Capítulo 23.

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Mi hermanastro sigue tocando la puerta mientras yo no sé qué formular para responderle.

Mi vista cae en el libro sobre las piernas de Ethan. Bajo de mi cama, lo agarro y lo vuelvo a meter dentro de mi bolso en un intento de ocultarlo.

Les dirijo una última mirada a mis dos amigos tratando de decirles "no digan nada sobre esto", mientras camino hasta la puerta de mi habitación y la abro, encontrándome con los ojos celestes de Leo.

  — Repito, ¿Está todo bien ahí?

  — Si, solo... — Caigo en cuenta de que él no tendría que estar aquí en este momento. — ¿Tú no estabas en la fiesta?

  — Exacto, estaba. — Sonríe. — Problemas con Michelle, nada grave. ¿Qué hacías tú? Tu voz de molestia se escucha desde las escaleras.

  — ¿Cuánto has escuchado, exactamente? — Siento como mis mejillas se sonrojan.

Cruzo los dedos para que no haya entendido sobre lo que ha hablábamos y que, por ello, no me haga preguntas.

  — Solo lo último. — Entrecierra los ojos. — ¿Ocultas algo?

Tan rápido como me sonrojé, palidezco.

  — ¿Q-qué?

  — ¡Estoy bromeando Emilia! Reconozco las peleas de mejores amigos, por cierto ¿Está Ethan allí? Debo hablar con él.

  — Yo...

Le doy la espalda para mirar al recién nombrado, el cual niega con la cabeza muchas veces y con sus brazos hace una cruz.

  — Sé que estás allí, Ethan. — Leo mueve la puerta, corriéndome a mí también, y deja el especial suficiente como para poder verlo. — ¿Podemos hablar?

  — ¿Ahora quieres hablar? Después de... — Cuenta con sus dedos. — ¡Casi tres días!

Me cruzo de brazos, escuchando otra discusión entre amigos.

  — Por favor, Ethan.

  — ¿Y si no quiero hablar contigo ahora?

  — Mira, puedo pedírtelo de rodillas si quieres. Debo disculparme contigo.

  — ¿Por qué? — Lo mira con sus ojos entrecerrados. — Pudiste hacerlo antes.

  — ¡Por favor!

Sin saber qué hacer con exactitud, Ethan nos mira a Mack y a mí pidiendo ayuda. Su novia suelta un suspiro y se acerca a él a gatas para tocar su hombro.

  — Haz lo que te parezca mejor. — Susurra no tan bajo. — Yo también debo hablar con mi amiga. — Besa castamente su mejilla.

Nuestro amigo suelta un largo suspiro y termina asintiendo, le sonríe a Mackenzie y luego besa su frente para levantarse y pararse frente a Leo.

  — Necesitamos un poco más de privacidad. — Advierte mi hermanastro saliendo de mi cuarto mientras es seguido por Ethan.

Cuando solo Mackenzie y yo quedamos en mi habitación, evito su mirada y vuelvo a sentarme en mi cama con las piernas cruzadas.

Sin saber que decirle, cierro fuertemente mis ojos.

Quiero disculparme con ella, claro que sí, pero también debe entender lo que siento en este momento, ¡apenas sé quién soy ahora!

  — Lo lamento. — Digo abriendo los ojos sorprendida al escuchar salir las mismas palabras de sus labios casi al unísono.

  — No tendría que haberme exaltado de esa manera, estoy tan estresada con todo esto, Mack. — Muerdo mis uñas. — Sigo sin comprender porque soy así, estoy cien por ciento segura de que mi madre no sabe nada al respecto y mi padre... no sé qué decir sobre él, no puedo preguntarle nada. — Suelto una risa seca. — No recuerdo que haya dicho algo sobre esto en algún momento, ni siquiera un comentario.

Emily (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora