•|Catorce: «¿Verdad o reto?»|•

2.1K 172 380
                                    

Blake.

Los ojos de Quinn brillan de emoción. De verdad se muere de ganas de salir de la mansión y hacer lo que hacen todos los jóvenes. Lo veo una tontería, si quiere beber puede hacerlo aquí. Quiere bailar. En casa hay sitio de sobra para que baile. Blake, quiere música alta, luces de colores que te abruman, restregarse con otros cuerpos... Ya sabes, lo que la gente normal hace en una discoteca, no en casa.

Como ya he dicho, puede bailar y beber aquí. La música alta y las luces esas te dan dolor de cabeza, te dañan la vista y te abruman. Si quiere restregarse con algún cuerpo, puede hacerlo con el mio.

—Te prometo que no me alejaré del grupo —junta las manos, suplicando al ver que empiezo a dudar.

La idea me es tentadora. Hace mucho que no salimos de fiesta y quizá nos vendría bien divertirnos un poco. Pero puede ser peligroso; Red anda por ahí y no sabemos en qué momento puede decidir atacar. Por otro lado está Nyx, ¿con quién le dejo?

—Podemos ir a una discoteca que esté lejos de aquí, así Red tendrá más dificultades para encontrarnos. Venga, porfi —hace un puchero y pone ojos de cachorro.

—¿Y con quién se queda Nyx? —elevo las cejas, señalando el problema.

—Bueno, tenía pensado que Evelyn y Cayden también vengan, así que con ellos no se puede quedar. Quizá podrías decírselo a alguno de tus amigos —sonríe de forma inocente.

—¿Qué amigos? —que yo sepa, los que tengo también irían de fiesta.

—Tus amigos policías.

—¿Mis amigos policías? —repito. Asiente y suelto una carcajada de esas con las que se te salen las lágrimas.

—¿He dicho algo muy gracioso? —se cruza de brazos fingiendo indignación.

—Demasiado —me agacho, apoyando mis manos en mis rodillas.

—Está bien, sigue riéndote —alza la barbilla y vuelve a meterse dentro de la habitación.

Se sienta en la cama aún con los brazos cruzados y gira la cabeza al lado contrario en el que me encuentro. Intento tranquilizarme, pero sólo lo consigo un poco. El estómago y las mejillas me duelen de tanto reír. Me acerco a Quinn y me siento a su lado.

Alargo la mano y la poso en su mejilla, girando su cabeza para que me mire. Su ceño está fruncido, y lo hace más aún cuando ve que sigo sonriendo.

—Venga, reina, no seas así.

—¿De qué te ríes tanto? No he dicho nada gracioso —aprieta los labios y mi vista baja a ellos.

—Reina, ¿te crees enserio que tengo amigos policías? —asiente, ligeramente confundida—. Pues te equivocas. Son mis compañeros, no mis amigos. Los únicos amigos que tengo sois vosotros.

—¿Soy tu amiga? —una sonrisa traviesa aparece en su rostro—. Pensé que éramos algo más.

—Somos... amigos especiales. Al menos de momento —sonrío mientras me acerco lentamente y la doy un beso dulce en los labios.

Necesito besarla cada segundo. Solo había sentido esto una vez, aunque no salió nada bien. Ella desapareció de la noche a la mañana y me dejó el corazón roto. Pero ahora Quinn lo está reconstruyendo. Está poniendo cada pedazo roto en su sitio, hasta completarlo como estaba en el pasado.

Cuando nuestros labios se unen, me siento completo, como si estuviera en casa. Y quizá así sea, puede que Quinn sea mi hogar. Puede que el lugar al que pertenecemos sea uno al lado del otro.

Ojos Rojos [+18] [Libro I & II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora