Capítulo 24.

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LEO.

El alcohol en mi cuerpo hace efecto recién cuando me recuesto en mi cama. Me río cuando toda mi habitación parece dar vueltas. Intento sentarme siento como si una fuerza me empujara hacia atrás y caigo de espaldas, me vuelvo a acostar.

Ethan me observa con el ceño fruncido desde la puerta, con sus brazos cruzados sobre su pecho.

  — ¿Vas a hacer que siga perdiendo mi tiempo o vas a hablar de una vez?

  —Bien, bien. Lo siento. — Me río. — Lamento no hablar antes y siento no disculparme contigo ¡lo siento doble! — Suelto una carcajada y niego con la cabeza por mi propio chiste.

  — No te veías en este estado hace cinco minutos.

  — Efecto tardío supongo. — Bufo. — ¿Qué te iba a decir?

  — ¿Sabes qué? Ahórrate tus disculpas, volveré contigo y si realmente quieres disculparte lo harás sobrio. Adiós.

Se da vuelta para cruzar hasta la otra habitación. En un intento de detenerlo me siento con rapidez y todo vuelve a girar a mí alrededor.

  — ¡Espera! — Contengo las náuseas repentinas.

Logro que se dé vuelta. Se cruza de brazos una vez más y eleva su barbilla.

  — Eres mi amigo inconci... incondio... ¡incondicional! — Rueda los ojos. — No quería tratarte mal pero sabes que soy así, no lo hice aprosito.

  — A propósito. — Me corrige, soltando un bufido.

  — Eso. — Aclarando mi garganta, trago la bilis. — Soy un tonto y rezon.. reconozco.

  — ¡Al fin lo admites! — Aplaude con sarcasmo. — Borracho pero igual cuenta.

  — ¡No me interrumpas! — Digo mientras busco a tientas mi cama, el mareo no me deja verlo con claridad y solo hace que quiera dormir, pero necesito disculparme antes.

Antes de sentarme Ethan se acerca a mí y me toma del brazo, intento liberarme de él pero me agarra mucho más fuerte.

  — No estás sentándote en la cama, Leo. — Me lleva hasta ella y me deposita allí. — Ahora sí.

  — F-fui un tonto, estaba un poco celoso de ti ¡Pero muy muy poco, eh! — Aclaro por las dudas, para no confundir los hechos. — Mi padre siempre me regaña por no establecer una buena relación con Em-Emma y su madre pero...

  — Emily. — Vuelve a corregirme.

  — Ella. — Suelto una risa. ¿Quién era Emma?

  — ¿Y?

  — ¿Y qué?

  — Dios, es tan difícil hablar contigo cuando estás así. — Golpea su frente con la palma de su mano. — ¿Qué ocurre con tu padre, Emily y su madre?

  — ¡Ah! Marco quiere que me lleve bien con ella pero me es difícil, ¡Lo intente!

  — Claro...

  — ¡Traté! Pero Emilia es difícil.

  — Cómo si tú no lo fueras.

  — Envidio tu capacidad de caerle bien a las personas, en el buen sentido. — Siento que el sueño quiere vencerme pero abro mis ojos para mantenerme despierto un poco más.

  — Tú no haces nada al respecto, la tratas mal y eres arrogante.

  — ¡Hey! Creí que eras mi amigo.

Emily (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora