MACKENZIE.
Exhausta, tomo agua de mi botella y tomo grandes bocanadas de aire.
Luego de que mi padre me retirara del colegio, he practicado sin parar desde hace más de una hora y media. Mis profesores de danza suelen ser exigentes pero ahora lo son mucho más, después de todo, será una gran competencia en el caso de que logre entrar.
El instituto de artes me ha dado grandes oportunidades, claro que no solo a mí sino a todos que ellos que vienen aquí y deciden perseguir sus sueños hasta conseguir cosas grandes. Tanto así como competencias en distintas regiones del país.
Emily y yo nos conocimos aquí, tranquilamente puedo decir que esta es mi segunda casa, es en donde pasó más tiempo y es algo que me encanta.
El profesor pasa frente a cada alumno dando correcciones personales, se detiene frente a mí y me observa con una pequeña sonrisa.
— Muy bien, señorita Brooks, solo una sugerencia: levante un poco más los brazos al final y nunca se olvide de hacer el empeine, ¿Entendido? — Asiento. — Eso es todo, pueden tomar un descanso. En caso de que quieran seguir practicando, los salones 4 y 7 están vacíos.
Todos sueltan un suspiro exhausto al mismo tiempo, incluyéndome.
Mis compañeras descosen tomar ese descanso e ir a tomar algo para despejarse unos minutos, me invitan a ir con ellas pero decido quedarme aquí y ensayar por última vez.
— Tranquilas, las alcanzaré en unos minutos. Estaré en el salón 7 por si me necesitan. — Les digo antes de dirigirme a dicho lugar.
Entro al salón y enciendo la luz, a pesar de no ser un salón muy usado es uno de mis favoritos por lo grande que es y la iluminación que posee, además de todos los espejos.
En el equipo de música reproduzco la canción con la que voy a audicionar: Chandelier, de mis canciones favoritas de Sia.
Busco el centro del lugar y al comenzar la música me dejo llevar por ella y todos los pasos que he practicado y memorizado por semanas.
Todos los que me conocen saben que el baile es mi cable a tierra, y estar arriba de un escenario en una competición o presentación es algo que me fascina. Sentir esa adrenalina es inexplicable, y esa alegría de saber que amo lo que estoy haciendo.
Mis pies se mueven por sí solos, reconociendo cada paso y haciendo el empeine que el profesor me ha marcado. Estiro mis brazos y doy un salto para terminar la coreografía, terminando frente al espejo.
La música termina y con ella la coreografía. Cierro los ojos al mismo tiempo que tomo una gran bocanada de aire y relajo mis hombros.
Siento aplausos a mis espaldas y me giro encontrándome, sorpresivamente, a Ethan. Se acerca a mí con lentitud hasta quedar frente a frente
— Hola, bella muñeca bailarina.
— Hola Ethan. — Lo recibo con un sonrojo en mis mejillas. Algo que se ha vuelto normal cuando estoy con él. — ¿Qué haces aquí?
— No me esperabas, ¿verdad?
— Para nada.
— Me alegra haberte sorprendido. He venido por mi hermano. Bueno, en realidad más por ti que por él, pero vine. — Río y él lo hace conmigo. — Emily me dijo que estabas aquí, así que luego de terminar la última clase decidí venir para inscribir a mi hermano y de paso ver si lograba encontrarte.
— Y lo hiciste. — Sonrío ampliamente. — No me habías dicho que tu hermano estaría interesado en este instituto.
— Le regalaron una batería para su cumpleaños y a pesar de que lo que sabe lo aprendió solo, es muy bueno en ello. — Dice orgulloso. — Estar aquí lo ayudará a mejorar.
— No lo dudo.
— Debe hacer una audición, pero estoy más que seguro que entrará.
— Me encanta que estés tan orgulloso de tu hermano, Ethan.
— Tiene diez años pero es asombroso en lo que hace.
Sonrío mucho más. Este chico no podría ser más tierno. Cada conversación que hemos tenido, ya sea por mensaje o frente a frente, provoca que me guste mucho más.
Quedamos en un silencio cómodo por varios minutos, solo mirando al otro.
— Eres como una muñeca de porcelana cuando bailas, te ves muy frágil, delicada y preciosa desde el ángulo que se te mire. — Corta nuestra distancia con dos pasos.
— ¿Lo dices en serio? — Susurro levantando la cabeza, quedando muy cerca de sus labios.
— Claro que sí.
Me paro de puntillas y tomo la iniciativa juntar sus tentadores labios con los míos. De hecho, este beso solo era algo que estábamos postergando desde hace unos días, ya tuvimos unas pequeñas citas y en cada una de ellas intentamos besarnos pero por algún motivo u otro no alcanzamos a hacerlo, por lo que no me sorprende que me esté respondiendo el beso en menos de diez segundos.
Pasa sus brazos alrededor de mi cintura acercándome a él. Nos besamos por varios minutos hasta que nos detiene la falta de aire y unos leves golpes a la puerta.
— Mack, ¿Estás ahí? En treinta minutos comienza la audición y el profesor nos está reuniendo a todos, sólo faltas tú.
Me miro en el espejo, mis labios están tan hinchados que no los reconozco y ni hablar de mi temblorosa respiración.
— ¡Voy enseguida!
Mi compañera se va de inmediato y Ethan y yo volvemos a quedar solos.
— Bueno, Muñeca. No quiero que pierdas más tiempo, suerte en tu audición, aunque no la necesitas ya eres asombrosa. — Deja un casto beso en la comisura de mis labios. — Es muy probable que nos veamos seguido por aquí también. — Murmura antes de separarse del todo de mí, guiña un ojo antes de darse la vuelta y salir del salón.
Me deja con una tonta sonrisa en el rostro. Agarro el reproductor de música y lo llevo conmigo hasta el otro salón de ensayo, en donde solo falto yo.
Evito pensar en lo sucedido y solo centrarme en el baile para recordarlo sola, en casa, con más tranquilidad y sin presiones.
Oh vaya, también es algo que debo contarle a mi mejor amiga. No puedo guardar secretos con ella, y sé que ella tampoco sería algo que ella haría conmigo.
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Emily (en edición)
FantasyEmily Thompson se describe a sí misma como una chica normal. Una chica normal que no puede olvidar su dura y trágica infancia, claro. Ha sufrido demasiado y no está lista para enfrentarse a cosas peores. Sin embargo, la vida a veces puede ser un poc...