•|Cinco: «Adolescencia»|•

994 101 107
                                    

Quinn.

Lo que empezó siendo un amor infantil se ha convertido en algo que perdura a día de hoy. Cuatro años después y aquí estoy, en plena adolescencia y sufriendo por un amor no correspondido.

Mi corazón late como loco cada vez que veo a Blake, e incluso cuando solo escucho su nombre.

Estoy nerviosa por ver qué pasa.

Blake, Blake, Blake. ¡Siempre Blake! Le odio y le amo a la vez. ¿Eso se puede hacer? Sí, claro que sí, es algo típico de las películas y los libros.

Somos un enemies to lovers en toda regla, solo que no nos odiamos de verdad y, desgraciadamente, jamás seremos algo más que amigos.

Si yo te contara...

Caliope cada día me cae peor. Es una maldita garrapata... ¡Están todo el día juntos!

—¡Ugh, os odio! —de un golpe rompo un cuadro que contenía una foto de él y de mí, que estaba situado encima de mi mesilla de noche.

Maldigo para mis adentros; ahora tendré que limpiar este desastre y, por si fuera poco, comprar otro cuadro. Solo espero que papá y mamá no se enfaden, lo han hecho muy pocas veces estos últimos años.

Respiro hondo para intentar calmarme; no pueden verme alterada. Después, bajo a la cocina y abro un armario donde están la escoba y el recogedor. Cierro la puerta de un golpe, causando un gran estruendo y logrando que mi madre aparezca en la cocina.

—¿Qué has hecho esta vez, jovencita? —pone sus manos en forma de puño a ambos lados de su cadera. Pongo los ojos en blanco.

—Nada.

—Quinn Moore Spice. Te he hecho una pregunta y quiero una respuesta.

—Se me ha caído un cuadro, ¿contenta? Si me disculpas, voy a recoger los cristales rotos.

Paso por su lado con la intención de empujar su hombro, pero ella ve mis intenciones y me detiene agarrándome del brazo. Me quedo quieta y espero para ver qué tiene que decir.

—Hija —su tono de voz ahora es extrañamente dulce—. ¿Es por Blake?

Me tenso, ¿qué insinúa? Frunzo el ceño y la miro, buscando en su expresión algo que me indique por qué me ha hecho esa pregunta.

—No, mamá. ¿Por qué?

—Soy tu madre, te he parido. Sé cuando mientes y cuando te pasa algo. Y también sé cómo le miras y cómo vuelves malhumorada cuando sales con tu grupito y cierta señorita se os acopla.

No sé si odio que mis emociones sean tan obvias o si odio que mi madre me conozca tan bien. Negarlo es una tontería, ¿verdad?

—Vale, sí, ¿y qué?

—¿No piensas decirle que te gusta?

—¡No me gusta! —aprieto con fuerza el palo de la escoba.

—Recuerda, hija, que cuando quieras algo debes ir a por ello. No te acobardes, solo tómalo. El amor es algo maravilloso y, si sientes que Blake es el adecuado, deberías ir a por él.

Mamá jamás me dijo algo así. ¿Es que me he inventado los recuerdos que tenía?

Las palabras de mi madre se han quedado rondando por mi mente toda la tarde. Debería ir a por él. Debería coger lo que quiero y tenerlo. No debo ser una cobarde. No debo ser una cobarde.

Salgo de casa después de haberme puesto un top blanco y una falda ligera negra. Los años han hecho maravillas con mi cuerpo; si me pongo ropa ajustada estoy segura de que Blake no podrá apartar sus ojos de mí.

Ojos Rojos [+18] [Libro I & II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora