Blake.
Ya es de noche. Llevamos todo el día visitando algunos de los sitios que Lysenko marcó en el mapa. ¿Y a que no adivináis? Ninguno era el correcto. ¡Ninguno! Todos estaban vacíos, literalmente todos.
En uno había cajas de madera por todos lados. Ahí nos detuvimos un par de horas. Algunas cajas eran lo suficientemente grandes como para contener un cuerpo, así que nos dedicamos a abrir todas una a una. Los muy cabrones son listos; las cajas estaban llenas de papeles cortados, simulando así el confeti. No sé si se ríen de nosotros o qué, pero cada vez me están tocando más los cojones.
Sólo nos ha dado tiempo a visitar veinte locales, los que estaban más alejados del mar, porque según el ruso, esos son los que se usan más. Sigo sin fiarme de él, ¿y si nos está mareando a propósito? Solo le hablo porque Quinn sí confía en él, pero a la primera señal de que miente, el ruso muere.
—Es muy tarde, ¿volvemos a casa? —miro a Zayleen. La chica tiene razón, ya es tarde.
—Sí, volvamos. Quinn debe de estar preocupada —suelto un suspiro.
Sé que Nyx está bien, lo he criado yo, pero igualmente me preocupo por él. Es la primera noche que no vamos a estar juntos. Desearía tenerle a mi lado incluso si, lo más probable, es que quisiera dormir hoy con nosotros en mi cama. Esbozo una sonrisa. Se pondría muy pesado e insistente para poder dormir, como no, en el medio de los dos. Obviamente Quinn aceptaría y dormiría a su lado con gusto como pasó ayer, ¿y a mí? A mí me dejarían de lado otra noche.
Pero como he dicho, preferiría que pasara eso en vez de dormir esta noche junto a Quinn pero sabiendo que Nyx no está en la habitación de al lado.
Me fijo por donde ando cuando casi me choco con un árbol. Lo que me faltaba ahora es que me abriese la cabeza, no me jodas. Llegamos a los coches. Caliope, Zayleen y el ruso se suben en el de mi amiga, y yo me subo en Azteca.
Caliope no deja de lanzarme miradas de odio, como si la culpa fuera mía. Más la vale que vaya bajando los humos, porque sino, no vamos a acabar bien.
Arranco el coche y avanzo por la carretera; Zayleen me sigue de cerca con su coche. Las calles están desiertas. Veo las luces encendidas de los salones de las casas a través de sus ventanas. Las familias estarán juntas, reunidas, cenando felices. ¿Y la mía? La mía ahora mismo está rota.
Aprieto los ojos con fuerza y me centro en la carretera. Si sigo pensando en Nyx, no podré concentrarme en trazar un plan. Estoy seguro de que el ruso sabe cosas. ¿Cómo no sabe dónde está? Lleva toda su vida con ellos, joder. Nos está llevando a dar palos de ciego, estoy seguro.
Suspiro aliviado cuando diviso la mansión. Una ola de calor me recorre al saber que en menos de dos minutos tendré a Quinn entre mis brazos. Ahora mismo solo ella puede hacerme olvidarme de todo.
Aparco a mi lujosa Azteca en el garaje junto a un elegante Lamborghini rojo. Me bajo del coche y me dirijo al interior de la mansión sin esperar al resto. Tienen piernas, pueden entrar solitos. Además, yo necesito besar a Quinn, ellos no.
Dejo las llaves en un pequeño mueble que tenemos en el vestíbulo y cuelgo la chaqueta en un perchero. No hago ruido por si Quinn se ha quedado dormida, cosa que no me extrañaría.
Miro primero en el salón por si está en el sofá, pero ahí no la encuentro. Subo entonces al segundo piso. Entro en la habitación de Nyx; es muy sentimental, no me extrañaría que quisiera estar cerca de él durmiendo en su cama. Aquí tampoco la encuentro, lo que me parece raro.
Algo inquieto, miro en mi habitación, encontrándola vacía. Relájate, puede que esté durmiendo en su habitación. Es lo lógico. Con el miedo en la garganta, abro la puerta de su cuarto para ver que allí dentro no hay nadie. ¡No, no, no!
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Ojos Rojos [+18] [Libro I & II]
Misterio / Suspenso[COMPLETA] «Un terrible asesinato. Un único testigo. Protegerte será su única obsesión.» *** La vida de Quinn, una chica con miles de problemas, cambia radicalmente cuando sin querer, una noche, presencia los horribles crímenes de un asesino en seri...