•|Uno: «Un año»|•

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Quinn.

Paso mi mano por la fría lápida, quitando el resto de los copos de nieve que el invierno ha dejado a su paso. Arranco los hierbajos que han comenzado a tapar las inscripciones de la tumba y dejo una bella rosa sobre el césped que, poco a poco, comienza a verse más verde, anunciando la llegada de la primavera.

Me pongo de pie y me limpio la tierra de mis pantalones negros. Le doy un último vistazo a la tumba, asegurándome de que todo esté bien, antes de alejarme de ella.

No he avanzado más de cinco pasos cuando un pequeño cuerpo corre hacia mí como tanto le gusta y me abraza las piernas. Es tan cariñoso que me dan ganas de llorar. Acaricio su intensa cabellera negra y le cojo de la mano, caminando a la salida del cementerio.

—¿Cómo está papá, mami? —me pregunta dulcemente tirando un poco de mi mano. Le miro y me mojo los labios antes de hablar.

—Hoy también está bien. Estoy segura de que le gusta mucho como vas vestido hoy —sonrío, mirando la pequeña chaqueta de punto que insistió en comprarse.

—¿Tú crees? —asiento al ver cómo sus ojos brillan de emoción—. Ojalá estuviera aquí para verme.

Parpadeo varias veces y trago saliva. Sí, ojalá estuviera aquí. Porque a pesar de que ya ha pasado un largo y duro año, su ausencia sigue doliendo como si se hubiese ido ayer mismo.

Me prometí a mí misma venir a visitar su tumba todos los días. Ya esté lloviendo, nevando, granizando o haga un calor que te mueres. Vengo para demostrarle a él —sé que desde arriba nos está viendo—, y al resto del mundo que jamás le olvidaré.

Nyx viene una vez a la semana; el cementerio no es sitio para un niño pero también entiendo que quiera verle. Cuando él viene le traemos una rosa. Nyx afirma que a Blake le encantaban, pues él decía que son hermosas, independientes y fuertes como su madre. Es decir, como yo.

A pesar de que amo a Blake con todo mi corazón, sé que debería seguir adelante con mi vida. Todo el mundo me lo aconseja, pero simplemente no puedo. Lloro todas las noches en su cama, pensando en él.

Muchas cosas han cambiado en un año. El testamento de Blake decía que le dejaba todos sus bienes a su hijo y a mí. Así que ahora la mansión, su dinero y sus lujosos coches nos pertenecen a nosotros. Pero a pesar de eso, la mansión sigue siendo familiar. La mansión es de Lowell, Zayleen, Caliope, Nyx y mía aunque los papeles digan lo contrario.

No derrochamos el dinero a pesar de que seamos ricos. Compramos cosas cuando las necesitamos; no queremos ser como esas personas que se compran de todo a pesar de no necesitar nada.

Lowell y Evelyn están saliendo. Según me contó mi amiga, decidió decirle la verdad a Lowell y este, con el corazón de oro que tiene, le restó importancia. Le aseguró a Evelyn que no le guardaría ningún rencor ya que en ese momento ellos no eran nada. Solo habían tenido sexo y eso no significaba que fueran exclusivos.

Me alegro muchísimo por ellos. Son la pareja perfecta, ¡son tan adorables! Deseo de todo corazón que Lowelyn estén juntos para siempre. Síp, hasta he creado un shipp. En fin, a ellos les encanta, así que así les llamo. Además, igual que todos, quieren verme feliz.

La situación amorosa de Zayleen es más complicada. Está envuelta en un trío amoroso. O mejor dicho en un trío sexual. No sé qué es lo que se traen entre manos, pero presiento que de esto no va a salir nada bueno. En algún momento, él o ella van a querer algo más con Zayleen, ¿y a quién elegirá? La chica es capaz de no elegir a ninguno de los dos.

Caliope sigue igual que siempre. Parece que es ella la que ha perdido a su novio y no yo. Se pasa todo el día con cara de amargada y cada vez que tiene oportunidad sus palabras se vuelven duras y bordes. Conmigo está teniendo más cuidado; la advertí de que si no lo hacía, la echaba de mi casa.

Ojos Rojos [+18] [Libro I & II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora