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Antonia

Días después.

Antonia: pagueme, rata de alcantarilla -extiendo mi mano hacia Martin-

Llevábamos una hora jugando monopoly, dicen que los juegos de mesa son para pasarla en plena armonía con la familia. Bueno, no en mi caso, soy muy intensa en los juegos de mesa, y paso de todo menos en armonía, Martin era igual a mi en este aspecto, así que los juegos de mesa siempre terminaban en peleas entre nosotros, y con Simón tratando de arreglar nuestros problemas.

Martín: yo no te voy a pagar, eso es trampa -se cruza de brazos-
Antonia: no todo es trampa solo por qué estás perdiendo -imito su acción- Esa es mi propiedad, me tienes que pagar quieras o no.
Martín: No te voy a pagar -me mira negando-
Simón: Mejor juguemos uno -se levanta de la mesa en busca del otro juego, mientras Isaza levantaba el monopoly-

Minutos después.

Martín: Antonia, come cuatro, aquí dice -muestra la carta-
Antonia: Coma mierda -susurro- Ya agarré, ¿que más quieres?
Martín: que cumplas con lo que dice la carta, tramposa
Antonia: tramposa tu madre
Martín: tenemos la misma
Antonia: No por qué tú eres adoptado
Isaza: Mejor veamos una película -se levanta encendiendo el televisor, ahora Villamil recogía el uno-

Otro día en la semana.

Antonia: Esa tiene forma de elefante -señalo una nube grande-
Villamil: Claro que no, parece más un cisne... Mira, esa tiene forma de conejo -señala otra nube-

Mis tardes se basaban en básicamente estar acostada en el césped con Villamil a mi lado, solíamos estar aquí descubriendole formas a las nubes, escribiendo, leyendo, o simplemente platicando.

Antonia: Cierto, y esa es su colita esponjosita -sonrío señalando una nube bebé- Por cierto, escogí el libro de hoy. -extiendo el libro hacia el-
Villamil: Te toca a ti, yo leí ayer -lo devuelve a mi lado-
Antonia: claro que no, yo leí ayer, te toca hoy a ti -vuelvo a ponerlo de su lado-

Y si, normalmente siempre olvidamos a quien le toca leer y eso ocasiona estas leves peleas, y al final el siempre termina leyendo.

Día siguiente.

Antonia: ¡Terminé! -bajo mi lápiz rápidamente- Quiero ver el tuyo.
Villamil: Bien -voltea su libreta-

Analizo su dibujo, la hoja es completamente azul claro con algunos toques blancos por el medio. Es realmente bonito.

Antonia: es el cielo -sonrío sin dejar de mirarlo- Es lindo, me gusta. Este es el mío -volteo mi libreta-

No soy la mejor dibujando, pero si doy mi lucha. Nos había dibujado a nosotros, sobre el pasto mirando las nubes.

Villamil: Por favor dime que me lo puedo quedar -sonríe sin dejar de verlo-
Antonia: Solo si tú me dejas quedarme con el tuyo -volteo la libreta hacia mi arrancando la hoja para dársela-
Villamil: Trato -arranca la hoja y la extiende hacia mi-

La tomo con una sonrisa, entregándole a el mi dibujo.

Otro día en la semana.

Antonia: Ahora solo agrégale una pizca de sal -apago la estufa- ¡Dije pizca!
Villamil: ¡Perdon! -se sienta frente a mi-

El y yo estábamos preparando lo que comeríamos, bueno yo estaba haciéndolo, el solo probaba que todo estuviera en orden.

Villamil: ¿Cuando aprendiste a cocinar?, antes se te quemaba hasta la leche -pregunta riendo-
Antonia: Ya cocinaba, pero, aprendí a hacerlo mejor en diciembre, cuando fui con la familia de Joel -me encojo de hombros- ¿Si lo hago bien?
Villamil: muy bien -asiente-

Mas De Lo Que Aposté. -Juan Pablo Villamil.- LDA #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora