es cuando termina –dije con incertidumbre.

– Eres una ternura –sonrió con dulzura, no podía desprender mis ojos de todos sus gestos, eran únicos y cada uno me hacía  sentir emocionado– Te equivocas, el pasado es más que un evento anterior, algo que no lo puedes cambiar, ¡jamás! Y tenemos como resultado el presente y el futuro... –dió un suspiro– eso todo lo que necesito de tí. ¿Aceptas convertirte en mi pasado? –me tomó las manos, mi respiración se entrecortó, casi estuve por hiperventilar, el corazón me latía a una velocidad inconmensurable, la euforia recorriendo mis ojos, una lágrima de alegría, un sonrojo, no podía contenerme, sentí un mareo y el escalofríos hizo que mis manos se enfriaran.

Aún conservo tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora