23.- Ce los presento

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Siempre me preguntaba lo mismo, ¿Por qué la escuela son demasiadas horas a la semana?, es que cada mañana era la misma pregunta antes de ir a la institución, el horario lo volvía aburrido y los maestros empeñados a no colaborar para hacerlo menos tedioso, además porque ningún alumno se molestaba en hacerlo y es que tampoco les interesa demasiado. Ver el reloj y darse cuenta que los minutos parecían tardar más en completarse, muchos compañeros se veían aburridos y a poco tiempo de quedar completamente dormidos, el ruido del exterior de quienes se encontraban fuera de algún salón nos hacía distraernos, por el motivo que fuera ¡pero estaban fuera!, charlas y gritos llenos de emoción, mientras dentro todos escribiendo sobre líneas las partes más importantes de toda la clase, en lo absoluto es de relevancia, no estaría ahí sino lo fuese, además tener que usar códigos y varias formas de hacerlo entendible o fácil de recordar con símbolos, letras, colores, un orden y todo para ignorar que nadie contaba con información diferente. Siempre hay algunos que no escriben nada y otros demasiado cuidadosos de sus pertenencias, algunos más jugando a imaginar cualquier cosa que les escapar por una momento; dibujos en blanco y negro, notas y escritos sin destinatario, pies y manos incesantes de movimiento, mientras los ojos viendo hacia dónde quisieran estar, bostezos simultáneos, una pareja inseparable al fondo.

Al llegar las 10:30 ya era hora del receso, todos saliendo con gran prisa por escapar, una oportunidad de estar en libertad sin reprensión por parte de los maestros. Desde la entrada a los comedores logré ver cómo Luke estaba en la fila hasta el final, me acerqué y supuse que por la cantidad de personas circulando no me vió, le rodeé los ojos con las manos, empezó a palmar, las retiró y me dió un beso.

– ¿Qué hubieras hecho en caso de que no fuera yo? –dije y le mantuve dando un abrazo, todo mundo estaba en sus asuntos y nadie prestaba atención a su alrededor.

– Sabía que eras tú, no podía haber fallos –respondió con gran certeza, correspondió el abrazo–, siempre que estás cerca se agudizan mis sentidos, justo sucedió hace poco –se rió, la fila avanzó–. Además no tendría nada de malo disfrutar –quizá tenía razón.

– Eso de los dentidos no creo que sea posible, ¿O si? –me sorprendió, asintió–¡Claro!, A disfrutar se ha dicho y recuerda que quien lo dijo fuiste tú.

– Aún no lo sé me parece que suena bastante agradable –ambos avanzamos conforme la fila–, no creo que pueda suceder demasiado por equivocarse –esa última frase sonaba pretensiosa– ¿Aceptarías que fuera de otra persona? –me causaba gracia su forma de intentar ver del lado opuesto. Es que la equidad y libertad es indispensable.

– Espero equivocarme pronto –le dí un pequeño empujón y me reí– Tú harías lo mismo, ¿no? –se abalanzó y me dió un abrazo rápido.

– No lo sé –su confusión aumentó y le tambaleó la voz– ¿Y tú? –empezó a caminar lentamente, quedé detrás y ví a alguien.

– Sí, más si es de la persona que conocí ayer –justo cuando terminé de pronunciarlo se giró, se le notaba seriedad–, por cierto, está allá –le señalé hacia la mesa del fondo que estaba casi vacía; vestía una sudadera de color plomo con el gorro puesto, estaba viendo al lado contrario, así que era lo poco que se podía observar.

– ¡Vamos, quiero conocer! –no comprendí si era sarcasmo, pero ya sonreía.

– Está bien, ¡primero compra!, después iremos –estaba a dos personas de que fuera su turno–, no te vayas a exaltar.

Continuó avanzando, las encargadas estaban atendiendo desde el interior con las medidas necesarias. Al llegar tomó lo que iba comer e hizo el pago correspondiente, después nos dirigimos con lentitud hacia aquella mesa, la multitud ya se había dispersado, aún continuaban algunos, los rodeamos. Luke venía detrás siguiendo y a pocos pasos de llegar se detuvo, intenté que siguiera, pero dijo que esperaría, no tuve inconveniente, me acerqué e hice un saludo con la mano, después un beso en la mejilla, se levantó y me abrazó, también le fui correspondido. Intercambié pocas palabras, alguien veía desde un lugar alejado y estaba en confusión, mientras conversábamos le señalé a Luke que de encontraba un poco más cerca, se giró agachándose para acomodarse las agujetas, luego se levantó y recorrió el gorro; descubriendo su cabello largo de tono castaño, con ondas que hacían parecer más iluminados algunas secciones, con una gran sonrisa amigable, bastante bella, un rostro que irradiaba alegría y paz, en la parte de enfrente la sudadera traía inscrito en color negro un mensaje y un árbol con variación de números, decía 'Three disappears and not the Trees', que se traduciría en 'Desaparece los tres y no los árboles', con un significado implícito. Extendió su mano; era suave y tersa.
Luke seguía en desconcierto, le señalé que no fuera descortés, tardó en reaccionar, levantó la mano equivocada y tuvo que retractarse, para cuando las tenían estrechadas, se me ocurrió decir...

– Luke, me gustaría os presentaros formalmente –me pareció escuchar un 'es un placer conocerte' de ambas partes, mientras yo reía– Ya puedes verificar tus celos –mi amiga me quedó viendo confundida y se rió, asintió– Ella es de quién te estaba comentando ayer. ¡Podrías dejar de verla tan raro! –me dirigí hacia ella, esbozó una sonrisa– Espero no te moleste, pero Luke quería comprobar algo... –continuaba viendo, negó y soltó su mano– No siempre es así, pero es que no se puede ignorar el que encuentres con alguien de tal magnitud de belleza, además se distrae fácil –ella se sonrojó y me dió otro abrazo. Hermosas personas en momento incómodo.

Aún conservo tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora