Capítulo 46.

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Espero varios tonos hasta que mi mejor amiga contesta mi llamada, mientras, me pinto las uñas con el esmalte más cercano que guardo en el cajón de mi escritorio.

— Con ese mensaje parece que quieres terminar una relación, Mackenzie Brooks. — Lamo mis labios resecos pensando que debería comprar una nueva mantequilla de cacao.

Creo que he descubierto algo importante, Em.

Su seriedad me toma por sorpresa, dejo de prestarle atención a mi pintura y miro la pantalla de mi celular como si estuviéramos en videollamada.

— Me asusta que digas eso pero te escucho.

Mira, sé que lo que diré sonará un poco loco y no estoy cien por ciento segura de mis palabras, es más intuición que otra cosa. —Suspira. — ¿Recuerdas que hoy Ethan no fue al colegio y nos dijo excusas diferentes? Quise llegar al fondo de eso ya que, hablando hace una hora con él confirmó que había estado con Noah en la tarde y... ¡Sorpresa! Yo pasé la tarde con él. Espero que entiendas hacia donde voy...

— Esa es una acusación muy grave, Mackenzie — Paso mi mano por mi cara. — ¿Estás segura de lo que dices?

Aún me gusta demasiado pero puedo dejar todos mis sentimientos atrás si él es el infiltrado, ¿Sabes? Es muy sospechoso en este momento, dio excusas falsas, sin sentido y antes de que empezáramos a salir decía que lo nuestro sería complicado. — Baja el tono de su voz. — Ahora todo tiene sentido, quizás por eso se alejó de mí y...

— Mack, no quiero sospechar de mis amigos. — La interrumpo. — Confío en ti, sé que no dirías algo como esto solo para perjudicar a alguien. Antes de dar más pasos debemos estar seguras de que es él, ¿Bien? Tendremos que espiarlo o sacarle información.

Estoy de acuerdo. Haré lo que sea con tal de obtener la verdad.

Aprovecho el silencio para tratar de idear un plan y, al mismo tiempo, organizar mis palabras para decírselo.

— También debo comentar algo importante que me pasó luego de nuestra reunión, esperaré hasta mañana, cuando estén todos.

(...)

Dejo mi bolso sobre mis piernas y estiro mi brazo para bajar el vidrio del auto en un intento en vano de apaciguar el calor de esta mañana. Muevo mi mano tratando de darme una pequeña briza y bufo al no sentir nada mínimamente refrescante. Leo suelta una carcajada y suelta una de sus manos que sostenían el volante para agarrar la mía y entrelazar nuestros dedos.

— ¿Tanto calor tienes? — Besa castamente mis nudillos. — Te invitaría a tomar un helado pero llegaríamos tarde a clases, al menos que quieras faltar por hoy.

— ¡Claro que no! Muero por un helado pero moriría mucho más si suspendo este examen. — Tiro mi cabeza hacia atrás y luego la inclino un poco para observar su rostro. La luz refleja en sus ojos haciéndolos ver aún más claros y más hermosos. Suspiro inconscientemente y, recién cuando él sonríe de manera burlona, muerdo mi labio inferior. — ¿Qué?

— No has dejado de mirarme en los últimos minutos. Sé que soy hermoso, pero si no fueras mi novia eso me incomodaría.

— Aún no soy tu novia. — Suelto su mano. — No me lo ha pedido formalmente.

— Oh, pero lo esperas. — Gira hacia la izquierda, una cuadra antes de llegar al instituto, y tengo que agarrar mi bolso para que no se escape por la ventana.

— C-claro que no. — Me pego una bofetada mental cuando tartamudeo.

— Podemos tener la cita de la que hablamos anoche cuando terminen las clases de hoy, ¿Qué dices? Tal vez puede hacer tu apreciada propuesta allí. — Estaciona el auto, saca su cinturón de seguridad y se apoya sobre su costado derecho. — No seas impaciente, Lily.

Emily (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora