Mas De Lo Que Aposté. -Juan Pablo Villamil.- LDA #3

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Antonia

Jenny: Y entonces, Sofi se ganó una beca en la mejor escuela de Italia, pero decidió quedarse para estar conmigo-sonríe mirando a mamá- ¿Que hay de tus hijos, Lili?

Ja, si tan solo supiera por qué su hija no se fue, se volvería loca. Mamá me había contado que ella y sus hermanas siempre se habían llevado bien, hasta que la tía Jenny se casó con este hombre rico cuando su esposo murió, entonces ella había cambiado por completo. Y mamá y las otras dos tías ya no la soportaban. Siempre le encantaba presumir a sus hermanas los "logros" de ella y sus hijos, y con mamá no era la excepción.

Sra Vargas: Apenas los veo desde año nuevo, son chicos muy ocupados -sonríe mirándonos- Todos están aquí por Tony, mi pequeña vino a trabajar, pero se tomó un rato para darme el gusto de celebrarle su cumpleaños.
Jenny: Si, cierto que Antonia pronto cumplirá años, cuando escuchamos que llamaste a tu madre para avisarle que venías, le pedimos que por favor nos dejara visitarte -me mira con una falsa sonrisa-

¡Lo sabía, lo sabía!, mamá no era tan cruel como para invitarla por gusto a mi celebración de cumpleaños. Ella prácticamente se había invitado sola.
Pasamos un rato más escuchando las aburridas y presumidas historias de mi tía. Los chicos platicaban entre ellos con mi primo, papá y mamá eran quienes prestaban atención por cortesía, al igual que Sofía.
Las chicas y yo intercambiabamos mensajes por WhatsApp sin que mamá se diera cuenta.

Sra Vargas: Alguien que vaya por las galletas que preparé -pide mamá amablemente-
Antonia: ¡Yo voy! -me levanto rápidamente de ahí- No tardaré. -camino a la entrada de la casa- Mentira, si lo haré.

Recibí un mensaje de las chicas diciendo lo afortunada que era por haber sido más rápida. Saqué las galletas del horno, me fijé en la puerta, y desde aquí, mamá no me veía, así que me di vuelta adentrándome más a la cocina, tome una galleta y comencé a comerla.

-Con que robando galletas -escucho detrás de mi-
Antonia: ¡No le digas a mamá! -me giro rápido encontrándome con Villamil- Ay gonorrea, creí que eras alguno de mis hermanos -murmuro riendo- Te doy una galleta a cambio de tu silencio.
Villamil: Trato -se adentra a dónde yo estaba tomando una galleta- Tu mamá dijo que salieras ya, y que no te escaparas.
Antonia: ¿Ella te mandó por mi? -pregunto confundida-
Sra Vargas: Ella mandó a Simón, Simón mando a Martin, y Martin terminó mandándome a mi, aunque realmente quise salir de ahí, tu tía me miraba raro -dice comiendo de su galleta-
Antonia: Ella mira raro a todos, no es personal -suelto una baja risa- Tal vez debamos ir antes de que mamá se dé cuenta de que nos estamos comiendo sus galletas. -sonrío tomando ambos platos de galletas-

Caminé hasta la puerta, pero sentía que un plato se resbalaba de mis manos.

Villamil: déjame ayudarte -se acerca a mi tomando un plato, su mano rozó con la piel de mi brazo, y de un momento a otro comencé a sentirme muy nerviosa-

No había sentido nada de esos ataques raros desde que estoy aquí, y es la segunda vez que estamos juntos. Esos ataques me dan solamente cuando estoy cerca de el, y no había tenido uno, hasta ahora.
Vamos Antonia, tu puedes, disimula y respira. Respire hondo antes de sonreírle y caminar nuevamente a la mesa.

Jenny: ¿Y ustedes cuánto tiempo llevan juntos? -pregunta mirándome con una sonrisa-

Ok, esto ya se pasó. Ella sabía perfectamente que el y yo no estábamos juntos hace mucho.
Bueno, respira un poco más.
La mirada de todos cayó sobre nosotros quienes estábamos parados frente a la mesa con los platos de galletas, y podría jurar que hasta en silencio se habían quedado.