•|Cuatro: «Amor-odio»|•

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Caliope.

Desde que tengo uso de razón, he luchado por aquello que quería, y siempre lo he conseguido por mérito propio, a pesar de que otros crean que las cosas me han caído del cielo.

Con cinco años quería comer lasaña todos los días, así que manipulé a mis padres para conseguirlo.

Con seis años quise una nueva muñeca; mis padres no querían comprármela, así que la robé.

A los ocho se me antojó un teléfono, así que usé como excusa la muerte de mi abuela para conseguir uno.

A los nueve logré que mis compañeros de clase me hicieran los deberes regalando mi amistad.

A los doce conseguí que nos mudásemos para estar cerca de él, de Blake. Es lo único que he querido siempre y, cuando estaba a punto de conseguirlo... me lo arrebataron.

Él es la excepción, él es lo que no he podido conseguir.

Mis padres y los suyos se volvieron inseparables cuando se conocieron. Siempre decían lo maravilloso que era su hijo y él, escuchando todos esos halagos, ponía cara de indiferencia.

Había algo en él que atraía, algo misterioso, algo enigmático.

Quería saberlo todo sobre él, quería que fuera mío, de mi propiedad, al igual que ese estupendo cochecito eléctrico que me regalaron.

Convencí a mis padres de que nuestro destino era estar juntos, que nuestras familias debían estar unidas. No me costó mucho hacerlo, sinceramente, así que convencieron a sus padres de que la mejor idea era un matrimonio arreglado.

Me daba igual si Blake estaba interesado o no en mí.

Claro que, mientras yo tramaba todo esto, él ya tenía sus ojos en alguien más. ¿Cómo fui tan tonta para no darme cuenta?

La conocí el día de su cumpleaños. No estaba de humor para ir, pero quería conocer a mi competidora.

En ese entonces, los padres de Blake estaban raros con los míos. Ahora sé, claro, que todo fue por culpa de los padres de ella.

Tan solo unas pocas semanas en este pueblucho y ya habían arruinado todo.

Lo peor de todo fue enterarme de que mis casi suegros habían cambiado de opinión: no querían forzar a su hijo a casarse con alguien que no quería, así que rompieron el contrato pre-nupcial.

No entendía nada, ¿cómo podían hacerle eso a mis padres? ¿A sus mejores amigos? Vale que llevaban muchísimo sin verse pero, ¿tanto habían cambiado?

Sé que solo tenía doce años, pero ya fantaseaba con mi vestido de novia, el lugar de la boda, nuestra futura casa, el perro que tendríamos y el nombre de nuestros hijos.

Ella lo arruinó todo. Arruinó mi vida, mi vida con él.

Mis padres intentaron explicármelo de la forma más sutil posible: al parecer, Blake hablaba mucho de una chica que había conocido recientemente.

Así que claro, cuando supe que iban a la fiesta de cumpleaños de una amiga... digamos que insistí en acompañarles.

Los hermanos Cass estaban felices de que les acompañara; Blake, digamos, no tanto. Eso fue lo que me hizo darme cuenta de que, efectivamente, no era una chica más. Para él, era especial.

Ojos Rojos [+18] [Libro I & II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora