Capitulo 28

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Subimos al auto y partimos a la clínica, que quedaba algo retirada de la casa. Atravesamos la ciudad, y yo sentía un susto en mi pecho, una presión, no sabía que me preocupaba. Temía de algo, algo que no sabía que era. Mientras el auto avanzaba yo solo sacaba posibles conclusiones. El pendrive estaba en mí poder, ¿qué más podría pasar? Carlos tenía amnesia, y posiblemente jamás recordaría lo que paso. Así que no podía ser lo del video lo que me preocupaba. Paola noto mi aislamiento y me pregunto que si algo me ocurría, pero no quería preocuparla, por lo tanto decidí evadir su pregunta. Al cabo de un largo rato llegamos a la clínica y subimos a la habitación donde se encontraba Carlos. Tenía vendas por toda la cabeza, una pequeña manguera en su nariz que llevaba oxígeno a la misma, y su pecho estaba descubierto lleno de cables que mostraban en un monitor los latidos de su corazón.  No puedo negar que se me hizo un nudo en la garganta y sentí algo de lastima al verlo en ese estado… Paola cerró la puerta con fuerza accidentalmente; y Carlos abrió los ojos; sentí una presión en mi pecho, me ahogaba; en ese momento recordé todo y me imagine lo peor, pero el solo se quedó viéndonos y volvió a cerrar sus ojos.

                -Debería de quedarse así por siempre ¿no crees?

                -No Paola.

                -Ay amor, es solo un comentarios para dar algo de animo a este ambiente tan pesado.

                -Pao, no es correcto ese comentario.

                En ese momento entro a la habitación un hombre alto, de piel blanca, cabello negro, una fina barba le cubría el mentón, sus ojos eran claros, y sus labios eran algo finos, tenía una nariz muy perfilada y unos lentes con un estilo muy moderno le adornaban los ojos. Lucia muy bien, pero parecía íntimamente, era imponente. Extendió su mano para presentarse a Paola

                -Buenos días, mi nombre es Fernando Estrada. Soy el abogado del Señor Carlos. –Su voz era tan gruesa y usaba un tono que aumentaba su efecto de superioridad. Seguidamente extendió su mano a la mía.-

                -Buenos días, Soy Paola Di Fiore y ella es mi esposa Samantha Miller.

                -Sí, soy la ex de Carlos.

                -Justo a ustedes necesitaba localizar, debo decirles que minutos antes del accidente Carlos me había contactado para notificarme él envió de la una copia, de un video o algo así. Vale destacar que la recibí, pero no hice apertura del mismo, con solo ver la imagen  que mostraba como portada me basto, Carlos dijo que las confrontaría y que algo podría pasar, así que ya ven.

                -Genial, lo que faltaba.

                -Pretendo entablar una demanda contra ustedes, a menos que me den una buena razón para no hacerlo. Aunque estoy muy consciente de que su demanda podría llevar a la cárcel a mi cliente, ya que sé que usarían el video como muestra.

                -¿Y tenemos que platicar eso aquí?

                -No necesariamente, podemos ir a la sala de espera o a tomar un café, como ustedes deseen para mi está bien.

                -A mi oficina, no quiero estar aquí.

                El abogado accedió y nos fuimos a la oficina que estaba en la tienda principal. Al pasar media hora ya estábamos ahí, lo invite a sentarse y servimos unos cafés.

                -Sin titubear chicas, tengo cosas por hacer. Quiero escuchar su argumento.

                -Perfecto, prepárese que es una larga historia.

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