Capítulo 47.

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Mamá se encuentra tan o más nerviosa que yo moviéndose de un extremo al otro de la sala esperando que Mackenzie se despierte. Noah, mi madre y yo la rodeamos mientras mi amiga aún sigue desmayada en el sillón.

Muerdo mis uñas con fuerza para retener un sollozo de la impotencia de no poder haber hecho nada ante esta situación. Suspiro y me siento a los pies de Mackenzie observando como sus ojos se encuentran cerrados y su respiración calmada.

  — No sé qué pensar al respecto, Emily. Esperaba cualquier cosa menos escuchar como casi tiran mi puerta abajo y entran con Mack en este estado ¡¿Cómo quieres que esté tranquila sabiendo que mi hija está tranquila?!

No fue una decisión muy acertada haberle contado a mi madre la verdad sobre lo que ocurre pero no estábamos en condiciones de mentir en un momento así y no quiero ocultar más secretos por el momento. Fue un milagro el hecho de que ni Marco ni Leo se encontraran en casa cuando llegamos sino sería una situación difícil de explicar para personas que no están al tanto de los súper humanos pero, por suerte, ambos fueron a arreglar las últimas cosas para su mudanza

Froto mis palmas impacientemente mientras miro la puerta de reojo esperando que Violet y Melanie aparezcan por allí dado que pasada la media hora de no saber nada de ella comenzamos a sudar en frio. Giro mi cabeza cuando visualizo un movimiento a mi lado. Mackenzie se incorpora de golpe, sentándose con prisa y gritando a todo pulmón.

  — Ya estás a salvo, Mackenzie. Tranquila. — Respira temblorosamente y sus ojos se llenan de lágrimas en cuestión de segundos.

  — E-esa chica forcejeó conmigo hasta que caí rendida, ni siquiera pude gritar o... — Traga saliva. — ¡La vi usar un poder! — Abre aún más los ojos como si se salieran de sus cuencas. — ¿Cómo llegamos aquí? ¿Están todos bien?

  — Oye, no hables tan rápido. — Noah trata de tranquilizarla. Se arrodilla frente a ella y le aconseja que siga unos pasos para manejar su respiración. Mamá se ofrece para darle un vaso de agua fresca y corre hasta la cocina. — El bando malvado ya está tomando acciones y nos tomaron desprevenidos. La única chica que entró en la cafetería y no la vi salir fue la que entró junto con tu amigo. — Me señala. — El tinte azul de su cabello es característico de una chica de mi clase: Kate Smith.

  — No me suena su nombre.

  — Es una alumna transferida, llegó hace un par de meses. — Rueda los ojos. — Tengo el título de guardián en vano, ni siquiera pude deducir algo tan sencillo. Tendría que haber sospechado desde un principio. — Suspira. — Esto es tan extraño, después de todo, los demás tenían razón. — Se ríe de mala gana. — Ha de ser hija de intermedios, no puede tener un poder así y ser del bando malvado sin otra razón.

  — Espera, ¿Entonces los poderes no definen el bando al que perteneces?

  — Claro que no, es una tonta metodología que utilizaban antes y que algunos siguen creyendo pero el hecho de controlar el fuego no te hace del bando malvado o curar a las personas no te hace del bando bueno, ¿Entiendes? Hace mucho tiempo que dejó de regir esa regla y creo que fue algo que todos agradecimos, es horrible que con solo ver tu poder asuman de que bando eres. —Rasca su cabeza. — Pensé que Violet ya te lo había explicado.

  — Es probable aunque estos días mi mente está muy dispersa. — Río con nerviosismo. — ¿Sigues sin tener noticias de las chicas? Si pasan quince minutos más debemos regresar e ir a buscarlas.

  — En ese caso, iré yo, no podemos exponerte, Emily.

Con la llegada de mi madre que aparece con un vaso cargado de agua y se lo entrega a Mackenzie con sumo cuidado, nos sumergimos en un extenso silencio. Todos miramos un punto fijo mientras escuchamos el continuo movimiento de las manecillas. Casi sin darnos cuenta, pasan más quince minutos. Muerdo mis uñas y muevo mi pie con rapidez, observo a Noah de reojo y, adivinando mis intenciones, nos paramos al mismo tiempo. Prácticamente corro hasta la puerta con el único objetivo de hacer lo que sea para ir por mis amigas, escuchando los pasos de mi amigo a mis espaldas.

Emily (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora