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Antonia

Habíamos terminado de cenar, y estábamos a punto de volver a casa de Nath, dónde quedamos en pasar la noche. Estaba pagando, cuando siento a alguien pararse a mi lado.

Antonia: ¿Que necesitas? -pregunto tomando mi cambio y agradeciéndole con una sonrisa al chico que me había cobrado-
Villamil: Quiero hablar contigo.
Antonia: Bien, habla. -guardo todo en mi bolsillo, y me giro a el cruzandome de brazos dirigiendo la mirada y toda mi atención a el-
Villamil: No aquí -murmura mirando hacia enfrente donde todos nuestros amigos nos veían expectantes- A menos que quieras que escuchen.
Antonia: ¿Cuando lleguemos a casa de Nath? -miro detrás de el. Nina nos miraba aun, el asiente-

Asiento ante lo dicho. Y camino hacia los demás quienes estaban entrando al auto. Me senté a un lado de Isaza, a quien abracé en el instante. Pareció entender lo que pasaba, por qué me abrazo de vuelta.
Estaba nerviosa por qué lo que sea que fuera a pasar.
Llegamos a casa de Nath, dónde nos bajamos todos enseguida pues íbamos algo apretados. Quedamos en ver una película, pero ellos no sabían que dos de nosotros no estaríamos presentes.

Nath: Oigan, alguien debe ir al supermercado, alguien -dijo mirándome- Se comió la bolsa de takis.
Simón: Ese alguien -dice mirándome- Tendrá que ir al supermercado, querrás decir.
Antonia: Pues ese alguien irá, pero ese alguien quiere dejar en claro, que hay otro alguien -miro a Martin- que también comió takis.
Martín: Cállate alguien, yo no iré -dice entrando a la sala-
Antonia: Cállate alguien, yo no iré -vuelvo a imitarlo con voz chillona-

Ambos empezamos a decirnos cosas, que probablemente nadie presente entendía lo que nos decíamos, sentí unas manos en mi cintura jalandome a la puerta, sacándome de ahí.

Villamil: Vamos -extiende el dinero hacia mi-

Lo tomo y subimos al auto de Nath, me subí al lugar del copiloto por qué no planeaba conducir, que flojera. Llegamos al supermercado, ninguno dijo nada en todo el camino, probablemente ambos estábamos pensando en que diríamos en un rato más.
Estábamos en el área de las golosinas, caminando en busca de más takis y muchas porquerías deliciosas para comer.

Antonia: así que... ¿Que quieres decirme? -pregunto mientras miro las papas fritas frente a mi-
Villamil: ¿Te molesta que salga con Nina?

Ok, pero no creí que fuera directo al punto tan rápido. Suspiro tomando la bolsa de takis echándola al carrito.

Antonia: No tendría por qué molestarme -murmuro siguiendo el camino- Por mi está bien, que estén juntos. Nina es una buena chica, y es justo lo que mereces.
Villamil: ¿Entonces no tienes ningún problema?
Antonia: No lo tengo -me giro para mirarlo- Estoy bien, si eso quieres saber.
Villamil: ¿Estás segura?
Antonia: Muy segura -sonrío asintiendo- Me alegra que ustedes, tu sabes -digo dándome la vuelta- estén juntos.
Villamil: Si, Nina es genial -murmura caminando a mi lado-

Villamil

En el fondo esperaba que ella dijera que no estaba bien con esto, que le molestaba que estuviera saliendo con Nina, que le molestaba que estuviera con alguien más.
Pero no pasó, y probablemente no iba a pasar nunca más esta oportunidad.
La ví debatirse entre unos chocolates, su precioso cabello caía por sus hombros, su tono castaño se había ido y aún permanecía en ella el tono negro, sus mejillas ligeramente sonrojadas, y su sonrisa tímida por no saber que caja de chocolates tomar, todo en ella me parecía fascinante y encantador. La mujer que no podía dejar de amar estaba aquí conmigo diciéndome que apoyaba que saliera con su amiga. Vaya cosa.

Mas De Lo Que Aposté. -Juan Pablo Villamil.- LDA #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora