Capitulo 23

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Paola y yo no sabíamos que hacer; nos mirábamos y seguidamente mirábamos a Jesús. Así nos mantuvimos un rato, como esperando la autorización de la otra para decirle a Jesús lo de nuestra relación. Por fin él rompió el silencio y el orden de las miradas.

            -Hablen de una vez chicas, de verdad, me estoy empezando a estresar.

            -Pero….

            -No, cállate Samantha, ve con calma.

            -¡Que calma nada! Ya digan de una buena vez que son y que tienen.

            -Bueno Jesús, Paola y yo estamos casadas….

            -Mierda, lo sabía, le gane la apuesta a mama.

            -Un momento ¿De qué hablas, que apuesta?

            -Si hermana-decía entre risas- mama y yo sabíamos que algo tenían, bueno, realmente era yo quien estaba seguro, pero ella decía que no, que no lo creía, que confiaba en que era solo una amistad. Así que, decidimos apostar una buena pasta. La apuesta se basaba en que yo ganaba si tu realmente eras lesbiana, y que obviamente tenías, bueno, tienes algo con Pao.

            -Ah, mira esto Paola ¡Qué lindo Jesús!

            -¡Ay! Cálmate Sami, que mi mama estará tranquila.

            -Verdad amor, míralo por el lado bueno, ya no será tan complicado decirle esto a  tus padres.

            -Pues sí, pero igual andan hablando a mis espaldas.

            -Perdona Samantha, hablando de lo que es muy obvio. Ya sal de ese closet que ahí no pega sol.

            -Ay qué sentido del humor el tuyo.

            -Amor, Jesús; ya cálmense. Vamos a comprar algo de comer y vamos a la casa de sus padres para salir de esto de una vez. .

           

            Con la idea de Paola finalizo la conversación; así que Paola y Jesús fueron a la cocina por algo de beber mientras yo me daba una ducha y me cambiaba la ropa.

            -Jesús, ¿lo de la apuesta es enserio?

            -No tengo porque mentir al respecto Paola, mira, mi madre hace algunos años mientras hablábamos un día me dijo que ella sentía que Samantha un día le saldría con que tú le gustabas, porque para ella la unión entre ustedes iba más allá de esa fuerte amistad. Yo le dije que estaba loca, que eso era una amistad y ya. En ese momento mi padre entro y al parecer ya tenía rato escuchando la conversación. Le grito a mi madre y le decía que ojala Samantha nunca le saliera con lo del lesbianismo, porque la mataría a golpes, al igual que a mi si un día le decía que me gustaba un hombre, claro que a mí me encantan las chicas. Pero el caso, es que temo de la reacción de papá cuando Samantha y tú le digan que son pareja y que se casaron.

            -¡¿Por qué demonios no habías dicho nada?! No pienso tolerar que tu padre golpee a mi esposa, no puedo llevarla a eso, lo siento, no tolerare su homofobia.

            -No soy capaz de decirle  mi hermana. Pero Nuestros padres deben saber lo de ustedes. Vamos a ir, yo la defenderé.

            -Júralo.

            -Lo juro.

            Cuando llegue a la cocina, Paola y Jesús estaban algo tensos, me pareció extraño.

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