Desde luego, Yaoyorozu sabía lo que hacía. Por mucho que intentara asimilar sus ataques y defensas para replicarlas, era tan rápida que tampoco podía analizar la ejecución de los pasos. Además, daba igual qué intentara para contratacar o golpearla por sorpresa; su guardia era inexpugnable.
Por supuesto que desde un inicio era consciente de que no podría ganarla. Sólo se lo había dicho para devolverle su quisquilloso comentario. Era absurdo pensar que podía hacer frente a alguien que llevaba años practicando la disciplina cuando él no sabía ni cómo coger el arma. Pero reconocía que había esperado atraparla en alguna abertura.
Cosa que no ocurrió.
Al parecer, se había excedido al incordiarla con dar a entender que podría ganarla y eso que sabía que no estaba esforzándose al máximo con él. Se defendía mucho más de lo que atacaba, cuando era consciente de que podría barrer el suelo con él. Era su forma de dejarle tomar cierta iniciativa en la lucha, pero hasta ahí llegaba su concesión.
No le había dejado alcanzarla ni una vez, y cuando le bloqueaba un ataque con el que creía que la tocaría, Yaoyorozu esbozaba una sonrisa maliciosa que no le había visto hasta la fecha.
Se estaba divirtiendo... y él también. Pero reconocía que empezaba a querer detenerse un momento para que le explicara algunos movimientos, igual que habían hecho antes de aquel desafío. Sin embargo, no quería detenerse mientras no la hubiera alcanzado por lo menos una vez y, por eso, tras unos veinte minutos sin conseguir tocarla, decidió pasar al plan B: la fuerza bruta.
De modo que tiró el bastón al suelo para gran desconcierto de Yaoyorozu.
—¿Te rindes? —preguntó con una sonrisa condescendiente.
Pero por respuesta, se lanzó contra ella con todo su peso, aprovechando que sabía que no le incrustaría el bo como defensa para evitar hacerle daño. Gracias a eso, tiró a Yaoyorozu al suelo donde intentó inmovilizarla.
—Esto... no es... rugby —protestó con voz entrecortada.
Shoto sonrió por la queja pues ella tenía razón: le había hecho un placaje en toda regla, pero no se sentía nada culpable por ello.
—Sólo te he tirado al suelo.
Yaoyorozu había puesto el bastón entre los dos y Shoto hizo fuerza para bajarlo hasta su cuerpo y conseguir que reconociera aquel ataque como su primer punto de victoria. Al fin y al cabo, podía tener mucha más técnica que él a la hora de combatir con un bastón, pero ambos sabían que era más fuerte.
—Eso es... trampa.
—En un combate todo vale —se jactó él. Ese punto lo ganaría, aunque fuese de esa forma.
Pero ni siquiera eso sirvió. Le dio una patada que desequilibró su cuerpo y, antes de que se diera cuenta, era él el que estaba de espaldas en el suelo con Yaoyorozu encima.
Le puso el bo a la altura de su cuello y Todoroki intentó evitar que lo tocara. Por supuesto, esa postura no era la más idónea para ejercer fuerza para apartarla, mucho menos cuando Yaoyorozu empujaba hacia abajo con su peso añadido. Le picaba un poco en el orgullo que le costara tan poco reducirle, a pesar de saber que ella tenía amplias nociones de artes marciales. Pero que le ganara en fuerza era otra historia.
A diferencia de él, Yaoyorozu le había inmovilizado también las piernas con una llave, así que no pudo desestabilizarla como lo había hecho ella. Por lo tanto, sólo le quedaba quitársela de encima a base de fuerza. Había hecho muchas veces elevaciones de pesas como entrenamiento, aunque nunca había puesto en peso el equivalente a la fuerza que ejercía Yaoyorozu. Pero aun con eso, poco a poco la fue levantando para disgusto de ella. Como respuesta, se deslizó algo más por su cuerpo para erguirse y aumentar el peso ejercido por sus brazos y Todoroki consideró que ese ligero desplazamiento sí podría ayudarle a sacársela de encima.
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El resultado del examen
Fiksi PenggemarNadie de la clase 1A se habría esperado esos resultados del examen de licencias provisionales... O, al menos, casi nadie. Cuando Shoto Todoroki comprobó que su nombre no estaba en el panel de aprobados, no podía imaginarse que la inesperada ayuda d...