—¡Aahhh! —se quejó Hagakure con sus manos invisibles dirigidas a su cabeza—. Espero que sólo sea un rumor.
—No lo creo —replicó Ashido mientras leía de nuevo el mensaje que le habían enviado—. Ochaco no mentiría con algo así.
—Era mi ventaja para que me invitaran al baile. Pero si los chicos pueden invitar a gente de fuera, seguiré siendo invisible.
Mina no sabía cómo animarla. Ya había dejado caer esos temores el día que se informó sobre el baile, cuando todas las chicas se reunieron en la cafetería. Toru siempre había sido una chica animada y optimista. Pero entendía que había determinados puntos de su singularidad que conferían un gran inconveniente en las relaciones sociales.
—¿Y por qué no te anticipas e invitas tú a alguien?
—¿Quién va a querer ir a un baile con una chica a la que nadie puede ver? —gimoteó.
—No te pongas así —intentó consolarla—. Incluso con tu invisibilidad verás cómo te invitan. Eres una chica encantadora y además eres muy guapa.
—¿Y eso cómo lo sabes?
—Bueno, ésa es tu ventaja: nadie puede decirte que no.
No la animó. Hagakure volvió a quejarse a pesar de su intento de broma. Entendía por qué la deprimía que la directiva dejara invitar a alguien ajeno al instituto. Para muchas cosas, su habilidad era muy útil y tampoco entorpecía en exceso sus interacciones con otras personas. Pero si se metían en el terreno social de parejas, su invisibilidad era un gran problema.
—¿En serio no sabes cómo eres?
—No, nací con mi singularidad activa —explicó ella—. Mi madre siempre cuenta el quebradero que les supuse a los médicos durante el parto porque no podían verme y necesitaron un ecógrafo durante el proceso.
Mina la observó mientras se hacía una imagen un tanto bizarra del tema. Pero al tener Hagakure una singularidad de tipo mutante, al igual que en su propio caso, debió nacer con ella, a diferencia de otras personas a las que se les manifestaba cuando eran niños.
—¿Y no has pensado, alguna vez, en hacer... no sé... un molde de ti? —preguntó casi al azar.
—¿Un molde? —cuestionó sorprendida.
—No sé... Algo como maquillarte, ponerte una peluca y esas cosas... Ver cómo serías —explicó.
—Eso no me serviría. No puedo pasarme la vida maquillándome todo el cuerpo cada vez que quiera quedar con alguien.
—No, pero si resultas ser una chica mona, tendrás una prueba de ello —rio animada.
—No sé... —dijo escéptica.
—Y si no, aunque no quieras sacar provecho del resultado, al menos tú lo sabrás... ¡Y nos divertiremos transformándote! —agregó al final con el puño en alto.
—¿Divertirnos?
—¡Claro! Haremos una sesión de chicas —continuó entusiasmada. Mina esperaba que su estado de ánimo se extendiera a su amiga. Era raro ver a Toru decaída—. Ya verás cómo todas se apuntan.
—No sé yo...
Ashido no estaba por la labor de que le pusiera pegas. Estaba segura de que sería una forma de animarla, así que no aceptaría un no por respuesta. De modo que cuando vio la posibilidad de zanjar el tema sin más negativas, la aprovechó.
—¿Uh? ¡Anda, mira! Ahí están los dos que no tienen problemas —murmuró jocosa.
Yaoyorozu estaba acompañada de Todoroki, algo que no era demasiado raro últimamente. Siempre andaban hablando de sus cosas, claro que, para Mina —y para todos los de su clase— era normal dadas las circunstancias.
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El resultado del examen
FanfictionNadie de la clase 1A se habría esperado esos resultados del examen de licencias provisionales... O, al menos, casi nadie. Cuando Shoto Todoroki comprobó que su nombre no estaba en el panel de aprobados, no podía imaginarse que la inesperada ayuda d...