Mackenzie extiende un pote de helado de chocolate frente a mis ojos que no puedo negar en tomar y comenzar a cucharear de inmediato. Me hago a un lado y dejo un espacio en su cama para que ella también pueda sentarte.
— ¿Leo te trajo a casa? — Pregunta sacándome el helado de las manos.
— Oh Dios, no me hagas acordarme de eso. — Oculto mi cara entre mis manos mientras niego con la cabeza.
Me prometí a mí misma olvidar lo que pasó en el camino del instituto de bellas artes hasta la casa de mi mejor amiga, ¡Fue realmente incómodo y patético!
— ¿Ocurrió algo malo? — Ladea su cabeza.
— No lo definiría como malo pero si muy vergonzoso. — Saco mis manos para mirarla. — No sé qué está pasando conmigo últimamente, además de los poderes claro que, por cierto, debo comenzar a practicar más seguido.
— Déjame ver si entiendo, pasó algo malo ¿Con tu hermanastro? — Abre sus ojos con sorpresa. — No me digas que te vio utilizando uno de tus poderes.
— ¡No! Santo cielos, no invoques eso, por favor. — Me horrorizo. — Es solo que... — Rasco mi cabeza. — ¿Sabes? No estoy aquí para hablar de mí, vine para hacerte compañía y para que te desahogues conmigo.
— Sé que tú también lo necesitas. — Se cruza de piernas y me da una sonrisa ladeada. — Tengo toda la noche para hablar sobre mis penas, dime que te ocurre.
— ¡Demasiadas cosas! ¿Estás segura que quieres escucharme? Si empiezo ahora no creo que puedas detenerme. — Me interrumpe para reírse fuertemente.
— Soy toda oídos.
— Okey, comenzaré con lo de Leo y mi madre. — Doy una pausa para sacar todo el aire acumulado en mis pulmones.
— ¡¿Leo y tu madre?! — Casi suelta el pote de helado.
— ¡No! No exactamente como piensas... — Narro la discusión acalorada que mi hermanastro y yo escuchamos anoche, mi amiga me escucha con atención hasta que termino la primera parte. —... Y hay algo más complicado, creo. No sabes lo incómodo que fue venir aquí hoy con él, estaba muy nerviosa. — Exclamo gritando. — ¡Incluso me sonrojé cuando hizo un comentario gracioso! ¡¿Por qué diablos me sonrojé!? No tiene sentido.
— Oh, amiga. — Aprieta los labios tratando de ocultar una sonrisa cosa que no logra. — El bichito del amor ha tocado tu puerta.
— ¿Disculpa? — Mascullo confundida. — ¿Amor? — Bufo y me carcajeo. — Por favor, Mackenzie. Me conoces, nunca me he enamorado. Es absurdo lo que piensas.
— ¡Claro que no lo es! No quieres aceptar la verdad, eso te ocurre, ¿Por qué otra razón te pondrías nerviosa al estar a su lado?
— No ocurre siempre... — Bajo la mirada. — Fue solo hoy, algo debe estar mal conmigo, lo presiento.
— Por supuesto.
— ¡Book! Tengo muchas fallas y con una más no pasará nada.
— No estas fallada, tonta. Tú y yo sabemos que ocurre con el susodicho que no quieres nombrar pero que ambas sabemos quién es. — Sonríe ampliamente. — Ya te di mi diagnóstico, ahora confírmalo. ¿Desde cuándo te sientes extraña cuando estas con él?
— No me siento "extraña". — Ruedo los ojos y pienso por unos segundos mi repuesta, rebusco en mis recuerdos más cercanos y cuando lo tengo cierro los ojos con fuerza, mierda. — Desde que estuve en la enfermería del colegio. — Murmuro con todo mi pesar.
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Emily (en edición)
FantasyEmily Thompson se describe a sí misma como una chica normal. Una chica normal que no puede olvidar su dura y trágica infancia, claro. Ha sufrido demasiado y no está lista para enfrentarse a cosas peores. Sin embargo, la vida a veces puede ser un poc...