Capítulo 12: Prácticas de combate - Parte I

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A Todoroki no se le había ocurrido que pudieran utilizar parte del área común para hacer pequeños entrenamientos, pero los pasillos eran muy amplios, así que había unas cuantas zonas que podían usar y ni siquiera tener que apartar muebles. Era un cambio de escenario interesante en comparación al patio que utilizaba para sus prácticas, pues no sólo ganaba en comodidad al estar en el mismo edificio en el que vivían, sino que tampoco tenía que preocuparse del clima.

Se habían reunido, por precaución, en la parte del edificio que correspondía al ala de las chicas. Como su primer piso estaba vacío, en caso de hacer ruido no importunarían a nadie.

Yaoyorozu se había traído un bo de entrenamiento. Sabía que podía manejarlo no sólo porque le había dicho que entrenaba la disciplina desde pequeña, sino porque ya la había visto utilizarlo en más de una ocasión. Lo cual era normal, si lo pensaba. Los compañeros con más conocimientos de artes marciales eran los que su singularidad los obligaba a estar en mayor o menor medida cerca del oponente. Midoriya, Ojiro, Sato... Incluso Uraraka había empezado a entrenar lucha al ver el potencial que tenía para usarlo junto con su habilidad. Todos ellos necesitaban acercarse a su oponente para poder pelear.

Por el contrario, estaban los que tenían particularidades que les permitían mantener el combate a lo lejos como era su caso. Kaminari, Tokoyami, Jiro... Sus combates cuerpo a cuerpo dejaban bastante que desear y, sin ir muy lejos, tanto a Tokoyami como a él ya los habían instado más de una vez a no depender tanto de su singularidad.

Que era por lo que estaban los dos ahí, cerca de las once de la noche, cuando todos habían decidido retirarse a dormir tras concluir con los grupos para la representación musical.

—¿Qué es lo que sabes hacer?

—¿En combate? —Yaoyorozu asintió—. Movimientos básicos de ataque y defensa.

—¿Te los ha enseñado algún profesor o ha sido tu padre?

—Más bien, los he aprendido yo viendo peleas e intentando imitarlas —admitió.

—Pero tu padre sí utiliza el combate, ¿no? —preguntó reflexiva—. ¿Nunca te ha enseñado?

—Es un tema complicado —respondió incómodo—. Mi padre es muy corpulento y me supera mucho en fuerza, de modo que, al enfrentarme a él, me deja utilizar mis habilidades.

—Pero algo más te habrá enseñado, ¿no? —se extrañó—. No es normal que pelee contigo y no lo hagáis nunca sin utilizar vuestras singularidades.

—En realidad, lo prefiero.

—Pero...

—Yaoyorozu —la interrumpió con tono significativo—, es mejor que dejemos a un lado el tipo de entrenamientos que tengo con él.

Porque, desde luego, no eran para nada lo que ella podría entender como un entrenamiento instructivo. No se aprendía nada de una pelea en la que una persona se limitaba a moler a golpes a la otra. Por eso prefería los combates en los que podía al menos defenderse con sus habilidades.

Yaoyorozu se tensó al interrumpirla, pero por suerte, decidió no ahondar más en ese tema.

—Así que, en resumen, tienes unas nociones de lucha cuerpo a cuerpo pero que no puedes entrenar con comodidad porque no te sirven con la persona con la que te enfrentas habitualmente.

—Sí, más o menos, se podría resumir así —respondió aliviado por dejar el tema atrás—. Al final, si quisiera ponerlas en práctica, tendría que hacerlo cuando me enfrento a otras personas, pero en la mayoría de mis combates no me hacen falta.

El resultado del examenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora