Se me hacía tan extraño que cada vez que intentaba estar con ella, algo o alguien interrumpía. Bueno, esa noche luego de que se fueran los policías entramos a casa, calladas, sin mencionar palabra alguna. ¡Qué momento tan incómodo! Paola entro al baño. Sin siquiera mirarme a la cara, claro sabía que si intentaba decirme que se iba a su casa yo no la dejaría. Me fui a mi cuarto, me duche y me senté en la cama a pensar, supongo. Pero, escuche pasos en el pasillo y antes de yo poder pensarlo ya Paola había entrado al cuarto.
-¿No piensas terminar lo que empezaste?
-¿De verdad quieres eso?
-De ti quiero absolutamente todo.
Se acercó hacia mí, y me beso… claro, no todo quedo en un simple beso, Paola tenía la gran virtud de excitarme bastante rápido, y por lo visto ella también lo hacia con la misma rapidez y eficacia que yo, podía escuchar du respiración, que a medida que tocaba su cuerpo se aceleraba cada vez, eso me encantaba, saber que le proporcionaba placer, me hacía sentir muy bien. Al cabo de unos minutos, retome lo que había dejado, o bueno lo que estaba empezando a hacer antes de que los policías llegarán. Introduje mi dedo en su vagina mientras la besaba, sus movimientos eran constantes, dejaban saber que ella quería más, empecé a moverlos a un ritmo más acelerado.
-¿Eso es todo?
-¡¿Puedes más?!
-Cuatro.
Sí que me sorprendió, pero en ese momento entro la duda a mi cabeza de “¿Cuántas veces Paola habrá hecho esto?”. Evite darle importancia en aquel momento y continúe, tal y como me lo pidió, fueron cuatros los dedos que entraron en ella aquella noche. Me encantaba escuchar sus gemidos, ver su piel erizarse, yo lo disfrutaba, disfrutaba sentir esa humedad en mi mano y luego ese sabor salado en mi boca… Sin temor alguno, Paola dejaba salir todo aquello que jamás vi, esa mujer pasiva que conocía había desaparecido en aquel momento, pero eso no me molestaba, al contrario, me gustaba.
Su orgasmo llego entre mordidas, gemidos y gritos. Cayo a la cama, me acerque a ella y la tome entre mis brazos, acariciándola, haciéndola sentir amada, realmente era así, yo la amada. Luego volvió a mi aquélla interrogante, pero esta vez no la reprimí y le pregunté.
-Amor de mi vida -sí, era extraño, pero así era- ¿Ya habías probado esto? Si no quieres o te sientes incomoda no lo contestes. De verdad, solo si quieres.
-De nada servirá ocultarte algo. Sí, siempre fui así.
-¿Cómo es que no lo sabía?
-Pues yo temía a tu rechazo, jamás hubiera podido con eso. Quizá no me importe el resto del mundo, hasta mis padres podrían quedar en un segundo plano en caso de que me fuesen rechazado, pero la vida me dio los mejores padres del mundo. Pero de ti, jamás hubiese podido soportarlo. Te amo, tú eres mi vida, siempre fuiste mi vida…
-Perdona que te interrumpa, pero, ¿desde cuándo te gusto?
-Desde siempre, fuiste la primera mujer que me gusto, solo que había aprendido a ocultarlo, a dominarlo, a reprimirlo, pero ya no pude más. No puedo ocultar que te amo más de lo que siempre demostré y de manera distinta.
-Ya, no importa. De ahora en adelante tú seras para mí y yo seré para ti, seremos una pareja, para darnos amor y brindarnos apoyo…
-¿Estás hablando en serio?
-Solo si tú lo aceptas, claro.
-Toda mi vida espere eso.
-Pues ya llego.
Ella estaba bastante agotada y mientras yo acariciaba su cabello, se quedó dormida. Yo me quede pensando en lo que vendría después de aquella noche, de aquella conversación.
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¿Amigas?
RomancePaola y Samantha son mejores amigas desde su niñez, pero han notado qué su amor sé ha tornado diferente y sentirán la necesidad de amarse una a la otra. No será fácil pero lucharán por su amor y por vivir una intensa relación.