Capítulo 14

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     Nuestro segundo día en Bélgica: despertamos, nos duchamos y nos sentamos desayunar. Era toda aquella rutina de aseo en la mañana.

     -Paola, ¿qué haremos hoy?

     -No tengas prisa, tendremos mucho por hacer, pero saldremos por la noche quizá.

 

     -¿Es muy complicado decirme qué haremos?

     -Te lo acabo de decir, Samantha.

     -Pues quería escuchar otra cosa.

     -Pues lo siento, quizá aquí todo sea una sorpresa.

       No había despertado de buen humor, pero yo debía controlarme, no podía arruinar el viaje con mi carácter.

       Acabamos todo aquello y me pidió que me arreglase, para salir. Con gusto lo hice; tome un lindo vestido que tenía, me lo puse, arregle mi cabello y use unos tacones negros. Habíamos rentado un auto para salir por la ciudad, aprovechando que ya Paola la conocía.

      

       -Mi vida, hoy quiero qué conozcamos un hermoso lugar.

       -Cualquier lugar a tu lado será hermoso.

       -Si, pero éste es particular hermoso.

       -Pues vayamos ahora mismo.

       -No tengas prisa pequeña, es algo lejos.

      Pasaron por lo menos dos horas antes de llegar a aquel lugar. Creo haber dormido en el camino. Paola me pidió que bajase del auto. Bajé, y camine un poco; frente a mi se encontraba una majestuosa vista, la ciudad entera, y algunos alrededores. Era increíblemente hermosa. Paola se abalanzó sobre mi, por mi espalda, abrazándome como nunca lo había hecho y susurro un delicado «Te amo» en mi oído derecho. Aquella frase recorrió mi cuerpo (si, eso era totalmente posible cuando se trataba de amor) cada letra se plasmó en mi alma aquella vez...

      -Samantha Miller, te he traído aquí hoy para jurarte frente a esta hermosas ciudad, mi amor....

      Mi cuerpo y mi cerebro se volvieron estúpidos en aquel momento, me puse nerviosa y muy eufórica, pero permanecí quieta, con una sonrisa y mirándola fijamente.

      -...Eterno, puro y solo para ti. Samantha, ¿te quieres casar conmigo? -quede sorprendida- Prometo hacerte feliz, darte todo el amor qué necesites, hacerte la mujer más feliz del mundo, prometo llevarte a conocer cada rincón del misterioso mundo del amor, que esta lleno de particulares experiencias. Experiencias que viviremos juntas, claro, solo si ti aceptas mi propuesta de ser feliz, casándote conmigo.

    

       Me quede en silencio, no sabia que decirle, o si lo sabia, obviamente le daría el esperado si, por lo menos eso creía. Pero lo que me había dejado literalmente muda, fueron sus palabras, llenas de honestidad, que era el principal elemento que debían tener las acciones dirigidas a mi para conquistarme, enamorarme y elevarme. 

 

     -Entonces Samantha, ¿Aceptas?

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