Epílogo: El resultado del examen

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«¿Estáis bien? Ha salido vuestra pelea en Internet».

Sí que volaban las noticias, pensó con una ligera sonrisa Shoto. No hacía ni veinte minutos que se habían marchado de allí y sus compañeros ya estaban al tanto.

—Ya se han enterado.

Bakugo chasqueó la lengua en reproche y siguió mirando por la ventanilla del coche.

—Había mucha gente en la calle —dijo All Might—. Era imposible que no se filtraran vídeos en Internet. Es algo a lo que os tenéis que acostumbrar.

—Ya...

«Todo bien. Estaremos allí en cinco minutos», le respondió Shoto.

Ciertamente, no se había esperado que nada más salir del examen se toparan con su primer altercado como héroes provisionales. Por suerte, había sido algo sencillo que no les había supuesto ningún problema a Bakugo y a él. En una circunstancia normal, algo de ese calibre no habría trascendido. Pero el robo había sido bastante llamativo y se había extendido por varias calles afectando a un gran número de transeúntes —que era su objetivo—. Lo que a su vez se traducía en muchos testigos para inmortalizar el momento.

Además —pensó mientras miraba de reojo a Bakugo—, él era demasiado reconocible entre la gente. Ya no sólo por el festival deportivo, sino porque fue el detonante de la pelea que concluyó con el retiro de All Might. Estaba seguro de que eso no habría pasado por alto en Internet.

El coche se detuvo cuando llegaron a su residencia y All Might se despidió de ellos para continuar hacia la suya. Sólo tuvo que dar un par de pasos para ver a Yaoyorozu en el pórtico de entrada esperándoles. Bajó las escaleras con rapidez pero, en cuanto estuvo ante él, se detuvo de forma abrupta y miró a Bakugo con incomodidad.

—Nos hemos enterado de lo sucedido —dijo comedida—. ¿Estáis bien?

—Sí, ha sido algo fácil —la tranquilizó. Miró a Bakugo, quién los observaba con clara sospecha, y le pidió—: ¿Puedes darnos unos minutos?

La sospecha debió dejar de serlo, porque Bakugo entrecerró sus ojos y chasqueó la lengua con molestia.

—Os doy lo que tarde en dar la vuelta al edificio... ¡y no pienso ir lento! —agregó mientras se marchaba.

En cuanto le perdieron de vista, Yaoyorozu le abrazó con fuerza.

—Cuando Midoriya dijo que os habíais metido en una pelea con unos villanos me preocupé mucho —le dijo.

—Eran unos delincuentes del tres al cuarto —le informó mientras la estrechaba contra él—. No nos llevó ni tres minutos reducirlos a todos.

—Sí, algo así he leído en Internet.

Shoto la separó de él y le acarició la mejilla. Eso hizo que su semblante preocupado se relajara con una sonrisa.

Suspiró. Yaoyorozu era una chica preciosa que le quitaba el aliento.

—Te has preocupado en vano.

Shoto la agarró de la mano y la acercó a la barandilla de piedra donde, paradójicamente, todo empezó.

—Déjame verlo —le dijo ilusionada mientras se sentaba con la palma levantada hacia arriba.

—Aún no sabes si he aprobado o no —jugó él. Ni siquiera intentó fingir que no sabía de qué hablaba.

—Por supuesto que lo habéis hecho.

—¿Porque hemos tenido la pelea con ese grupo? —probó él, rebuscando en su bolsillo.

El resultado del examenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora