Capítulo 26: Reacciones

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Era la cuarta vez que había huido de él en menos de doce horas. Se había ido del patio, no había bajado a cenar y se había levantado excesivamente pronto para marcharse sin coincidir con nadie. Y ahora, estaba eso. Una vez había empezado la clase, no le había mirado ni una sola vez. Pero él la había visto ponerse «mala» con cada minuto que pasaba.

De nuevo estaba distraída, igual que había sucedido en la primera clase de la tarde. Y sospechaba que lo que demonios la tenía abstraída era lo que la había hecho ponerse mala. Además, Iida había comentado que al parecer no había dormido. Luego lo sucedido en el patio la había afectado tanto que la había tenido desvelada media noche.

Por lo tanto —y dicho de forma grotesca—, si Yaoyorozu se había puesto enferma, era por él.

Eso hizo que su ánimo decayera en picado. Si bien había decidido actuar en función de lo que hiciese ella, reconocía que no se había esperado eso. Le evitaba sin sutileza alguna. Y eso era más propio de la alternativa en la que ella se daba cuenta de lo sucedido, pero no había tomado parte en ello ni de forma involuntaria.

Valoró la posibilidad de hablar con ella cuando al fin decidiera dejar de esconderse, pero no le hacía nada de gracia la idea. De ella no iba a sacar una respuesta favorable. De lo contrario, Yaoyorozu no se comportaría así. Pero lo último que quería era que esa situación se alargara. Algo tenían que hacer, a pesar de sus consecuencias.

Le costó bastante concentrarse durante el resto de la lección. Por suerte, el tema que estaba impartiendo la profesora no le resultaba en exceso complicado, así que pudo seguirla incluso con sus distracciones... las cuales no sólo estuvieron presentes durante esa clase porque, al final, no pudo hablar con ella hasta la tarde. Esto sólo consiguió que le diera más vueltas al asunto, pues si Yaoyorozu no había regresado al aula en todo el día, era porque realmente tenía que encontrarse mal.

No se había atrevido a visitarla durante el almuerzo. Como no había vuelto a por sus cosas para descansar en su habitación, sospechaba que estaría dormida en la enfermería, más si al parecer no lo había hecho por la noche. Por la tarde habían tenido entrenamiento y, al terminar, todos habían vuelto a la residencia. Pero él se había pasado por clase para comprobar si Yaoyorozu seguía allí. De modo que, cuando vio que sus cosas aún estaban en el aula, decidió esperarla y evitar que huyera de nuevo si en realidad fuese eso lo que estaba haciendo.

Por eso le pilló tan por sorpresa el estado con el que entró por la puerta. Parecía como nueva.

—¿Qué haces todavía aquí? —le preguntó Yaoyorozu animada.

—Deberes —contestó escueto. Ella observó el pupitre y le sonrió—. Quería saber qué tal te encontrabas, así que te he esperado. Y como no tenía otra cosa que hacer...

—Gracias por preocuparte —le dijo al tiempo que avanzaba hasta su mesa—. Recovery Girl me ha dicho que seguramente fuese un virus estomacal —mintió—. Así que sólo tenía que descansar hasta eliminarlo.

Ese comentario le sorprendió mucho. Entonces, ¿había estado enferma de verdad?

—Te veo mejor que esta mañana, sí... —corroboró con desconcierto.

—Vas a tener que dejarme otra vez los apuntes —añadió ella con una sonrisa incómoda.

—Claro... —Shoto miró al pupitre y se dio cuenta de que en esos momentos estaba utilizando algunos de los cuadernos—. He terminado con matemáticas, así que te lo puedo dejar.

Alargó el brazo para darle el cuaderno, pero se quedó con él en la mano mientras veía a Yaoyorozu juntar su mesa a la suya. El nivel de desconcierto de Shoto estaba ya en un grado bastante alto.

El resultado del examenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora