Capítulo 28.

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— Para ser lo que yo denomino novata, eres bastante buena, pero cometes errores lo cual es normal.

Detengo nuestra caminata de pocos metros y la observo sin pestañear.

¡¿Qué?!

  — ¿Disculpa? No sé a qué te refieres.

¿Acaso ella sabe que yo...?

No, es imposible.

  — Lo sabes perfectamente, Emily. No tienes que hacerte la desentendida conmigo.

— No sé de qué estás hablando. — Río con nerviosismo y miro hacia mis lados.

— Oh, por favor, que yo haya llegado aquí no es ninguna casualidad. Tú eres Emily Thompson ¿Verdad? — Asiento. — Entonces eres la indicada, vinimos aquí por ti.

— ¿V-vinimos? ¿Tú y quienes más? — Trago saliva y siento que la frente me comienza a sudar. — En serio estás asustándome, Violet. Esto no es divertido.

— ¿Hay un café por aquí cerca? Debo ponerte al día.

Ya lo creo.

¡No entiendo nada!

— No muy cerca, pero hay un centro comercial, por si gustas ir...

— ¡Genial! ¿Por casualidad hay un lugar allí que no sea muy concurrido? Necesitamos privacidad, no se habla de poderes todos los días.

Oh por Dios.

(...)

— Te noto muy callada, no pareces muy tímida ¿o solo estas asustada? — Pregunta mientras lleva una porción de cheesecake a la boca.

Mi vista está clavada en mi propio plato, no he dado siquiera un mordisco.

Llevamos en la cafetería unos quince minutos y en todos ellos no pronuncié ni una sola palabra, creo que estoy en una especie de Shock, o al tal vez sea un sueño...

— Ahora me asustas tú, ¿Estás bien?

— Creo que no. — Miro sus ojos claros. — ¿Quién eres y por qué me has dicho todo eso?

—Bueno, a pesar de ser el primer dialogo en cuestión de minutos no está nada mal. — Suspira y deja el tenedor en su plato. — Soy Violet Anderson... — Estira su mano para estrechársela.

— Eso ya lo sé. — Interrumpo. Ella sacude su mano frente a mí y, rodando los ojos, se la estrecho. — Creo que formulé mal mis preguntas, ¿Qué eres y qué sabes de mí exactamente?

Vuelve a suspirar y antes de acercarse a mí para susurrar mira hacia sus lados, corroborando que nadie más pueda escucharnos.

— Sé que resulta extraño, que tú y yo no nos hemos visto jamás y que sé más de lo que piensas, pero sí te conozco.

— Estas confundiéndome mucho más. ¿Esto es una especie de broma? Porque no estoy de humor.

Me levanto de mi silla dispuesta a irme y dejarla sola en la cafetería pero sus súplicas me hacen regresar.

— ¡Espera, Em! Por favor, juro que te explicaré todo pero debes escuchar desde el principio. — Le doy una mirada sobre mi hombro. — Dame solo una oportunidad. Esto te asusta, lo entiendo, pero si no me dejas explicártelo se volverá más extraño.

Retrocedo, no del todo convencida, y me vuelvo a sentar. Levanto las cejas incitando a que continúe mientras pruebo de mi porción de torta.

— Antes que todo, espero estés al tanto de nuestro mundo y que hayas leído el libro que dejé para ti. — Abro mis ojos con asombro.

Emily (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora