Capítulo 17.

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LEO.

Observo con detenimiento cómo la ceja de mi amigo se eleva mientras le cuento mi relato. Luego suelta una gran carcajada y agarra su estómago con sus manos.

  — No puedes estar hablando enserio. — Se ríe por lo bajo. — Siempre supe que Michelle es intensa, pero no sabía hasta qué punto.

  — ¡Está celosa de Emily! — Grito exasperado y llevo mis manos detrás de mi cabeza. — ¡Mi hermanastra!

  — ¿A menos te dijo por qué?

  — Me dio la excusa barata de que ella y yo vivimos bajo el mismo techo, que no vamos a tardar en enamorarnos y bla bla bla. La verdad que hice oídos sordos y no me interesó el resto, solo decía estupideces.

  — Entiendo que Michelle sea insoportable, pero ya la estás odiando, Leo.

  — Tú sabes perfectamente lo que ella me hizo.

  — ... y aun así no la dejas ir. — Rueda los ojos. — Dices que ella te persigue y que no te deja vivir pero tú eres el que deja que ella haga todo eso, ¡Tú le das ese acceso! ¿Y sabes por qué?

  — Ilumina mi ciega realidad, Ethan. —Murmuro entre dientes.

  — Porque aún no la superas. — Me interrumpe, levantando su mentón.

  — Me fue infiel, más de una vez, Ethan.

  — Y aun así no la superas.

Rodeo a Ethan y me tiro en mi cama. Mi mejor amigo se mueve hasta el borde de la cama, sentado, mientras yo me acuesto mejor. Cierro mis ojos y los tapo con mi brazo derecho.

  — La quieres, un poco, pero lo haces, Leo. Por eso no la dejas ir, deberías hacerlo alguna vez. Te quejas siempre de tu intensidad en la "relación" pero no cortas con ella.

  — Me da lástima.

  — No pensabas lo mismo cuando te fue infiel, dos veces.

  — En ese entonces la quería. — Suelto todo el aire de mis pulmones.

Enserio quería a esa chica hace unos años. No fue mi primer amor, no como tal ya que de niño me gustaba una amiga que no he visto en años, pero aun así, Michelle fue mi primera relación formal.

Salí con muchas chicas desde que comenzó mi adolescencia, y ella fue la más permanente. La conocí en las vacaciones, cuando estuvo unos meses en Los Ángeles con unos amigos y desde ese momento empezamos una relación a distancia. La quería de verdad, estaba enamorado y tan cegado por su amor que no pude ver con claridad todas las señales que me daban mis amigos. Ella me fue infiel con uno de ellos, más de una vez. Después de eso, nada fue igual.

Volvimos, si, y cortamos varias veces pero ella solía justificarse siempre y el cansancio la hacía ganar cada vez.

Fue un gran alivio para mí cuando cortamos "permanentemente" estuvimos casi un año completo sin mantener contacto, ya estaba cansado de ella y de nuestra relación pero cuando decidí mudarme con mi padre supuse que ella estaría aquí de vuelta.

No conozco a nadie más aquí, por lo que salir con ella en este momento no es tan malo: por lo menos estoy en una relación. No la amo, ya no, ni siquiera la quiero y muchas veces no soporto pasar más de una hora a su lado, pero a pesar de ser soberbia e insoportable, solía tener un gran corazón. Solía.

  — No puedo no estar con alguien, ¿Bien? — Confieso con todo mi pesar. — Ni siquiera podría soportar que alguien más se enterase que ella me fue infiel y no al revés.

Emily (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora