Capitulo 3

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El lunes por la mañana cuando desperté baje a desayunar, note que Paola ya se había ido. Apenas eran las ocho de la mañana ¿Dónde podría estar? La intriga me consumía así que le marque a su celular.

-¿Pao, donde estás?

-Salí para hacer unas cosas.

-¿Qué cosas?

-Unas compras y buscar empleo.

-Eres muy tonta, puedes trabajar en la tienda.

-No quise molestar

-Tú jamás me molestas.

-Déjame término de comprar y voy a la tienda.

-Te espero allá.

Subí para vestirme y cuando culmine me fui a la tienda. Cuando llegue ya Paola estaba ahí, apenas la vi supe que me había mentido con respecto a lo que había estado haciendo. No estaba de compras, su cambio fue radical.

-Paola, tu cabello ¿Qué has hecho?

-¿Esta mal?

-Para nada, es genial.

-¿Te gusta?

-No, me encanta. Te quedo maravilloso.

Sí que lucía maravillosa, no negare que su enorme cabellera me encantaba, pero eso que se había hecho me hacía delirar. Ese corte de cabello al estilo de Tegan Quin era hermoso, quedaba perfecto con su delicado rostro, hacia una sensual combinación con sus ojos rayados de color grisáceo con ese toque verdoso, sus largas y hermosas pestañas, su blanca piel... no había dudas que Paola era hermosa, hermosa y perfecta. Pero, no entiendo por qué debo describirla así, ¿Por qué me importa tanto?, hay momentos que siento que esto va más allá de un amor de amigas. Deje a un lado mis raros pensamientos y le asigne un trabajo a Paola y así transcurrió el día. Por la noche, cuando estaba por cerrar la tienda, Carlos llego y estaba muy enfadado, realmente no me preocupaba su actitud.

-¿Qué te ocurre Samantha?

-Nada, ¿y a ti?

-¡No me salgas con sarcasmos!

-A ver, te relajas, estas en mi lugar de trabajo, no en tu casa.

-No me importa, ¡Quiero explicaciones!

-Yo mejor los dejos solos -dijo Paola un poco nerviosa-

-Tú no te vas Paola, quédate, y ¿Sabes algo Carlos?

-¿Ahora qué?

-¡Te puedes ir a la Mierda!

-¿Me estas dejando?

-Si Carlos, ningún idiota tiene el derecho a gritarme y mucho menos alguien como tú.

-Bueno, entonces me voy. Pero, recuerda que no encontraras a alguien como yo.

-Esa es la idea cariño, ahora desaparece.

Sentí una gran satisfacción, pero también había un toque de tristeza en mi corazón. Paola me miro y me abrazo.

-Lo siento mucho Samantha. Eres fuerte.

-¿Por qué lo dices?

-Le terminaste por una cosa insignificante. Aunque él no me caía nada bien.

-No creo que haya sido insignificante.

-Bueno no importa. ¿Quieres ir a celebrar?

-Supongo.

Nos fuimos a casa para cambiarnos el atuendo, pero al llegar nos consumió el cansancio y eso nos obligó a quedarnos. Esa noche nos quedamos en la misma habitación; en mi habitación. Se supone que veríamos una película, pero ya me estaba afectando lo de Carlos, así que me acosté sobre sus piernas mientras ella acariciaba mi rostro.

-Samantha, quiero pedirte disculpas.

-¿Por qué?

-Por lo que ocurrió la otra noche.

Entonces me senté en la cama a su lado para así verla a los ojos.

-No te preocupes por eso, son cosas de un momento, te comprendo.

-Es que...

-Tranquila.

Me miro y tomo mis manos, acerco su boca a mi oído y susurro despacio un delicado y sincero "¡Te amo!", luego me miro y solo recuerdo sentir sus labios tocar los míos, sus suaves y delicados labios, no pude evitar responder ese beso, sé que no duro mucho pero fue algo maravilloso, aunque algo me perturbaba así que me separe, la mire y deje escapar una lagrima, me levante y me fui al baño corriendo y moje mi cara pero Paola corrió detrás de mí y entro al baño.

-Perdóname, fue un impulso.

-¿Por qué lo hiciste?

-No sé, prometo que no volverá a pasar.

-¡Estás loca! Somos amigas y ¡Mujeres! Esto no estuvo bien.

-Pero...

-Nada Paola, está mal y punto.

-De verdad lo siento mucho, perdóname.

-Déjame sola por favor. -Paola se retiró-

-¿Qué me está pasando? Quizá solo sean ridiculeces o estoy soñando, o tal vez solo estemos confundiendo esta amistad con otra cosa. No, yo sé que hay algo más. Cielos, me odio tanto.

¿Amigas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora