Momo bajó tan pronto a desayunar que se había adelantado incluso a Iida. A pesar de ello, su intención había sido justo lo contrario: bajar la última e intentar no encontrarse con Todoroki. Pero el día anterior no había cenado precisamente por ese motivo y ella era una persona que necesitaba comer mucho. Su singularidad la desgastaba de una forma pasmosa por lo que todos los días tenía que ingerir gran cantidad de alimentos calóricos.
De modo que no había podido esperar más y su estrategia dio un giro de ciento ochenta grados. Así que en vez de ser la última en desayunar e ir a clase, fue la primera en hacerlo. Se pasó todo ese tiempo con los dedos cruzados para que ese día fuese normal y el siguiente en entrar por la puerta fuese Iida. Si había más gente en clase, evitaría que Todoroki le hablara de lo sucedido la tarde anterior.
No había dormido nada. Y cuando decía nada, lo decía en el amplio sentido de la palabra. Incluso se había tenido que echar corrector para tapar las ojeras. Tenía un sueño horroroso y estaba segura de que ese día cumpliría con otra de esas cosas que jamás había hecho en clase: dormir en ellas.
Pero no lo había podido evitar. La noche anterior había estado demasiado alterada ante el miedo de saber si Todoroki se había percatado de lo sucedido. Cuando escapó de allí parecía bastante aturdido. Si llegaba a la conclusión de que había intentado hacerle algo...
Momo gimió de forma lastimera y escondió su rostro contra sus brazos reposados en el pupitre. No sabía que pudiera ser tan descarada. Siempre había estado orgullosa de sus refinados modales, pero la tarde anterior casi se le había tirado encima. Le había visto tan accesible que había perdido todo rastro de cordura.
—Diooooosss... —lloriqueó contra sus brazos.
¿Qué había sido eso de querer besarle?, se recriminó. Ella siempre se había considerado una persona racional, y cuando se imaginaba teniendo una relación de pareja, siempre la veía muy normal, con un noviazgo largo y tranquilo antes de hacer nada.
Y, sin embargo, el día anterior casi se le había lanzado a alguien que sólo era su amigo.
«Descarada, descarada, ¡descarada!», se fustigó.
—Me quiero morir... —continuó con su lloriqueo.
—¿Por qué te quieres morir?
Momo se incorporó en el acto, aunque suspiró de alivio cuando comprobó que ese día seguía siendo otro normal.
—Buenos días, Iida —dijo, y él la saludó de vuelta mientras se acercaba a su mesa a dejar su mochila.
—¿Te encuentras bien? —se preocupó al verla abatida.
—Sí, sí... Es sólo que hoy he dormido poco —dijo para restarle importancia.
—¿Por eso has llegado antes que yo?
—Me he despertado en mitad de la noche y ya no he podido dormirme de nuevo —mintió—. Así que, al final, me levanté y vine a clase.
Iida aceptó eso y no volvió a hablar. Se limitó a sacar sus cosas de forma ordenada y sentarse en su sitio a la espera de comenzar la clase.
Sus compañeros fueron llegando poco a poco y con cada uno que abría la puerta, su corazón se detenía angustiado. Y lo hizo casi tantas veces como alumnos había en su clase porque Todoroki fue de los últimos en llegar. La miró con fijeza, como si no esperase encontrársela allí, pero una vez traspasó el umbral no volvió a hacerlo.
—Como no bajabas, pensé que te encontrabas mal —dijo sin saludar y de manera cortante.
—Hoy me he despertado muy temprano y, como no tenía otra cosa que hacer, decidí venir aquí —contestó tensa.
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El resultado del examen
FanfictionNadie de la clase 1A se habría esperado esos resultados del examen de licencias provisionales... O, al menos, casi nadie. Cuando Shoto Todoroki comprobó que su nombre no estaba en el panel de aprobados, no podía imaginarse que la inesperada ayuda d...